Estaban a principios de julio y el mundo se estaba recuperando del desastre que sucedió en Europa.
Había pasado varios meses y si bien la batalla duró más de un mes, el daño que causaron los usuarios de habilidades fue alto y todo el daño se multiplicaba cuando uno pensaba que sucedió en varios países de Europa.
Sin embargo, el mundo avanzaba y no paraba, incluso cuando se enfrentaba esta clase de desastre.
Agatha estaba en lo que para algunos era la prueba de avance… Estaba al pie en la base del templo que la Iglesia del Tiempo y el Espacio estaba construyendo en la Ciudad Atlántida.
Una ciudad que estaba surgiendo en medio del mar atlántico y a diferencia de aquellos que creían que sería algún tipo de estructura metálica flotante, en realidad era una isla.
La Empresa Cosmos levantó la tierra creando una gigantesca isla y construyeron desde ese punto.
El puerto y sus almacenes estaba en un lado de la isla ya construido y al igual que toda la infraestructura y las carreteras.
También había varios edificios, algunos ya construidos y otros en construcción, pero había muchos edificios.
Era tan sorprendente que los departamentos se extendían alrededor de la zona céntrica, uno detrás de otro constantemente llenando las calles.
Autos estaban circulando por los caminos y la gente estaba trabajando duramente para levantar la ciudad.
Había más de cien mil personas no solamente contando a los trabajadores, sino que a los que migraron de los países europeos.
La Ciudad Atlántida, que fue atacada con varios barcos, salió victoriosa y sin detenerse, en ese punto detuvo también las fuerzas navales rebeldes controlando el mar.
La tecnología que usaron estaba a otro nivel y ellos mostraron que la ciudad Atlántida estaba defendida y tal muestra de fuerza atrajo a muchas personas que querían vivir en la nueva ciudad en el mar… La nueva nación en el mar.
Una nación independiente que ya no solo era apoyada por los Estados Unidos en América, sino que por los países europeos.
Si antes las naciones europeas ignoraron a la Empresa Cosmos por la tecnología que ellos tenían y por la influencia comercial y monetario, ahora mismo lo reconocieron abiertamente.
No viéndolos como una amenaza, sino como un aliado.
El mundo político era de esta manera y Agatha estaba acostumbrada.
"¿Alguna vez has imaginado una ciudad en medio del mar?" Preguntó Agatha al sentir la presencia a su espalda.
"No. Aunque tampoco imagine que una máquina llevara a otro mundo." Respondió la Cardenal Brousseau que se movió a su lado y dando una mirada, señaló. "Ya hemos arreglado con las autoridades los asuntos al viaje espacial. Estamos habilitados."
Los altos mandos que estaban construyendo la ciudad lo estaban haciendo meticulosamente y buscaban crear no solamente una ciudad altamente desarrollada, sino que bien defendida.
Las autoridades ya estaban reclutando personas y la Empresa Cosmos puso énfasis en el desarrollo de defensas espaciales y sensores para evitar que los criminales se filtren en la ciudad.
Así que si la iglesia que querían poner círculos mágicos de teletransportes necesitaban la aprobación de las autoridades y que ellos lo habilitaran para moverse.
"Ellos también están construyendo portales. Máquinas grandes." Dijo la Cardenal Brousseau y en calma, murmuró. "Si caen en manos incorrectas o lo usan de mala manera…"
"Sí. Sí. El mundo estará en peligro, los malos pueden causar destrucción y etcétera." Replicó Agatha y mirando a la mujer, declaró. "Fiona, los magos ya tienen sus círculos mágicos para moverse. Tienen artefactos, magos espaciales y otros medios. Solamente que ya está naturalizado."
La magia era útil y podía ser usada de múltiples maneras.
Como ellos que creaban círculos mágicos para moverse entre naciones y si bien los círculos mágicos tenían un gran gasto por los núcleos de energía mágica y la eficacia era bajo cuando se movían muchas personas, seguían permitiendo que los malos pudieran escapar o lograr sus objetivos.
Agatha ya estaba cansada de que dijeran que la tecnología era peligrosa cuando cualquier cosa que pudiera hacer la tecnología un mago también podía hacerlo.
Muchos se quejaron o criticaron que los barcos de la Empresa Cosmos tuvieran armas láseres que superaban cualquier tecnología actual, pero se quejaban porque ellos no eran quienes tenían esas armas.
Para ella los magos eran más peligrosos, ya que la tecnología lo tenía una sola empresa, pero el conocimiento de los magos era libre y muchos eran poderosos.
Fiona entendió a lo que se refería y suspiró.
Ella veía la tecnología como un peligro, sin darse cuenta de que la magia también era peligrosa y había magos que tenían conocimiento que era superior a otros y que eran mejores que otros.
"Soy vieja." Murmuró la Cardenal Brousseau y dando una media sonrisa, añadió. "El Sumo Pontífice también me señaló que lo estaba pensando demasiado. Aunque él parecía tener una confianza algo excesiva en la Empresa Cosmos."
Agatha simplemente dio una sonrisa.
Fiona era una mujer que se preocupaba y no podía parar de trabajar, cuestionándose muchas cosas y no se trataba de su fe, sino que se cuestionaba lo que no sabía.
También era alguien que vio las nuevas armas de la Empresa Cosmos como peligrosas y temía lo que pudieran hacer.
Sin embargo, los otros altos mandos estaban viendo la situación de otra manera.
"Está bien. Me gusta tu cautela. El Sumo Pontífice es un fanático y yo… Bueno, no soy la mejor persona." Dijo Agatha y observando a la mujer, señaló. "Pero tú eres perfecta. Tienes fe, pero no lo suficiente como para seguir las órdenes sin cuestionar."
La Cardenal Brousseau era una creyente, pero era una que cuestionaba a su dios en busca de repuestas a las incógnitas que tenía y era mucho mejor que el Sumo Pontífice que aceptaría cualquier orden de su dios.
"Necesito seguir contando contigo. Hay que aprovechar el movimiento de unificación europea y también necesitamos prepararnos." Dijo Agatha y al recibir la mirada de Fiona, reveló. "El mundo seguirá cambiando. El clima cada vez es más frenético y probablemente en el futuro se vuelva aún más problemático."
La Cardenal Brousseau suspiró al escucharla y luego, al agitar la cabeza, volvió a suspirar.
"África es un desastre lleno de golpes de estados, jugadores y señores de la guerra. Centro y Sur América es un conjunto de naciones corruptas. Los países de Asia y Oceanía han tenido conflictos."
Esas palabras no sorprendieron a Agatha.
El mundo estaba en caos y si bien algunas naciones tenían mayores problemas que otros, la verdad era que cada nación tenía sus propios conflictos.
Algunos podían superarlos, pero otros no tanto y Fiona estaba lamentándose ese hecho.
Sin embargo, Agatha no lo hizo.
Ella no era una heroína y no era alguien que salvaría a todos queriendo hacer lo mejor para el mundo, simplemente era alguien que haría lo necesario.
La iglesia del Tiempo y el Espacio no iba a intervenir en asuntos políticos o guerras internas y solamente intervendrían cuando era necesario en contra sectarios… La idea de neutralidad surgió durante la guerra civil estadounidense y se seguiría manteniendo.
Lo que quitaba los asuntos relacionados con centro y Sur América, cuyas naciones se había vuelta corrupta y los políticos hacían lo que deseaban.
África era otro continente en donde los golpes de estado sucedían a menudo y otras partes del mundo tenían sus propios asuntos.
"Esperemos que otras naciones copien la idea de Europa." Dijo Agatha y sonriendo, murmuró. "Aunque probablemente lo hagan."
¿Lo harían? Siempre había personas ambiciosas que querían dejar su marca en la historia y con una que otra ayuda divina podían hacerlo y Jezabel tenía razón en el que el mundo debía estar unido.
"Es hora de retirarme. Tengo un asunto que atender." Dijo Agatha en calma.
Había mucho trabajo y hoy tenía una tarea de mayor importancia.
******
En la cima del Himalaya estaba una cabaña y a diferencia del exterior que estaba frío, el interior era cálido.
Una mesa y dos sillas, un juego de sofá y una chimenea en un lado… Aunque para Agatha no era la chimenea lo que daba calor, sino que la niña que estaba al frente de ella.
"La primera vez que tuve una cita con Karzhal salimos por las calles del Imperio Falion y todos lo miraban raro cuando yo lo abrazaba o era juguetona con él." Dijo la niña sonriendo maravillada.
La pequeña tenía una taza de té en sus manos que liberaba humo y ella llevaba una sonrisa llena de calma y cariño mientras hablaba.
Sus emociones liberaban esa ola de calor no abrasador, sino que cálido y agradable, pero poderoso… Y todo al contar una historia.
"Me imagino los rumores que habría de él." Respondió Agatha haciéndose un emparedado y al estar por comerlo lo observó dándose cuenta de que el pan se tostaba a su gusto.
Agatha volvió a mirar a la niña qe estaba sonriendo.
Cuando Jezabel hablaba del hombre que amaba, siempre lo hizo con un cariño y calidez único, que estaba más cerca de la obsesión que de un cariño sano.
No… Ella estaba obsesionada con un mortal y si antes esa obsesión le parecía el capricho de alguien poderoso, cada vez que más hablaba con ella, Agatha se daba cuenta de que quizás era una obsesión de amor.
Probablemente, no una sana, ya que a nadie le gustaría tener la atención total de una Primordial tan problemática como la de esa mujer, aun así, de alguna manera era amor.
"Oh, sí. Eso era lo mejor. La manera que los otros jugadores lo llamaban lolicon siempre hizo que él frunciera el ceño." Respondió la niña riéndose divertida.
La sonrisa llevaba esa añoranza única y su felicidad causaba ondas de fuego que desaparecían en las paredes de la cabaña.
No cruzaban al otro lado, sino que eran tragadas totalmente por una capa de fuego que cubría el área.
Para Agatha esta era tanto una conversación casual sobre su hijo, así como una tarea que estaban haciendo.
"No te preocupes, falta poco." Dijo Jezabel bebiendo de la taza de té.
Jezabel la estaba ayudando con el favor que le había pedido para proteger el Plano Astral y ahora, según ella, estaban atrayendo al guardián.
"Sigo sin entender cómo funciona…" Murmuró Agatha con honestidad.
"¿Qué es tan complicado de entender? Liberó mi aura de la manera más pacífica posible en el Plano Astral y más allá de ese velo, atrayendo la atención de los seres relacionados con mí." Dijo la niña y en calma, comentó. "Soy la Primordial del Fuego, del Caos y de la Destrucción, pero también todos sus conceptos relacionados."
Ella bebió la taza por completo y sonrió.
"A pesar de que mi madre fue la verdadera Primordial del Fuego y la Destrucción y mi padre, el Primordial del Caos, he heredado sus conceptos primordiales. Y por ende todo aquel que esté relacionado con uno de esos tres conceptos está conectado a mí." Dijo la niña y acariciando su barbilla, agregó. "Es como la afinidad. Un mago de fuego con una mayor afinidad podrá controlar el fuego de otro con menos afinidad."
Lo que estaban haciendo era atraer al guardián que Jezabel buscaba por medio del aura de una Primordial.
Los Primordiales no eran solamente seres poderosos que controlaban sus respectivos conceptos, sino que eran los conceptos mismos.
Jezabel era la hija de dos primordiales y ella heredó los conceptos primordiales de sus padres, pero no con menor fuerza, sino que, todo lo contrario.
Ella era la Primordial más fuerte, cuyo fuego podía destruir la misma realidad y que no podía morir.
El fuego que nunca se apagaba… Y ahora estaba extendiendo ese concepto para atraer a otros seres que estaban relacionadas con el fuego, al caos o a la destrucción.
"No entiendo si funciona en el plano Astral." Murmuró Agatha recordando esa vez que Jezabel apareció para ayudarla.
Ella al manifestarse en esa realidad quemó todo cuando su misma existencia cobró sentido en un mundo donde las ideas y la mente lo era todo.
Ahora estaban usando el aura y lo hizo de manera inconsciente conectando el mundo más allá del velo del Plano Astral con esta cabaña y el aura se extendería para que muchos seres lo sintieran.
¿Su concepto funcionaria en un mundo como ese?
"Lo hace. No solamente soy un fuego destructivo. Soy la idea de fuego en todas sus variantes. El fuego de la vida, de la esperanza o el fuego de la pasión. También soy el cambio constante. Mi autoridad influye de muchas maneras." Dijo la pequeña y dando una sonrisa, murmuró. "Cualquier ser, dios o mortal que represente lo mismo que yo o una parte puede ser influenciado por mí."
Los demonios con afinidad al fuego o relacionado con el Caos eran seguidores de la Emperatriz del Infierno y era la razón era que ella tenía una influencia sobre ellos.
Una influencia que iba a un nivel primordial como era la afinidad del fuego.
"Oh, parece que algo se acerca." Murmuró la niña y agitó la mano.
Las paredes de la cabaña fueron quemadas y se reveló un mundo púrpura que se extendía sin límites.
La barrera que cubría la cabaña evitaba que Jezabel afectara ese mundo, pero le permitió ver libremente y Agatha observó como a lo lejos una entidad se acercaba.
Era enorme y con cada aleteo liberaba ondas de fuego que consumían todo a su paso y se alimentaba del fuego que Jezabel estuvo liberando.
Era una enorme ave de fuego cuyas alas aleteaban con fuerza y se estaba acercando a ellos.
"Este es el guardián perfecto."
Agatha que escuchó el murmullo de su nuera, sintió la fuerza del ave que la superaba a ella y asintió.
Un ave tan majestuosa como perfecta.
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