Capítulo 650: Euforia.
En una pequeña habitación, Clémentine se sintió un poco nerviosa al ver a la mujer que estaba al frente de ella.
Su apariencia tan joven y agraciada, resultaba algo cautivadora y a la vez extraña cuando uno suponía su posible edad.
"No te sientas tímida, niña. Haz la pregunta que deseas hacer." Instó la Luz de Plata con una sonrisa agradable.
Aurora le presentó esa mujer y ahora Clémentine se había acercado, sin resistir su curiosidad.
"¿Usted conoció a mi madre?" Preguntó Clémentine y al verla asentir, dudó. "¿Cómo era?"
El tiempo era cruel incluso para los psiónicos que eran conocidos por su capacidad mental y su buena memoria, sufriendo como todos los efectos del paso del tiempo.
Había pasado demasiados años desde que su madre falleció y Clémentine en ese momento era una niña, llevando a que en este punto apenas recordara a su madre.
Fue por eso que hizo su pregunta.
No se trataba de recordar el rostro de su madre, su apariencia o su voz, se trataba de conocerla.
"Valiente, capaz, amable y con deseo honesto de cambiar el mundo para mejor. De traer calma al mundo para sus hijos." Respondió Agatha y dando una suave sonrisa, murmuró. "No negaré, que admiré esa parte de ella. Haría lo que fuera por sus hijos y crear un mundo mejor, fue su principal tarea."
En ese momento el mundo estaba en una situación conflictiva y si bien fue unos años después del Gran Cataclismo, los problemas estaban presentes en todas partes.
"Trabajamos juntas un par de veces. Ella era miembro de la Iglesia del Orden y una psiónica poderosa. Su fuerza mental y sus ataques mentales estaban a otro nivel." Detalló Agatha y con calma, añadió. "Era una de las primeras 'Viajeras'. Tal vez de ella heredaste tu capacidad. Aunque en ese momento el mundo no era tan seguro."
Su padre y hermano también eran miembros de la Iglesia del Orden, así que sabía que su madre trabajaba en ese lugar, no obstante, no había escuchado demasiado sobre sus capacidades y menos de que era una viajera.
Para su lamento su padre y hermano mayor no hablaban demasiado y ahora que escuchaba, tuvo curiosidad.
Al mismo tiempo pudo percibir cierta pena y lamento en las últimas palabras de Agatha.
"¿Cómo que no era seguro?" Preguntó Clémentine con curiosidad y a la vez una pizca de seriedad.
El mundo no era seguro.
Resultaba normal cuando en ese tiempo sucedieron tantos eventos preocupantes y ocurrían tantos problemas, aun así, ella sintió que Agatha no se estaba refiriendo al mundo real.
"¿Tu padre no te lo ha contado?" Preguntó Agatha con curiosidad y al darse cuenta de que no respondía, comentó. "Tiene sentido. Tu madre estaba muy metida en la Iglesia del Orden, si no hubiera desaparecido, ella probablemente se hubiera convertido en la próxima Sumo Pontífice de la Iglesia."
Clémentine abrió sus ojos con sorpresa y a la vez su expresión cambio de forma imperceptible.
Su padre le hablaba de su madre, sin embargo, nunca le contó que ella era candidata para convertirse en la Sumo Pontífice y tal hecho era sorprendente, a la vez que increíble.
Aun así, hubo una palabra que le llamó la atención.
"¿Desaparecida?" Preguntó Clémentine con seriedad.
Su madre falleció en una misión oficial de la Iglesia del Orden, tanto su padre como su hermano le mencionaron tales hechos y si bien no explicaban o profundizaban, Clémentine tampoco quiso los detalles.
Aun así, 'desaparecer' y 'fallecer' eran dos términos muy diferentes.
"Al parecer tu padre no te ha contado toda la verdad." Dijo Agatha y dando un largo suspiro, comentó. "Es mejor que le preguntes a tu familia. El mundo psiónico es un lugar misterioso y aterrador. Un Psiónico de rango SS como tu padre, sabría más del tema y más cuanto se refieren a asuntos relacionados con la Iglesia del Orden."
La misión que realizó su madre era confidencial en la Iglesia del Orden y por eso se necesitaba pedirle a alguien como su padre para que hablara, a la vez que estaba relacionado con un tema psiónico.
Clémentine pudo captar tales significados y a la vez, percibió que Agatha lo trataba como un tema de familia en la que ella no deseaba involucrarse.
"Gracias." Respondió y tras dudar un segundo, murmuró. "Perdón por molestarla."
Tuvo curiosidad, sin embargo, no se atrevía a presionar por una respuesta y menos cuando la persona era alguien como la Luz de Plata.
El respeto por una leyenda era muy fuerte y mayor que todo, esa mujer era la madre de sus amigas y no tenía deseos de excederse con pedidos irracionales.
Agatha soltó una risa y al pararse, le dio una palmaditas en el hombro como si la estuviera tratando como una niña.
"Tu madre estaría orgullosa de ti y de tu hermano. Créeme, estoy segura de que ella lo estaría." Reveló Agatha antes de retirarse, dejando que ella se quedara en silencio.
Recordaba demasiado poco a su madre, aun así, cada momento era valioso y a veces se preguntaba de qué hubiera sido si esa mujer se hubiera quedado con ella.
Varias situaciones hubieran cambiado, como su padre que probablemente se hubiera vuelto más abierto y si bien ese hombre seguía mostrando su cariño por su familia, era posible que con su madre fuera más cariñoso.
Tal vez ella hubiera sido más fuerte gracias a los consejos de su madre, que podría haberle dado otro tipo de educación comparada a la que tuvo.
Al final, era triste imaginar las posibilidades y Clémentine dejó salir un largo suspiro, sacando un poco de sus pensamientos.
"Bien. No tengo que deprimirme." Murmuró con fuerza y sin dudarlo se levantó.
Deseaba preguntarle a su padre, sobre la misión que realizó su madre y a la vez averiguar qué quiso decir Agatha con que 'desapareció', sin embargo, supuso que su padre no le respondería.
Ni siquiera su hermano lo haría y seguramente dirían que era un tema confidencial de la Iglesia del Orden.
Fue por eso que, necesitaba concentrarse en tareas que tenía entre manos y ese era profundizar en su educación con los monjes.
¡Necesitaba convertirse en una verdadera Viajera!
Saliendo de la habitación con ese pensamiento en su mente, al llegar al pasillo se encontró con Érica, que estaba bebiendo una botella de agua.
"¿También estas por irte?" Preguntó Érica con curiosidad.
Todavía seguían en la casa de Aurora en Zerzura de visita y si bien se quedaron más de lo que esperaba, era momento de volver.
"Sí. Regresaré a mi entrenamiento." Respondió Clémentine y con una sonrisa al observar esa maga, preguntó. "¿Tú también?"
Había sido invitada a la reunión de los héroes en la cual había participado Érica y Nicole, aunque no asistió porque no estaba interesada.
Para su lamento, ya era momento de volver y que únicamente quedara Érica, estuvo claro que ella también estaba por irse.
"Sí. Quiero entregar la Asociación a Edward. Será un evento simple." Respondió Érica y sonriendo de forma muy animada, añadió. "Luego quiero alquilar una torre mágica y leer todos los libros de magia que pueda."
Clémentine dio una sonrisa, al percibir la fuerza y el deseo en la voz de su amiga.
Tal vez no lo había mencionado, pero dejó en evidencia que estaba deseando mejorar su hechizo y lo quería lograr antes de centrarse en otro tema.
Esa fuerza y ese deseo era contagioso, provocando que ella misma quisiera avanzar aún más.
******
En la sala de la Asociación de Héroes, Andrés observó cómo Érica y Edward se daban la mano, posando para la foto de diario.
El liderazgo de la Asociación de Héroes volvería a manos de Edward, su verdadero creador.
La foto era un tema político, para demostrar la unión entre el gremio y a la vez para dejar en evidencia, que siempre estuvo preparado de tal forma.
"Parece un lugar animado para trabajar. Y hay muchos conocidos." Murmuró Leslie que lo acompañó a este evento.
En realidad, había mencionado que iba de pasada a este lugar antes de retirarse de vuelta a Suecia, en donde volvería a su trabajo como cazadora.
"Lo es." Respondió Andrés y al ver a algunos estudiantes en la multitud, añadió. "También hay muchos héroes de la academia y conocidos."
La academia de héroes educaba a los héroes de distintas profesiones, incluyendo en ellos mecánicos o individuos centrados en trabajos más tranquilos.
Él había visto antiguos compañeros de la clase de informática y algunos de diferentes clases y profesiones.
Tal hecho dejaba en evidencia que el 'llamado a los verdaderos héroes' de hace tiempo, seguía siendo efectivo.
"Te veías bien." Dijo Leslie a Érica que se estaba acercando tras terminar la sección de fotos.
"Gracias." Respondió Érica y activando su artefacto para que pudieran hablar en privado, murmuró. "Estoy agradecida de terminar el remplazo. Últimamente, el trabajo me daba poco tiempo para desarrollar mi hechizo."
La honestidad de esas palabras fue algo que causó que Andrés y Leslie miraran entre ellos, sin ocultar la sonrisa.
A pesar de que Érica no estuvo mucho tiempo al mando, ella dejó una buena imagen como una líder trabajadora y a la vez como alguien que le daba bastante importancia a la apariencia.
No importaba cuanto los otros graduados la ayudaran, había trabajos que únicamente ella podría hacer.
"Suenas como si el trabajo hubiera sido difícil." Señaló Leslie con curiosidad.
El modo en el que estaba agradecida de que todo terminara, dio la sensación de que ya estaba cansada de todo el trabajo y…
"Lo es. Mayormente, las cenas y negociaciones a las que soy invitada y toda la política. Si hubiera querido tener esa clase de vida, le pediría a mi padre que me herede su gremio." Replicó Érica y sonriendo emocionada, anunció. "Lo mío es la magia. Por eso rechacé el vice liderazgo que me ofreció Edward."
¿Le ofreció convertirse en la vice líder de la Asociación de Héroes?
Estaba Rachael en ese puesto y aunque esa mujer era trabajadora, en este punto cuando varias sucursales se estaban abriendo en otras naciones vecinas, era probable que necesitaran nuevos miembros para el liderazgo.
Érica que ya demostró su capacidad y a la vez su lealtad a la causa, era una excelente opción para que se convirtiera en la vice líder o de última, tomar algún puesto como líder de una sucursal de la Asociación.
"Me retiraré ahora antes de que me atrapen." Murmuró Érica, señalando a unos periodistas que observaban de vez en cuando a este lugar, sin atreverse a interrumpir.
Despidiéndose, esa maga escapó por un pasillo del edificio, tarareando y con un muy buen humor.
¿Tanto le animaba dejar el trabajo? Era posible que no se tratara de no trabajar, sino que dedicarse finalmente a su investigación.
Al menos, eso era lo que pensaba Andrés.
"Yo también me iré. El gremio avisó de que aumentaría la intensidad del entrenamiento, buscando que nos desarrollemos. Así que debo prepararme con mi equipo." Avisó Leslie y con una sonrisa, añadió. "Llámame cuando tengas tiempo para salir. Si es que no estás atareado."
"Claro. También puedes hacer lo mismo." Respondió Andrés despidiendo a Leslie con calma.
Todavía tenía que estar presente, ya que era el intermediario de la red de información de Fausto con el gremio de héroes.
Luego cuando Leslie se fue, Andrés que estaba actuando como un observador, pudo captar la presencia en su mente y…
—Tienes una cita, felicidades. —Dijo Luna en su mente.
¿Cita? Andrés se quedó dudando unos segundos.
La verdad era que desde que acompañó a Leslie antes que entrara en el gremio de Escandinavia, ambos eran de reunirse con bastante normalidad e incluso llamarse entre ellos.
Aun así… ¿Esas eran citas?
—No lo creo. —Respondió Andrés en su mente.
Al final, prefirió pensar que se trataba de una cita de amigos.
—Sin hacerse ilusiones, eh.
Esas palabras que vinieron de la entidad que estaba al tanto de cada uno de sus pensamientos, logró que Andrés se pusiera la mano en el rostro, queriendo cubrir su vergüenza.
Incluso si lo pensaba, era algo muy distinto que otro lo dejara en evidencia y la risa en su mente, dejó en claro que Luna se estaban divirtiendo a su costa.
******
Las visitas finalmente se retiraron.
Llegando de despedir a Amber y Akira que viajaron por los Portales Cosmos, Aurora entró a la sala con una sonrisa muy animada.
"Iré a entrenar. ¿Necesitas algo?" Preguntó Aurora al ver a su hermana, recostada en el sofá y sonriendo, añadió. "Sabes que puedes contar conmigo con respecto a la semilla. No es únicamente tu deber."
A causa de las visitas, ella no pudo entrenar con sus maestros, al menos no todo el tiempo que deseaba y ahora estaba dispuesta a meterse en el entrenamiento sin pensar en ningún tema.
Por eso deseaba encargarse de todas las tareas entre manos o arreglar los problemas pendientes.
La semilla era uno de esos asuntos problemáticos que tenía en manos y que había hablado antes con Alice, al menos de modo superficial.
"Ya he arreglado los pormenores. Si sucede algo te lo contaré." Respondió Alice con calma y sin resistir su curiosidad, preguntó sonriendo. "¿Cuánto tiempo estarás en ese lugar?"
Aurora había escuchado que su hermana invitó a su 'no-conocido' y que estuvo llevando a cabo algún tipo de hechizo poderoso junto a ese individuo y su madre… Fue Amnestria quien le contó tales hechos.
Su hermana en este momento, trató esos temas como 'pormenores' y no era que lo estuviera ocultando, sino que lo hizo un tema propio y personal, que no deseaba involucrarla si era necesario.
A Aurora le pareció perfecto que quisiera trabajar por su cuenta y fue por eso que asintió y se puso a reflexionar sobre su entrenamiento.
"¿Días, tal vez? No lo sé. Quiero entrar al lugar de mi maestro y concentrarme totalmente en el entrenamiento." Respondió Aurora con honestidad.
Su simple respuesta provocó un cosquilleo en sus manos que se extendió por todo su cuerpo y Aurora lo describió como euforia.
Había entrenado con sus compañeras y si bien tuvo un enfrentamiento difícil por el número que la atacaban, no pudo conseguir lo que buscaba.
Tal vez un entrenamiento intenso con el General McLean le brindaría la dificultad y retroalimentación que buscaba, sin embargo, también estaban sus maestros.
Quería dejar de pensar en la 'necesidad', en los 'Semidioses', en cuestiones como la 'semilla' y las amenazas generales y únicamente concentrarse en su entrenamiento.
Por tal razón no pudo responder cuando volvería.
En ese lugar no tenía hambre, ni cansancio o agotamiento y era capaz de mantenerse por mucho tiempo.
"Bien. Disfruta." Respondió Alice sonriendo al verla tan emocionada.
Aurora no tuvo vergüenza en sonreír como una niña que quería hacer lo que le gustaba y al dirigirse a su habitación por un portal, se adentró al lugar de entrenamiento.
"¡Maestro! ¡Aumente la diferencia de tiempo lo máximo que pueda!"
Apenas entró al sitio, ella dejó salir su gritó y sin preguntarse si su maestro era capaz de cambiar el tiempo en la sala o de preguntarse cuál sería la diferencia.
En este momento quería entrenar y no analizar las limitaciones de diferencias de tiempo.
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