Al despertar, no podía ver el ambiente que me hacía sentir seguridad. El olor de las flores desapareció. El sol no iluminaba la habitación, era como estar encerrada en medio de la oscuridad. Mi cuerpo dolía, mi corazón estaba roto. Mi cuerpo era un completo desastre ahora. No podía pensar claramente. Solo quiero salir de este lugar. ¿En qué momento las cosas terminaron así? ¿Por qué me sucede esto a mí? ¿Qué hice para merecer esto? Son preguntas que vienen a mi mente y no encuentro respuesta.
—¿Srta. Lisa? — escuché la voz de una mujer cerca de mí, pero aún permanecía con mis ojos cerrados —. Srta. Lisa, despierte—la voz se escuchaba cada vez más cerca—. ¿Srta. Lisa? —alguien colocó su cálida mano en mi frente.
—¿Qué quieres de mí? —respondí en lágrimas.
—Tome de este jugo, le hará sentir mejor— acercó un vaso a mi boca.
—¿Es veneno? — pregunté tomando del vaso.
—No, es un jugo que preparé para usted. Tómelo con calma— extendió con su otra mano una toalla—. ¿No me reconoce, señorita?
—Sí, es la empleada de ese demonio — hice a un lado su mano.
—Quiero ayudarte.
—¿Para qué? Cuando necesité ayuda, nadie me ayudó, ¿Para qué la necesito ahora?
—Disculpe, Srta. Lisa. Nadie puede desafiar las órdenes del Sr. Akira. Tome de estas medicinas, por favor— se escuchaba afligida.
—Ya no me importa lo que pase conmigo. Me da igual si me mata o no —me tomé las medicinas.
—Son para el dolor y las otras son anticonceptivas. El Sr. Akira me ordenó dárselas — dijo cabizbaja.
—Si realmente quieres ayudarme, ayúdame a salir de aquí—le pedí.
—Es imposible, Srta. Lisa. Si el Sr. Akira se entera de esto, mataría a mi familia. Lo siento mucho —respondió aún cabizbaja.
Debo buscar la manera de salir de aquí. Si nadie más me puede ayudar, debo ganarme la confianza del Sr. Akira primero. Él es el único que puede sacarme de aquí. Tengo que sacar a mi mamá de la casa cuanto antes, antes que el Sr. Akira pueda hacerle algo. No puedo esperar hasta que él decida qué hacer conmigo, no puedo morir aquí, no puedo dejar de luchar. Tengo que ser fuerte.
—Entiendo, ¿Dónde está el Sr. Akira?
—Salió en la mañana.
—Entiendo. ¿Podrías decirle, cuando llegue, que quiero hablar con él? —le pedí amablemente.
—Sí, Srta. Lisa. Debo sacar esta ropa de cama, ¿Por qué no se va a dar un baño, mientras regresa el Sr. Akira?
—Sí, eso haré. Gracias por tu ayuda—me levanté de la cama y caminé al baño.
Tengo que pensar en un plan. Si logro ganarme su confianza, me dará más libertad, así podré salir de aquí. Es la única opción que tengo.
Observé mi cuerpo en el espejo. Mi cuerpo aún dolía. Tenía mis muñecas marcadas. Mi cuerpo estaba lleno de chupetones y, una especie de ardor percibía en mi vientre. Caminar me costaba trabajo. Cada parte de mi estaba rota. Ese demonio me usó como quiso. ¿Cómo puede alguien ser tan malvado? Es un demonio miserable. No permitiré que se salga con la suya. ¡Lo mataré!
Akira:
—Bienvenido, Sr. Akira. Hice todo lo que me ordenó. Por cierto, la Srta. Lisa lo busca.
—¿No puso resistencia en tomarse las medicinas?
—No, señor. La señorita está muy afectada.
—¿A mí qué me importa? Creí haberte dicho que no te metas en asuntos ajenos. Tienes prohibido de ahora en adelante acercarte a la señorita y, recuerda que, ojos que no ven, corazón que no siente.
Lisa:
—Sr. Akira, no sabía que vendría tan pronto— intenté ocultar mis manos temblorosas.
—¿Me extrañaste, corderito? — su tono sarcástico me irrita.
Cada vez que lo tengo enfrente, mi cuerpo comienza a temblar. No puedo dejar que me intimide. Debo ser firme.
—Sr. Akira, ¿Puedo pedirle un favor? —lo miré fijamente.
—Eres muy rápida pidiendo favores. Yo que creí que me necesitabas para repetir lo de anoche—de nuevo con su sarcasmo, es de lo peor.
Mi cuerpo cada vez temblaba más. No puedo contener mi odio y rabia en frente de él. ¡Quiero matarlo!
—Quiero trabajar para usted— intenté mostrar seguridad.
—¿Trabajar para mí? ¿Qué clase de chiste es este? ¿En qué me puede ayudar alguien como tú? — rio.
—En lo que usted me necesite —respondí firme.
—¿Qué cosas sabes hacer?
No sé qué pueda necesitar de mí, si tiene una persona para todo lo que necesita. Necesito pensar en algo. No puedo bajar mi cabeza ante él.
—Puede usarme de carnada en los trabajos que me necesite. Usted mismo dijo que hice un buen trabajo el día de la fiesta, ¿No es así?
—¿Aunque eso implique arriesgar tu miserable vida? Eres demasiado tonta si crees que dejaría que alguien como tú eche mis planes a perder— caminó hacia mí.
—Le suplico que me lo permita. Puede ponerme a prueba y, si no cumplo sus expectativas, puede sacarme de su camino.
—Entonces, ¿serías capaz también de seducir a más viejos asquerosos como el de la fiesta y, el tener que revolcarte como una zorra con otros hombres, sólo por cumplir con el plan? ¿Estás dispuesta a eso y mucho más solo por trabajar conmigo? — puso sus manos en mi cintura.
Mi cuerpo no paraba de temblar. Estaba muy cerca. Sus manos me producían asco, pero debía soportarlo. En otras circunstancias me negaría, pero es su cabeza o la mía. No puedo dejarme intimidar de esta manera.
—Sí, estoy dispuesta— lo miré fijamente.
—Entonces, demuéstrame a qué estás dispuesta a llegar para conseguir lo que quieres— acercó mi cuerpo al suyo, y colocó su mano en mi cuello para acercarme a su boca.
Me besó desenfrenadamente, mientras que su otra mano subía lentamente por mi espalda. Quisiera poder detener esto. No quiero más. Mi cuerpo aún duele, pero si retiro lo dicho, no podré salir de aquí. Necesito aguantar un poco más.
Sus manos descendieron hacia mi trasero, mientras me besaba metiendo su lengua en mi boca, obligándome a besarlo de vuelta. Alguien tocó la puerta en ese preciso momento, y él se detuvo.
—Esto no terminará aquí. Siempre vienen en un mal momento. Ve a la habitación, luego te alcanzo — me agarró el brazo y me sacó del estudio.
Akira:
—Disculpe la intromisión, Sr. Akira. Es algo realmente importante.
—Te conviene que así sea — solté molesto.
—El hijo del Sr. Carter comenzó a estudiar en la universidad. Tenemos más probabilidad de sacarlo del medio si lo mandamos a seguir.
—Es el escenario perfecto para evitar que nadie lo ataque. Muy bien pensando, pero esta vez no podemos fallar. Él debe saber que estoy detrás de la muerte de su padre. Estoy seguro de que hizo todo esto para llamar mi atención, pero no voy a caer en ese juego tan simple.
—¿Qué podemos hacer, señor?
—Tengo el plan perfecto para ese maldito— reí.
Lisa:
El Sr. Akira entró al cuarto, y me sentí aterrada, pensé que vendría a terminar lo que había comenzado en el estudio.
—Vas a tener trabajo que hacer, corderito.
—¿Me necesita?
—Tal parece que la suerte está a tu favor hoy. Es el momento demostrar cuán eficiente puedes ser — arqueó una ceja—. Empezarás a estudiar en la universidad. Pagaré todos los gastos y, a cambio, deberás acercarte a un sujeto. No acepto errores.
—Entendido.
—Solo te diré lo que debas saber, nada más ni nada menos. Te deberás ganar su confianza a toda costa.
—Lo haré—respondí con seguridad.
—Me encargaré de todo y, si haces una estupidez o cometes un maldito error, ya sabes lo que pasará, ¿Verdad?
—Sí, señor.
—Buena chica—dio la vuelta y salió de la habitación.
Si me está pidiendo tanto es porque debe ser algo realmente peligroso. No tengo más opciones que ceder. Tengo que hacer todo bien y demostrarle que estoy dispuesta a todo. Voy a acabar con ese infeliz.
Han pasado 3 días desde la última vez que vi al Sr. Akira, algo bueno a mí favor. La última vez que me sentí aliviada sucedieron muchas cosas, cosas que no quiero recordar.
—Srta. Lisa, vengo por órdenes del Sr. Akira, quien le ordena a que revise los documentos y memorice todo lo que está en ellos. Luego hay que desaparecer todo tipo de evidencia. Le ruego que lo haga lo más pronto posible.
—Muchas gracias — cogí los documentos.
Realmente eran muchos papeles. Me pregunto si podré memorizar todo de una vez. Me encontré con un pasaporte y una licencia a nombre de Kyomi Kimika; supongo que será mi nueva identidad. Estaba junto a toda la información de dicho nombre. ¿Realmente es una persona que existió o es solo un nombre falso? Me encontré con fotos de un tal Kanji Carter. Se ve que es un hombre como de mi edad. ¿Por qué será que el Sr. Akira quiere que me acerque a él? No parece ser una persona mala; aunque las apariencias engañan. Tienen muy poca información sobre él. Tendré que averiguar más a fondo quién es esta persona, y por qué lo buscan.
Habían muchas fotos de diferentes ángulos de un señor mayor, ¿Quién es esta persona? Quedé petrificada al recordar. Esta persona que sale en la foto con él, es el señor de la fiesta. ¿Será que Kanji es su hijo? Entre más buscaba, más encontraba. ¿Cómo debería asimilar esta situación? Debo hacerlo, no puedo dar un paso atrás luego de todo lo que ha pasado; porque de algo estoy segura y, es de que quiero salir de aquí.
—Ya memoricé todo. Puede tener los papeles—se los entregué al chófer.
—Le diré al Sr. Akira. Gracias, señorita.
—¿Sabe cuándo comenzaré? — pregunté directamente.
—El Sr. Akira la buscará está noche.
Otra vez estará de vuelta. Que mala suerte la mía. Si tan solo pudiera huir de aquí. Creo que me daré una ducha para relajarme y poder practicar mi nueva identidad. Sería mucho más productivo, que quedarme sentada aquí.
El baño me hizo bien, me sentía más relajada. Definitivamente lo necesitaba. Dejé escapar un suspiro de satisfacción.
—¿Así que aquí estás, corderito? ¿Me extrañaste? —el Sr. Akira estaba en la puerta del baño, y mostró una sonrisa llena de malicia.
—Ya me salgo —alcancé mi toalla.
—¿A dónde vas? ¿No vas a quedarte conmigo? —se cruzó en mi camino, y se quitó la ropa.
Si me niego lo más probable me obligue a quedarme. No puedo resistirme.
—Solo me tomó por sorpresa —respondí nerviosa.
—Ven aquí — tomó mi mano haciéndome entrar con él.
—Siéntate —ordenó, mientras se sentaba.
—Es que si me siento...
—¡Ahora!— ordenó, interrumpiendo lo que iba a decir.
Al ver que no actué rápido, me agarró el brazo y me hizo quedar sentada cara a cara a él.
—Sr. Akira, ¿Por qué hace esto?
Mi cuerpo temblaba al sentirlo tan cerca. No quiero que suceda otra vez lo mismo. No quiero sentir lo mismo que sentí ese día.
—Eres mía. Puedo hacer esto y más —hizo que colocara mis manos en sus hombros, obligándome a mirarlo.
No podía organizar mis palabras teniéndolo tan cerca. Mi cuerpo temblaba cada vez más, sentía mucho miedo.
—Sr. Akira, hice todo lo que me ordenó y memoricé todo lo que me pidió— intenté cambiar el tema.
—Lo sé, pero ahora no me importa hablar de negocios, ahora sólo quédate así como estás— tocó mi trasero con fuerza, haciéndome acercar más a él.
Podía sentir su erección en mi vientre, pero no podía quejarme. Está prohibido. Sentía mis lágrimas al borde de mis ojos, pero tengo prohibido llorar ante él.
—Quiero que tu cuerpo sea mío ahora —puso su mano en mi vagina y la frotaba suavemente.
Acercó su boca a mi cuello para lamerlo y morderlo. Mi cuerpo se sentía extraño. No sé describir lo que sentía. Podía escuchar su respiración agitada en mi oído. Es como si él estuviera disfrutando de esto; a cambio de mí, no logro descifrar porqué mi cuerpo se siente caliente. Sus dedos entraron en mí lentamente. ¿Qué es esto que estoy sintiendo?
Dejé escapar un suave gemido. Sentía la sensación de ir al baño cada vez que entraban sus dedos, era una sensación muy extraña.
—Quiero que sientas algo mejor.
Se detuvo y, de pronto, sentí algo mucho más grande que estaba forzando su entrada dentro de mí.
—¡Duele! — grité, mientras apretaba sus hombros y él continuaba metiéndolo.
—Ya te acostumbrarás, solo aguanta un poco— entraba más profundamente en mí.
Sentía mucho dolor dentro de mí, pero cada vez que lo sacaba, mi cuerpo sentía un poco de alivio. El dolor comenzó a desvanecerse cada segundo que transcurría. Mi interior sentía que quería explotar. Podía escuchar claramente cada jadeo que él emitía en cada estocada. Su respiración cada vez era más rápida y la expresión en su rostro era completamente diferente a la de aquella noche.
Mi cuerpo ya no sentía dolor. Mi mente quería irse en blanco. Mi interior se sentía cada vez más caliente y, la sensación de querer usar el baño era más.
Me sujetó el cuello fuertemente para besarme lentamente, mientras entraba más rápida y profundamente en mí. No aguantaba más, estaba al límite de perder la cordura. ¿Qué sucede conmigo?
Sentí que mi vientre se contrajo y él dejó escapar un gemido, mientras que en mí, una sensación de haber ido al baño surgió, pero algo sumamente diferente. Aún podía sentir su pene dentro de mí, y un calor incontrolable. ¿Cómo puedo sentirme así por él? Si yo... lo odio.