Una bocina sonó de repente y Akira dio un salto, sintiendo de inmediato todo su cuerpo adolorido.
Mirando para todos lados, se dio cuenta de que estaba viajando en parte trasera del incómodo camión militar y la bocina que la despertó fue del mismo camión.
"¡Vamos a trabajar!" El grito del militar, llevo a que Akira descendiera de este camión, frunciendo el ceño ante el sol tan intenso.
Luego dio una mirada a su 'parada'.
Un pequeño pueblo entre 'El Obeid' y 'Jartum' su destino principal… Hace un par de días, había aceptado trabajar y tras que la enviaran a informar a su profesor y entrenara un poco con los milicianos, la trajeron en esta misión.
Había estado en 'El Obeid' y ahora estaba en el trabajo o para decirlo de cierta manera, en una pequeña parte de su trabajo.
"¡Bajen los suministros!" Ordenó un militar musculoso y Akira, empezó a moverse.
Su grupo había venido en una pequeña caravana de cinco camiones y su trabajo era entregar suministros a los diferentes pueblos y aldeas en zonas alejadas.
Ahora empezó con su trabajo, ayudando a los militares a bajar las grandes cajas y cargándola hasta dejarla en el suelo.
Otros magos del ejército, abrieron las cajas, sacando los diferentes suministros básicos que iban desde ropa, productos diarios y comida.
Un sacerdote se encargó de abrir un puesto y utilizar su magia de curación y artefactos para curar cualquier problema menor que padecían los habitantes de esta aldea y luego se encargaron de la distribución.
Este pueblo estaba bastante alejado, pero los residentes no fueron cautelosos y la razón fue la persona que lideraba esta pequeña caravana.
"¿No le dije que iba a traerle cosas buenas cuando volviera? Bueno… ¡Aquí estoy con Zerzura!" Dijo José Vázquez con una sonrisa, saludando a una señora que daba la impresión de ser la jefa del pueblo.
No estaba trabajando bajo de Aurora o Alice de forma directa, sino que le dieron diferentes trabajos y ahora su jefe, era ese aventurero.
Vázquez estuvo presente entre los grupos de estudiantes, solo que la única diferencia fue que nadie lo eligió a él… Aunque eso tenía sentido cuando gran parte de los estudiantes tuvieron que irse, ya sea por sus padres que se quejaron o porque no tuvieron deseos de quedarse.
Akira en vez de distraerse, empezó a trabajar, ayudando a los demás a bajar las cargas, distribuir la ropa, la comida y encargarse de todas las tareas en la que podía trabajar.
No era la única mujer, ya que había sacerdotisas novatas y a la vez mujeres milicianas, pero sin duda era la más joven.
Sin embargo, su fuerza era superior a varios de los presentes y como un rango A, tuvo que demostrar su esfuerzo… Y lo hizo durante una hora de trabajo.
Instalaron un artefacto de agua, para que el pueblo tuviera agua, se encargó con los magos de fortalecer las casas de piedra y adobe de la zona, para evitar los pequeños problemas.
Como una psiónica de hielo, no pudo hacer muchas cosas, pero los magos… Eran malditamente buenos para estas tareas.
Algunos crearon círculos mágicos instalados en un pozo, que generaba agua potable, reuniendo energía mágica de los alrededores, luego instalaron otros círculos mágicos por la zona para alejar animales y bestias salvajes de bajo rango.
Esos círculos mágicos utilizaban energía mágica de los alrededores y no núcleos mágicos, para mantenerse, lo que significaba que eran 'económicos', pero a la vez funcionales.
Tras terminar toda la tarea que pudo, vio el pueblo cuya atmosfera mejoró un poco y Akira observó a los habitantes de este lugar, rodeando a Vázquez y a la anciana jefa de todo.
"Piense sobre Zerzura. Le aseguro, he visto la ciudad por mí mismo y es un lugar agradable a la que ir." Dijo el aventurero Vázquez y notando que la señora, se quedaba en silencio, precisó. "Piénselo con su gente. Por ahora, nos encargaremos de limpiar las mazmorras en riesgo de desbordarse."
Su gente debía pensarlo detenidamente junto a todos, para decidir si mudarse a Zerzura o no y Akira comprendía que algunas personas, estaban acostumbrados a vivir en pequeños pueblos, lo que significaba que algunos se resistían ir a la gran ciudad.
Sin embargo, que ellos no fueran a la ciudad, no significaba que no lo ayudaran en lo que se podía y ahora fue lo mismo.
******
Una onda de hielo se extendió por un túnel de paredes de piedra, golpeando a las criaturas salvajes, que la atacaban.
Eran jabalís de piedra, cuya resistencia era bastante alta y Akira tuvo que congelar sus piernas, para recién eliminarlos.
La forma que cargaban por los túneles era problemática y si no fuera porque, eran algo lentos con los desvíos, hubiera sido mucho más problemático.
Tras ver que esas criaturas estaban muertas, Akira respiró pesadamente y empezó a moverse, revisando su sección.
Decenas y decenas de jabalís de piedra de rango B y algunas de rango A, lo suficiente alto como para que esta mazmorra fuera categorizada como una mazmorra de rango S… Y la razón de ello, era que no había sido limpiado durante demasiado tiempo.
Lo que llevo a que se estuviera por desbordar y ahora, el ataque se convirtió en un desafío, que la dejo agotada.
Tras asegurarse que había terminado todo, se dirigió al camino principal y pudo ver a otros miembros de la caravana, descansando.
"Descansa. Vázquez y su grupo está eliminando al jefe de rango S." Dijo un miliciano que estaba agotado.
¿Un rango S? La mazmorra se había vuelto demasiado peligrosa… Y el problema, era que esta solo era la segunda mazmorra que debían completar.
Akira cayó agotada en la pared, respirando hondo, sintiendo sus músculos adoloridos y su cuerpo consumido por el cansancio.
El dolor de cabeza era intenso y si no fuera, porque aprendió de su profesor a controlar la energía psiónica de forma eficaz, era probable que ya hubiera caído desmayada.
Sentándose en una posición de meditación, Akira respiró hondo y luego cerró sus ojos, buscando recuperarse lo más pronto posible.
La misión no iba a terminar ahora, de la misma forma que viajaron y llegaron a una aldea para ayudar, todavía necesitaban acabar con las mazmorras restantes y volver a moverse.
Meditando durante diez minutos, los pasos hicieron que abriera sus ojos y pudo notar que algunos milicianos, se despertaban de su sueño, mientras Vázquez con su grupo llegaba.
Ese espadachín de rango A, tenía una herida en su estómago que se estaba recuperando.
"No se levanten. Descansaremos quince minutos antes de partir a la siguiente mazmorra." Dijo Vázquez con un tono serio y con una mirada curiosa a ella, preguntó. "¿Y cómo te va pareciendo todo?"
Aunque no era la persona que había elegido, se estaba tomando su rol de superior de forma seria.
"Cansador…" Respondió Akira de forma honesta y viendo que algunos se reían, comentó. "Estoy exhausta."
Algunos miembros del grupo de ese hombre se rieron de forma honesta ante sus palabras, pero Akira no tuvo ni siquiera la fuerza de avergonzarse.
Estaba cansada… Viajar en camión era agobiante, llegar y trabajar era pesado y luego tener que luchar contra enemigos que la superaban en números, era demasiado.
Como si fuera poco, todavía necesitaban moverse a otras mazmorras para limpiarlas.
"Te acostumbrarás." Dijo Vázquez y bebiendo un juego energético, anunció. "Hay muchas tierras por cubrir y poca mano de obra apta. Así que es necesario esforzarnos un poco."
Acostumbrarse… Esa era la palabra correcta para esta situación.
Que los milicianos estuvieran descansando en este momento, dejaba ver que se habían adaptado a tales ambientes de alta tensión y constante trabajo.
"Jefe ya está actuando como todo un ciudadano de Zerzura." Dijo una mujer que llamaban 'Roja' y con una risa entretenida, comentó. "Lo mejor de estos trabajos, es que obtenemos los cadáveres de nuestras presas, solo para nosotros."
Al escuchar sobre los cadáveres, Akira dio un suspiro, dándose cuenta de lo que le había faltado.
"No lo guardaste, ¿eh?" Confirmó Vázquez y al ver que asentía, se rio y comentó. "Si estuviéramos en una ciudad o un pueblo contrataríamos un equipo de limpieza, pero bueno… Estamos en este lugar."
Dividían el área no solo para acelerar el trabajo, sino que también las recompensas, de esa forma quien eliminaba y se esforzaba más, obtenía más ganancias.
Y si bien Akira había ido a otras mazmorras en prácticas, nunca la dejaron sola y por, sobre todo, siempre había un equipo de limpieza que se encargaba de los cadáveres de las criaturas.
"Solo guárdala en tu anillo espacial. Luego lo enviaremos para que se encarguen de ellos." Dijo Vázquez con una sonrisa entretenida.
No estaba limpiando una mazmorra con el paquete de limpieza ya contratado y eso significaba que tenía que recoger todo ella.
"Mientras no tenga que despedazarlo por mí misma, estará todo bien." Respondió Akira y levantándose, se volvió a mover, ignorando las risas a su espalda.
Este lugar era agotador y el trabajo era demasiado pesado con muchas tareas, pero le estaban dando todas estas tareas tratándola como un rango A y eso era que le agradaba a Akira.
Le estaban dejando ver que esto si bien era una 'práctica', era real.
La carga del trabajo, la dificultad, el cansancio y el mismo trabajo era algo que no estaba preparado y que se realizaba en el mismo momento.
Justo como la forma que decidieron limpiar estas mazmorras para evitar que se desbordara y destruyera el pueblo cercano.
******
Bostezando mientras el camión entraba a Jartum, Akira dio una mirada atenta a los alrededores.
Había leídos los informes de lo que había sucedido en esta ciudad, pero ahora no pudo sentir que este sitio fue controlado por milicianos peligrosos.
La gente se movía por todas partes, dejando en claro que estaban ocupados y muchos saludaban los conductores de los camiones.
Akira que iba al lado de la aventurera llamada Roja, que estaba conduciendo, no pudo evitar sentir cierto ánimo y energía entre la gente.
A pesar de que era bastante tarde y estaba anocheciendo, estaba algo animado.
"Increíble, ¿no lo crees?" Preguntó Roja y con una expresión seria, declaró. "Cuando llegamos a este lugar era un desastre. Los milicianos hacían lo que deseaban y los gobernantes eran aún peor. Los lunáticos estaban por todas partes y los negocios turbios estaban presente a la luz del día."
Los informes también detallaban toda clase de situaciones en este lugar y mayormente la atmosfera tensa, pero ahora mismo no había esa clase de atmosfera.
Algunos bares públicos estaban activos y la gente disfrutaba, mientras que unos pocos restaurantes estaban funcionando a esta hora y si bien había 'milicianos', sus uniformes profesionales y su andar disciplinado, daba respeto y no miedo.
"Todo cambio cuando llego Zerzura…" Murmuró Akira, asintiendo para sí misma.
"¿Zerzura? Nah." Dijo Roja agitando su cabeza y con un tono frío, declaró. "Todo cambio cuando se encontraron cientos de personas masacradas en la arena de combate. Cuando las mansiones de los Señores de la Guerra fueron asaltadas y ellos asesinados. Cuando la sangre de los maleantes se mezcló con el río. La ciudad cambió cuando se asesinaron a todos los hijos de puta que les cagaron la vida."
Fue muy suelta para hablar y a la vez bastante directa.
La ciudad no cambio cuando Zerzura y la Iglesia del Tiempo y el Espacio trajo ayuda, cambió cuando todos los que antes la controlaban y cometían crímenes en contra de los ciudadanos, fueron asesinados.
La muerte de aquellos que causaron tanto dolor, llevo a que las personas pudieran liberarse y pudieran por primera vez vivir sin temor.
Pese a que Akira podía entender una pequeña parte de esa realidad, al final, solo era una pequeña porción.
No podía imaginar ni el dolor ni el sufrimiento que habían atravesado los ciudadanos de este lugar.
Sintiendo el cansancio del viaje y las mazmorras, el camión se dirigió a una mansión qué estaba siendo utilizada como campamento y al entrar, pudo observar a Aurora que estaba escuchando los informes de diferentes grupos.
La forma que adultos mayores le informaban con detalle y solemnidad, dio cierta impresión única que Akira, no pudo evitar admirar.
Fue cuando dejaron de informarle que Aurora, le hizo una señal para que se acercara.
"¿Arrepentida de tomar este trabajo?" Preguntó Aurora con cierta sonrisa entretenida y algo de seriedad.
Era una pregunta honesta y…
"No. He hecho más trabajo aquí que los meses en mi academia." Respondió Akira de forma honesta y con cierta sonrisa cansada, murmuró. "Pero estoy cansada, directora."
Su murmullo fue bromista, pero el cansancio se filtró por sus palabras de forma directa.
"Ven, vamos a dentro para que desayunes algo o descanses en un lugar mejor que un camión en movimiento." Dijo Aurora haciéndole una señal para que lo siguiera.
Akira obedeció y entró a la mansión, sintiendo que su cuerpo y mente estaba en sus límites.
"Puedo dejarme caer arriba de usted, ¿directora?" Preguntó en broma con cierta sonrisa, al ver que esa joven actuaba tan seria ante su cansancio.
¿Fue por su voz? ¿Su expresión y su mirada que mostraba un cansancio excesivo? Aurora le hizo una señal para qué se afirmará en ella y Akira riéndose de forma entretenida, lo hizo mientras la ayudaban como si ella estuviera herida.
Aurora se notaba un poco preocupado por su situación y era agradable que fuera tan atenta y tan cálida, detrás de esa solemnidad que mostraba.
Después de todo, no importa cuanta autoridad o prestigio tuviera, Aurora seguía siendo una joven que era capaz de quedarse dudando cuando podía tener que hacer algunas cosas.
Justo como cuando la conoció al frente de la academia…
"¿Qué estás pensando?" Preguntó la joven mientras la llevaba.
"Que eres un poco guapa." Respondió Akira ocultando sus pensamientos y riéndose al ver la forma rara que la miraba, comentó. "Soy capaz de admirar la belleza ajena."
Akira solo se rio a carcajadas mientras la joven simplemente agitaba la cabeza y lo hizo, porque su 'jefa' estaba sonriendo de forma ligera.
Aunque no estaba queriendo revelar lo que pensaba, extrañamente, a la vez no estaba mintiendo.
Únete y habla con otros lectores: discord.gg/WG8FX75