Akira se sintió un poco tensa mientras bajaba del jeep militar y miraba una pequeña caravana guiada por varios jeeps con metralletas.
Utilizando esas metralletas estaban algunos milicianos y su tensión, era porque no sabía si las balas de alto calibre podrían lastimarla.
¿Y qué pasaba si eran mecánicos? Tal vez una pistola, no causaba tanto pánico, pero esas metralletas eran grandes, lo suficiente como para ser intimidantes.
Sin embargo, no lo fue para la persona que estaba a su lado.
"Soy la Sumo Sacerdotisa Xaali de la Iglesia del Tiempo y el Espacio, pido hablar con el líder de la caravana." Dijo la mujer cuya piel oscura estaba cubierta por una túnica holgada.
Esa mujer, tenía una mirada penetrante y si bien era algo joven y se notaba un poco nerviosa, su seriedad causó que los paladines se pusieran firmes.
Akira había escuchado que este era el primer trabajo de esa mujer para la iglesia como 'Sumo Sacerdotisa' y si bien era igual que ella en cuanto a trabajo por primera vez, la autoridad que esa mujer tenía era mayor.
"Bajen las armas." Dijo una voz a su propia gente y mientras un hombre bajaba del camión, declaró. "Lo siento, si estamos tensos. No sabíamos que era de la iglesia y pensábamos que eran las fuerzas del Señor de la Guerra Jasar el Pálido."
Por las miradas de los milicianos que bajaron sus armas, dejo ver que sus palabras eran ciertas y Akira disminuyó su tensión, lo suficiente para darse cuenta de varios hechos.
Los milicianos no eran todos hombres adultos, algunos parecían adolescentes de su edad y ellos estaban igual de tensos, solo que la diferencia era que esas personas no eran usuarios de habilidades.
"No venimos con malas intenciones. Solo estamos trayendo un grupo de personas de un pueblo que nos pagó para llevarlos a Jartum. Desean ir a Zerzura." Informó el hombre con un tono lo más tranquilo que pudo.
También estaba tenso… ¿Y cómo no lo estaría?
Tal vez ella era joven, pero en su grupo no vino un solo jeep, sino que varios y cada uno de ellos dirigidos por paladines que tan solo al bajar se armaron en su totalidad.
Informes llegaron sobre una caravana armada y la iglesia se encargó de venir a interceptarlo, queriendo averiguar el motivo de la caravana y como Akira debía a trabajar este día con la Sumo Sacerdotisa Xaali la enviaron a este lugar.
El hombre le dio una señal a sus compañeros tensos para que algunos bajaran de los camiones y Akira pudo ver a varios jóvenes, mujeres y niños, que mostraban expresiones cansadas y alarmadas, al descender.
Que solo se redujeron al ver las armaduras de los paladines y que esos increíbles guerreros suprimieran cualquier aura intimidante que podían emanar, ayudó a la imagen de que era un grupo de ayuda y no un grupo de asalto.
"Los escoltaremos para evitarles problemas." Respondió la Sumo Sacerdotisa Xaali, logrando que ese hombre y los demás suspiraran aliviados.
"Ya la escucharon. ¡Prepárense para moverse!" Gritó el hombre con un tono animado.
Tenían armas, pero por sus números y sus presencias, para Akira no parecían tan fuertes, tal vez con uno de rango A y si bien era peligroso tal enemigo, comparado a los paladines, era un problema menor.
Con decir, que gran parte de estos paladines, estaban actuando con una disciplina sin precedentes, dejaba ver que eran expertos en sus rangos.
Akira siguió a esa Sumo Sacerdotisa al jeep y se sentó con ella en el asiento trasero.
"Buen trabajo." Dijo Akira al ver que la mujer paladín que conducía se mantenía en silencio.
La Sumo Sacerdotisa Xaali le dio una sonrisa al escuchar sus honestas palabras.
"Gracias." Respondió esa mujer y mirando hacia atrás, para ver que lo estaban siguiendo, comentó. "Es mejor escoltarlos. No sabemos si lo que dicen es la verdad o son esclavistas… Y tampoco sabemos si luego de que lleguen, esos tipos les roben sus cosas a los refugiados."
Estaba siendo bastante seria y algunos dirían que demasiado cautelosa, pero Akira pensando en todo lo que había leído en los informes, no pudo negar que las posibilidades estaban presentes.
Por tal razón se movieron para interceptar esta caravana.
Nunca se sabía lo que podían estar haciendo y las posibilidades iban desde maleantes que estaban llevando esclavos hasta un grupo de guerra que estaba pensando atacar algún lugar.
"Creo que fue lo correcto escoltarlos. De esa forma, le evitamos angustias de encontrarse con otros peligros o evitamos un posible conflicto por la tensión." Dijo Akira pensándolo con calma.
Bestias mágicas eran normales por estas tierras y algunas eran bastante salvajes, pero a la vez siempre estaba el problema de la tensión.
¿Qué pasaba si algún grupo de milicianos de Jasar el Pálido venían y comenzaban conflicto por algún error de estar tan tenso? Tal vez, sus compañeros de su academia la verían como exagerada, pero los peligros de este lugar eran innegables.
Era necesario estar tenso y en guardia, en esta clase de lugares en donde se llevaban toda clase de acciones.
"Cierto." Dijo la Sumo Sacerdotisa Xaali y con una sonrisa, añadió. "Es increíble que las personas estén viniendo por su cuenta desde lejos para asentarse en Zerzura."
Su voz sonaba algo sorprendida, pero Akira pensaba que este tipo de caravanas 'privadas' eran una de las tantas que sucederían o sucedían.
La razón era simple, la ciudad de Zerzura y la política de aceptación de los refugiados, era algo que sin duda atraería a cualquier persona, no importa la distancia.
Tan solo con decir que había ofertas de trabajo, que atraería a personas del extranjero, solo dejaba ver qué la clase de calidad de vida que tenía la ciudad.
Y era normal que tal ciudad atrajera a otros y ya no necesitara ir a buscarlos… Aunque estaba seguro, que los planes de enviar caravanas para realizar las famosas misiones arcas seguirían en pie.
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Aurora leyó los últimos informes.
No solo se trataba de la caravana 'local' que vino de las antiguas tierras de Eritrea al este de Jartum, sino que las diferentes personas que buscaban viajar a estas tierras para posteriormente mudarse a Zerzura.
La Ciudad de Zerzura, que algunos llamaban 'Oasis' o 'Joya de África' estaba empezando a atraer una gran cantidad de personas.
De más lejos de donde la misma ciudad era capaz de llegar y en realidad la caravana que se había encontrado Akira, no era la primera.
Otras caravanas se movieron por su cuenta desde Etiopia e incluso hubo veces, que estas 'caravanas' no eran de camiones, sino que de personas que se agrupaban y marchaban caminando.
Los kilómetros que recorrían en estas tierras peligrosas era algo a tener en cuenta y eso significaba que, para cubrir tales necesidades, Zerzura debía moverse.
Ese pensamiento hizo que Aurora pasara a la misión Arca que se realizaría hacia Eritrea al este.
Tales tierras tenía señores de la guerra, pero esos individuos estaban influenciados por el Rey de Arabia con el cual James había arreglado ciertos términos de cooperación.
No obstante, en ese lugar, específicamente en la zona portuaria había otras influencias externas, lo que significaba negocios ilegales y posibles problemas.
Y eran problemas, porque ahora no se iba a detener si tenía que hacer algunas cosas y no deseaba otra situación como la que ocurrió en este lugar… No deseaba volver arrepentirse por haberse retrasado otra vez.
Dando un largo suspiro, Aurora levantó su mirada a Alice, que entraba a su oficina.
"¿Ya has arreglado la misión?" Preguntó esa glotona mientras se dejaba caer en el sofá de esta oficina.
Podía parecer indiferente y tranquila como si hubiera llegado de algún restaurante local, pero en realidad esa glotona estuvo trabajando, limpiando mazmorras.
No era algo que alguien se lo ordenaba, ella tomaba trabajos por su cuenta mientras que la dejaba a solas con los asuntos administrativos, de esa forma evitando tener que leer informes o hacerlo.
"Sí. Viajaremos a Eritrea como teníamos planeado. El plan es mostrar la presencia de Zerzura y dar aviso que la ciudad puede aceptar refugiados y que solo necesitan esperar." Respondió Aurora con calma.
Eritrea no era un lugar tan grande comparado a otras naciones y el objetivo de esta misión arca, no solo era traer personas, sino que informar a la gente de esa región que Zerzura se movería a ese lugar.
De esa forma, ellos no tendrían que venir, pagando o arriesgándose a viajes que podrían resultar muy mal.
Todo mientras daban presencia de forma directa, para dejar en claro a los criminales y mafiosos que no aceptarían negocios ilegales.
Ahora que tenían al General McLean de su lado y todo era público, era momento de utilizarlo como escudo para moverse.
"¿Qué estás pensando?" Preguntó Alice con curiosidad.
"Movernos de forma más directa." Respondió Aurora y dando un largo suspiro agotado, añadió. "Entiendo que no podemos eliminar toda la suciedad, pero no voy a permitir algunas situaciones."
¿Qué clase de negocios era capaz de aceptar y cuáles eran necesarios ser eliminados? ¿Qué personas podía perdonar y cuáles no? Conocer los límites propios era necesario y más cuando era imposible ver todo en blanco o negro.
Sería genial dejar todo lo bueno y eliminar lo malo, pero era imposible.
Tan solo con decir que 'El Obeid' y 'Jartum' llevaba negocios ilegales que eran ligeros, era una prueba de que se estaba dando 'permiso' para tales negocios.
El cultivo de drogas más ligero, era un ejemplo, de lo que se permitía en estas tierras y era uno de los tantos ejemplos que se dejaba.
Si bien ella no era quien se encargaba de permitirlo y era la iglesia por medio de hacer la vista gorda, Aurora sabía que podría influir en la toma de decisión.
"Se puede eliminar toda la suciedad, sin embargo, sin un control absoluto será imposible de evitar que surja de vuelta." Dijo Alice con calma y viendo que la miraba, explicó. "Solo mira a Zerzura. Los negocios ilegales han comenzado a aumentar. Venta de armas ilegales, objetos de caza ilegales, clubes de apuestas, centro de ventas de drogas y algunas personas que se reúnen, queriendo formar sus pandillas. Si no fuera por Atenea, Zerzura ya tendría su propio bajo mundo."
Zerzura había superado el medio millón de habitantes y como iban las cosas, el número aumentaría cada vez más.
El 'ideal' de Zerzura que brillaba con fuerza, seguía brillando, pero esa luz empezaba a crear una oscuridad, que aquellos que no compartían tal ideal, empezaban a ocupar.
Atenea brindaba una seguridad absoluta, pero el costo era la libertad de las personas y sobre todo la privacidad de los habitantes, quienes eran observados en su totalidad por esa inteligencia artificial.
Entre más personas, aún más complicado se volvería sostener una ciudad libre de crimen y si deseaban mantener tal seguridad, entonces las restricciones serian aún más profundas.
La seguridad extrema iba a la mano de un estado autoritario y el costo eran las libertades personales… Era actuar como los señores de la guerra que deseaban controlar todo con mano de hierro y eso no era algo que Aurora no deseaba.
Ella deseaba ayudar y lo hizo, yendo lo suficiente lejos como para darle a esas personas un lugar en el cual vivir.
Lo que hicieran luego de eso con sus vidas, no era un tema que la concerniera a ella y no iba a cargar con sus malas decisiones, solo se iba a encargar cuando cruzaran un límite y detenerlos si lo merecían o eliminarlos si era necesario.
Ahora solo iba a ir a Eritrea a encargarse del trabajo.
"Liam ha estado buscando información de nuestro destino, necesitamos ver si es necesario que venga con nosotras o no. También deberíamos dialogar con aquellos que siguen al Rey de Arabia." Murmuró Aurora en voz alta, planeando todos los pasos y la mejor forma para actuar.
Era quien lideraría esta caravana y tendría que planear como deseaba actuar una vez que llegaran.
Una tierra nueva significa un lugar nuevo en el cual Zerzura solo estuvo presente por rumores y como siempre, las personas creían que los rumores se exageraban.
"¿Y Akira?" Preguntó Alice mirándola de forma atenta.
La expresión de Aurora tembló al entender la pregunta de su hermana.
¿La dejarían o la llevarían? Esa jovencita estuvo trabajando en diferentes lugares y si bien el trabajo era pesado, siempre fue en un ambiente seguro y conocido.
Sería diferente si la llevaban a otra parte.
Aun así…
"Vendrá con nosotros." Determinó Aurora tras pensarlo.
Esa joven como rango A tenía experiencia para su edad y según los informes de quienes la vigilaban, era una chica trabajadora que se esforzaba para estar a la altura de sus superiores.
Reconocer el trabajo duro para Aurora significaba darle más responsabilidades y aunque le incomodaba un poco su decisión, como su superior tuvo que reconocerle su trabajo y, por ende, llevarla a esta nueva misión.
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