—Ha pasado mucho tiempo desde que estábamos así, Akira
—Valió la pena. Si ha pasado mucho tiempo, pero no importa, lo que importa es que estamos juntos ahora y vamos a poder tener este tipo de momentos y más.
—Akira, ¿Te molestaría si busco un trabajo?— pregunté directamente, aprovechando su buen humor.
—¿Qué? ¿Para qué? Para eso trabajo yo.
—No quería preguntarte porque sabía que dirías eso. Quisiera poder ser independiente, Akira. No quiero depender siempre de tí, también quiero valerme por mi misma, y más ahora que tenemos una hija.
—No estoy de acuerdo.
—Akira...
—Es una tontería, lisa. Quiero que vivan las dos una vida tranquila, ¿Para que ir a trabajar? Les doy todo lo que tengo para que no les falte nada. No tienes que hacer nada más, solo quedarte con nuestra hija.
—Akira, no quiero depender para siempre de ti. Quiero que mi hija vea a su madre progresar como persona. Quiero esforzarme por ella, al menos permíteme eso —luego un tiempo en silencio, y varios suspiros de molestia respondió.
—Trabaja en mi Hotel.
—¿Qué? Es lo mismo. Estaría siendo por ti.
—No, estarías generando ingresos por tu cuenta y trabajando por ello. No voy a aceptar que estés lejos de mí, ¿Lo entiendes? Quiero protegerte.
—Más bien vigilarme.
—También. Dijiste trabajar, no dijiste en que, así que no puedes negar mi ayuda. Cerremos el tema aquí.
—¿Piensas que haré algo indebido? Estamos en un estado donde nadie nos conoce. Donde quedamos en tener una vida nueva, tenemos diferentes identidades, ¿Por qué te preocupas aún? No crees que estás siendo muy sobreprotector y posesivo. Quiero que solo esté encerrada en cuatro paredes y no me dejas hacer algo por nuestra hija y por mí.
—Si, soy muy sobreprotector y posesivo, porque no quiero que nadie más te mire, ni que nadie más tenga control sobre ti; así que trabajarás para mí y ya está decidido. Ahora cierra esa linda boquita y no pienses en nada más que en mí—Akira me besó, evitando que dijera nada más.
Al final de cuentas hacerlo entrar en razón es imposible. Con él siempre es lo mismo, decide todo por su cuenta y a su conveniencia.
A la mañana siguiente mi cuerpo estaba muy cansado y adolorido. Este hombre me va a matar un día. No descansamos absolutamente nada. El teléfono no había parado de sonar, deben estar buscándolo. Intenté levantarme de la cama, pero Akira me sujetó la mano.
—¿Vas a alguna parte, corderito?
—Si, voy a bañarme. Será mejor que hagas lo mismo, deben estar buscándote.
—No importa, aún tenemos tiempo para más.
—¿Estás loco? ¿No fue suficiente?
—No, un año es mucho tiempo.
—No creo que hayas esperado todo ese año sin haberte revolcando con alguna mujer.
—Eres tonta, pero me gusta que te pongas celosa. Te hace ver tan dulce— acarició mi mejilla.
—No estoy celosa. No podemos seguir, me matarás. No hemos dormido nada, y todo mi cuerpo duele. Eres un animal.
—Tu me provocaste, no quiero quejas.
—Me voy— solté su mano, y traté de levantarme de la cama, pero me dolía el cuerpo.
—¿Necesitas ayuda, princesa?— una sonrisa con aires de victoria se reflejó en él. Todo me pasa por andar de buena y provocarlo, aún sabiendo como se pone. Esta vez se fue algo lejos.
—No gracias, puedo sola— retomé mi postura y caminé al baño. Akira me siguió con la mirada. No mostré mi incomodidad, solo entré y me encerré. Espero no se le ocurra entrar y que me dé algo de tiempo en recuperarme. Necesito un buen baño y descanso.
Akira
Me llamo un número desconocido, pero me dio mala espina.
—¿Quién mierdas jode tanto a esta hora? No respondo números desconocidos— ignoré la llamada.
Lisa
—Akira, ¿Por qué no te das un baño también?
—Lo haré, luego me iré a terminar unos negocios. Por cierto, ¿Por qué no te quitas la toalla?
—Contrólate, estás demasiado hambriento aún, después de todo lo de anoche.
—Tu me pones así. Puedes quitarla un minuto, no haré nada más— su sonrisa pícara no me convence.
—¿Feliz?— quité mi toalla. Esto es vergonzoso. Akira suspiró y caminó hacia mí.
—Te ves tan bien así, se me quitan las ganas de detenerme.
—Dijiste que no harías nada más.
—No lo haré, solo estoy mirándote — acarició mi espalda y me estremecí.
—Detente— caminé a buscar mi traje y me lo puse rápidamente, antes que hiciera algo.
—Me iré a la casa. Necesito descansar, Akira.
—Te llevaría, pero no puedo irme. Tengo que cerrar unos negocios. Al desaparecer ayer, me toca hacerlo hoy.
—Nadie te manda, fuiste tú quien me arrastró aquí.
—Fuiste tu la que me provocó, pero no importa, valió la pena cada maldito segundo. Llamaré al chófer para que te recoja e irás directo a la casa.
—Gracias, Akira—mientras Akira llamaba al chófer, caminé a la puerta.
—¿No me darás un beso?— alzó una ceja y caminó hacia mi.
—Si, amor—lo besé.
—Deberías de ser así de honesta siempre, corderito—Akira abrió la puerta con las llaves, y me dejó salir.
Luego del rato, llegó el chófer a recogerme y me dirigí a la casa. Estoy ansiosa de ver a Kaori. Al bajarme del auto me encontré con una sorpresa. Mi mamá y Mr. Jefferson estaban en la puerta de nuestra casa.
—¿Qué hacen ustedes aquí?