Pasaron varios días luego de mí regreso. Akira y yo hemos estado más cerca últimamente. La relación ha mejorado grandemente. Podemos tener una conversación sin salir discutiendo. Las cosas han cambiado para bien, algo que me agrada. He estado asistiendo al Hotel y buscando la forma de acercarme a su hermana. Por otro lado Akira se la pasa vigilándome de que no me acerque a Kazuo. Sus celos son enfermizos. Creo que hemos adelantado bastante con el tema de su hermana. Ella me habla con algo de confianza, al igual que su manager, parecemos grandes amigas en tan poco tiempo. Es algo incomodo porque en ocasiones no deja de hablar de Akira. Al parecer su relación con el ha ido fluyendo también. No puedo negar que me matan los celos la mayoría de las veces, escuchar que hablen de tu esposo en tu cara y no poder decir nada es algo frustrante. Quedamos en salir a cenar los cuatro esta noche. Hoy como de costumbre he estado en el Hotel, no contaba con encontrarme con Gina.
—¿Reiko?— corrió hacia mí y me abrazó —. ¿Cuánto tiempo sin saber de ti? ¿Cómo has estado?
—Bien, ¿Y tú?
—Bien, ¿Qué sucedió que no viniste a trabajar más?
—Había encontrado otro trabajo y lo acepté.
—¿Vas a regresar?— preguntó, así que le dije sobre la propuesta de Kazuo—. ¿Por qué no regresas?
—Lo estoy pensando todavía.
—Deberías considerarlo, además así podemos estar juntas.
—Lo pensaré, Gina, no es tan sencillo como parece— con ese esposo celoso que tengo, es imposible.
—Estoy tarde para comenzar. Espero poder verte de nuevo y por favor, llámame, tienes mi número— se despidió y se fue. Cuando fui a girarme para seguir caminando, me tropecé con un hombre que venía corriendo por el camino.
—Discúlpeme, señorita, no vi por donde corría.
—No se preocupe, pero no se supone que corra en el pasillo— este hombre me parecía haberlo visto en alguna parte, aunque no estoy segura de donde. Era alto, pelo negro largo, tez blanca, y unos ojos azules. Si lo hubiera visto realmente no creo haberlo podido olvidar fácilmente. Es demasiado atractivo. ¿En qué estoy pensando? Sacudí mi cabeza ante ese pensamiento extraño. Yo solo tengo ojos para Akira.
—Estaba buscando a mi hermanito, pero no lo encuentro por ninguna parte — dijo rascándose la cabeza—. ¿No lo ha visto? Es un niño pequeño de unos 6 años, estaba hace un momento por aquí.
—No, no he visto a ningún niño—no sé porqué no puedo dejar de contemplar su extraña belleza. Es algo extraño, jamás he sentido algo así por nadie, aparte de Akira. Me siento mal por esto—. Espero pueda encontrarlo. Suerte.
—¿Trabaja aquí?— preguntó.
—Trabajé un tiempo.
—Entonces, ¿Conoce el Hotel?
—Un poco.
—Que suerte, ¿Podría pedirle un favor?
—¿Ayudarlo?
—Si, es mi primera vez en este Hotel— miré alrededor a ver si había alguna empleada que le pudiera ayudar, pero no había nadie y negarme tan friamente me haría sentir mal, pero si Akira me ve me matará.
—Le ayudaré— caminamos por todo el Hotel —¿Cómo se llama su hermano?
—Lin. Vine a quedarme con él en este lugar y esto sucede, que descuidado fui—se veía muy preocupado. Ambos lo llamamos por su nombre, pero no hubo respuesta por ningún lado a donde fuimos.
—Será mejor que vaya a recepción, ahí lo podrían ayudar más fácilmente. Quizás regresó a su cuarto. Le aconsejo que verifique primero— me detuve frente a la habitación de él, mientras verificaba.
—No, no está— lucía desanimado. Quisiera poder servir de algo—. Bajemos a recepción y ahí podrán ayudarle.
Bajamos a recepción e hicieron un llamado para buscarlo, hasta que lo encontraron. Llegaron los guardias con el niño y lo llevaron con el hombre extraño. Se parecía mucho a él. Se abrazaron los dos y estaban en lágrimas.
—No vuelvas hacer algo como eso, no sabes lo preocupado que estaba.
—Lo siento, hermano— se ven tan tiernos de esa forma. Se ve que son bien unidos.
—Me alegra que hayan podido encontrarlo. Que tengan una linda tarde— antes de irme el hombre se acercó a mi, tan cerca que podía ver sus penetrantes ojos. Son casi igual de azules a los de Akira.
—No sabe cuánto le agradezco lo que hizo por Lin. ¿Será que puedo invitarla a cenar como agradecimiento por su ayuda?— eso es imposible.
—No, no hace falta. No hice nada, fueron ellos— si hago algo como eso, Akira lo matará a él y a mi también.
—¿Por qué no puede ir nuestra hermana con nosotros?— dijo el niño llorando.
—¿Qué? Yo no soy su hermana. — diciendo esto comenzó a llorar más—. Lo siento, no debí decir eso. Discúlpame— lo menos que quería era herir los sentimientos de un niño. Ahora me sentía mal. ¿En qué momento tuvo que pasar esto?—. Esta bien, le acepto la invitación. No llores más, pequeño—le acaricié la cabeza y sonrió. Voy a morir si Akira sabe sobre esto.
Fuimos al restaurante del Hotel. No podía dejar de mirar a todos lados, si la hermana de Akira o él me ven con este hombre, mañana no creo amanecer respirando; aunque no estoy haciendo nada malo, me siento demasiado incomoda y más sabiendo cómo se pone Akira.
—¿Le sucede algo, señorita? Ha estado muy nerviosa.
—Lo siento, nunca he estado en esta situación.
—Siento mucho incomodarla. No tiene que esforzarse. Él es un niño, pero debe entender. Sé que lo hizo por mi hermano y no sabe cómo le agradezco. Perdimos un ser querido y se siente muy solo desde que nos mudamos aquí, no ha tenido la oportunidad de jugar o conocer otras personas; aunque se comporte como un adulto sigue siendo un niño que necesita ese tipo de atención. Por eso le agradezco lo que hizo.
—No tiene que agradecerme nada, intenté hacer lo que pude. Siento mucho escuchar eso, lamento mucho la perdida. Espero puedan sentirse cómodos aquí y superar todo eso. Le agradezco mucho la invitación. Ya tengo que irme— me levanté de la mesa y él también.
—Hermana, ¿podemos ir un día al parque juntos?
—Algún día, amor. Por lo pronto pórtate bien con tu hermano y diviértete mucho— acaricié su cabeza, de alguna manera me hacía pensar en Kaori cuando sea grande. El hombre me agarró la mano y la besó.
—¿Por qué hizo eso?— mi corazón casi explota.
—Es una forma de agradecerle. Espero pueda verla en otro momento.
—No vuelva hacer eso, por favor y menos tan de repente.
—Lo siento, no lo volveré hacer. ¿Quiere que la lleve a su casa?
—No, estoy bien. Gracias. Hasta luego— me despedí y salí de ahí casi corriendo. ¿Cómo se atrevió? ¿Por qué me siento así? ¿Qué es lo que me pasa?
—¿Qué haces aquí todavía?— escuché la voz de Akira y se me erizó la piel.