La noche era tranquila y la luna iluminaba de forma ligera los alrededores.
No era suficiente como para que las personas comunes pudieran ver durante la noche, pero Alba era una gran bestia mágica de rango SS… Una cazadora.
Aunque a su gente le gustaba actuar en grupo, no significaba que individualmente fueran débiles.
Controlando su presencia, su respiración y silenciando sus pasos, Alba olfateó el aire a su alrededor.
No estaba cazando a algún objetivo, sino que lo estaba siguiendo y ahora ese aroma era perceptible aquí.
Los preparativos fueron muy diversos y si bien ella como bestia mágica no era buena para la utilización de tecnología, tenía sus ventajas personales y le pidieron que la usara.
Había memorizado el aroma de cada miembro de la expedición y ahora podía oler el aroma de la Sumo Sacerdotisa Xaali y Abdellah.
Como individuos que utilizaban magia espacial eran los más complicados de seguir, pero ellos fueron lo únicos que captó desde que llegó y tras memorizar su aroma, se movió.
Saltando por el suelo mientras empezaba a correr, su cuerpo se encendió en llamas y apareció a más de cuatrocientos metros de distancia, sintiendo el aroma de vuelta.
Sin dudarlo empezó a moverse, mientras que notaba que algunas bestias nativas de este mundo empezaban a correr al sentir su presencia.
No la liberaba para intimidar, sino que liberaba una ligera presencia para alejar a los enemigos y de esa forma no verse involucrada en un combate innecesario.
Le había dicho a la Reina del Bosque que se iba a encargar del portal abismal y era necesario mostrar toda su capacidad para que todo saliera de forma exitosa.
Debía encargarse de este portal abismal antes de que Amnestria decidiera moverse y si sentía que algo iba mal, eventualmente se movería.
No solo por el bosque mágico, sino que por la persona que estaba dirigiendo esta expedición y con la cual se relacionaba.
Las palabras apocalípticas de Aurora le habían parecido algo excesivas, pero ella también confiaba en esa jovencita.
Era una aliada valiosa y alguien a quien respetaba y era imposible que no lo hiciera cuando ella fue quien salvó a la bestia que servía, que admiraba y respetaba.
Por eso actualmente se estaba tomando su rol de ayudar a la expedición de forma seria, queriendo ayudar con el trabajo de este lugar.
"Grr…"
Gruñendo a una serpiente con piernas de rango S que se ocultaba en la oscuridad, Alba olfateó de vuelta y vio rastros de lucha.
Desapareciendo al darse cuenta de que la serpiente huía, ella volvió aparecer a varios metros en donde volvía a oler los rastros.
Necesitaba moverse rápido en este lugar y la razón era que todavía no podía dejar de pensar en esa gran raíz que aparecía en el cielo.
Volviendo a moverse entre los árboles, su cuerpo era grande para estar en este lugar, pero incluso con su tamaño y rapidez, ella fue silenciosa al actuar y moverse.
Su temperatura corporal se hizo similar a sus alrededores y su presencia buscaba ocultar en la oscuridad.
El olor empezaba a volverse más notable y claro con el paso de los cientos de metros y tras recorrer más de dos kilómetros, pudo captar las presencias que buscaban, solo que también había otras presencias desconocidas.
Acercándose al límite, pudo ver que en una pequeña llanura estaba la Sumo Sacerdotisa Xaali junto al mago Abdellah, ambos siendo observados por un grupo de criaturas raras.
Parecían lagartos, pero con cuerpos humanoides, cubiertos por escamas de color gris que cubría gran parte del cuerpo y sus ojos salvajes miraban a sus presas con hambre y locura.
Su cola no era tan gruesa, pero se ajustaba a sus delgados cuerpos de más de dos metros de alto.
Su cintura estaba cubierta por par de pieles y en sus manos, llevaba un par de lanzas de hueso muy primitivo.
Eran seis y tres de ellos eran rangos S que estaba gruñendo tratando de rodear al par de humanos.
"No necesitamos luchar. Podemos hablar." Dijo la Sumo Sacerdotisa Xaali utilizando un artefacto que liberaba energía mágica.
Esa mujer estaba levantando sus manos con calma, pero la sed de sangre que liberaban sus oponentes dejo en claro que no deseaban conversar.
Alba mantuvo su cuerpo agazapado, sin querer interrumpir a la sacerdotisa, pero a la vez preparada para desgarrar a esos lagartos humanoides.
"Venimos a ayudar." Comunicó la Sumo Sacerdotisa Xaali mostrándose lo más indefensa que pudo.
Trataba de entablar una comunicación tanto mental como por medio de la energía mágica, queriendo trasmitir su palabras y sinceridad a ese grupo.
Cada miembro de la expedición tenía uno de esos artefactos, no obstante, ahora la situación se notaba claramente diferente.
"Que…"
"¡GRAA!"
Antes de permitir que la Sumo Sacerdotisa pudiera hablar, la principal bestia lanzó su lanza de hueso y antes de que Alba pudiera saltar para ayudar, esa sacerdotisa agitó su mano.
El espacio a su alrededor se distorsionó con una barrera fortalecida que detuvo la lanza que claramente era un arma débil y primitiva.
Abdellah también tenía su varita a su lado y ambos, no estaban tan indefensos como parecían a pesar de que el grupo de lagartos empezó a atacarlos queriendo matarlos a los dos.
La defensa de la sacerdotisa se mantuvo en contra de las garras y los golpes, entonces se movieron otra vez y Alba observó como esos lagartos se detenían mirando para todas partes.
Empezando a oler los rastros de sus presas, recuperaron la lanza y empezaron a moverse otra vez hacia la Sumo Sacerdotisa Xaali y Abdellah que aparecieron a cien metros.
Alba volvió a saltar y esta vez lo hizo a una distancia media, antes de aparecer con calma.
"No creo que podamos seguir escapando de esas criaturas. Desde que no han avistado no han parado de perseguirnos."
La voz del hombre humano fue escuchada por Alba y tras alcanzar su ubicación, pudo sentir como ambos humanos estaban preparando sus ataques al sentirla.
"¿Necesitan ayuda?" Preguntó Alba con calma mientras se mostraba al grupo.
Al saltar no había tratado de ocultar su presencia para que ambos se dieran cuenta y ahora lo estaban mirando para ver qué era lo que planeaban.
Ambos humanos se miraron y la mujer asintió.
"Nos hemos encontrado con esta raza hace más de media hora. Ellos nos siguen no importan a donde vamos, incluso si nos movemos espacialmente. Hemos intentado dialogar, pero ellos no parecen comprender… O no lo desean y nos siguen atacando." Explicó la Sumo Sacerdotisa Xaali con una voz fría.
"Decidimos escapar, ya que no deseábamos asesinarlo, pero este paso… Es poco probable que huyamos." Añadió Abdellah manteniendo su varita en sus manos.
Una raza que los atacaba y los perseguía, buscando atacarlos a pesar de que se trató de informar que no le iban a hacer daño… Eso sonaba interesante para Alba, quien se acercó al grupo esperando.
Podía sentir las presencias acercándose a su grupo por medio de los árboles y tras esperar unos segundos, un gruñido vino y una lanza volvió a volar.
Esta vez a su dirección y esa lanza se quemó antes de que pudiera tocar su piel y esa raza de lagartos saltaron al frente del grupo.
"¡GRAAAA!"
Gruñendo con salvajismo, la empezaron a rodear dejando ver algo de trabajo en equipo y Alba que se daba cuenta de que no le temían, liberó su presencia.
El calor se elevó de inmediato al punto de que incluso ellos fueron impactados y a la vez su presencia se extendió, salvaje e indómita demostrando dominio.
Era una de las bestias más cercanas a la Reina del Bosque y era fuerte… Una potencia por sí mismo.
Los rostros de lagarto de esas criaturas cambiaron sintiendo miedo, demostrando que había algo de lucidez, pero al momento siguiente se volvieron aún más agresivos mostrando sus colmillos.
Esos ojos bestiales se volvieron rojos y saltaron queriendo atacarla, pero volvieron a golpear la barrera.
"¿Qué demonios les pasa?" Dudó la Sumo Sacerdotisa Xaali al ver que el grupo seguía atacando.
No había extendido su presencia a esos dos humanos, pero era imposible que no la pudieran sentir y ellos mostraban su incredulidad a que esas bestias lo pudieran soportar… Y quisieran seguir atacando.
Alba vio a esas criaturas y se dio cuenta.
Esa no era una raza, eran animales salvajes, sin miedo o temor, queriendo eliminar a sus enemigos sin importar lo que sucediera… Lo peor eran esos ojos salvajes que mostraban emoción y excitación, como si fuera extremadamente excitante atacar a una bestia más poderosa.
*Boom*
Liberando una oleada expansiva de calor, envió volando al grupo que atacaba a la barrera y pudo ver que algunos golpeaban los árboles con fuerza.
Ella se movió a uno que trataba de levantarse y presionó el pecho con su pata, pero esa criatura siguió atacando como si no le importara el dolor y la muerte.
Los rangos S fueron los primeros que se levantaron y ellos volvieron a atacar utilizando sus garras queriendo destriparla.
"¿Dicen que escapar es imposible?" Preguntó Alba y al ver que ambos grupos asentían, ella dio un rugido liberando otra onda expansiva que alejo a sus enemigos y tras mirar, reveló. "Ellos son bestias que solo piensan en comer."
Conocía a esa clase de bestia en el bosque y las había visto muchas veces.
Incluso si tenían inteligencia, no dialogaban y atacaban, en este caso las criaturas parecían similares a los monstruos que atacaban con todo, solo que sentían dolor.
Tomando su decisión ella se movió.
*Boom*
Tras una onda expansiva, Alba saltó golpeando con solo su fuerza a las criaturas que chocaron con los árboles y luego le dio una patada extra hasta que los dejo inconsciente.
Haciendo lo mismo con los otros, en menos de un minuto dejo inconsciente a todos.
No los hirió tanto y unos rangos A y S podrían soportarlo, pero fue lo suficiente como para que no despertaran en unas horas.
"Es mejor que nos movamos." Dijo Alba haciéndole una señal al par de humanos que la observaba sorprendida.
Era posible que si ellos luchaban no podían dejar inconsciente a sus enemigos, así que se encargó de la tarea.
Viendo que el espacio se torcía otra vez y luego dos veces más para alejarse sin dejar rastros, Alba se encargó de eliminar su aroma con fuego.
Podía matar en defensa propia, pero si no era necesario se recomendaba evitar conflicto para de esa forma, si era posible dialogar, en el futuro lo hicieran… Al menos eso decían las recomendaciones para esta expedición.
Moviéndose otra vez, el viaje espacial se detuvo de repente, cuando la Sumo Sacerdotisa Xaali frunció el ceño.
Cuando los alrededores se mostraron como una llanura libre de árboles, el grupo pudo sentir un par de drones deteniéndose alrededor de ellos.
"Al parecer Aurora está cerca." Murmuró Abdellah mientras utilizaba su reloj holográfico para conectarse a la red.
Alba dio un suspiro… No podía negar que le gustaba estar en grupo.
******
Corriendo por una llanura en medio de la noche, Zrag observó sus alrededores en silencio.
"¿Deberíamos buscar un lugar para descansar o tenemos que empezar a cavar?" Preguntó Melgar de forma solemne.
La noche estaba escasamente iluminada y por los alrededores estaba todo vacío, sin nada que pudiera cubrirlo.
Había algunos árboles arrancados, tierra destruida e incluso cráteres, pero por lo demás no había un lugar para ocultarse.
"Creo que es mejor que vayamos a los árboles." Murmuró Zrag apuntando al bosque y dando una mirada al gigantesco árbol a lo lejos, añadió. "Podríamos intentar ocultarnos en el interior de los árboles de mayor tamaño."
El bosque parecía ser una parte que rodeaba al gigantesco árbol que estaba a lo lejos y debido a la cercanía, era posible ver que ese árbol era mucho más grande de lo que cualquiera había pensado.
Habían estado moviéndose durante gran parte desde que llegaron y ahora estaban acercándose al gigantesco árbol, que simplemente era demasiado grande.
El bosque cercano tenía árboles grandes y gruesos, lo suficiente como para buscar un árbol hueco para descansar.
Sería incómodo, pero era mejor que cavar para crear una cueva o buscar una montaña, en este lugar tan extraño.
Si bien las bestias no eran tan agresivas y ellos podía soportar no dormir durante un par de días, Zrag deseaba estar en las mejores condiciones antes de moverse más cerca del árbol.
Melgar asintió y ambos volvieron a moverse en silencio, para acercarse a la parte más cercana del bosque, viendo los árboles de más de veinte metros de alto y un par de metros de grosor.
Lo suficiente para ocultarse en el interior.
"Es…"
Antes de que Zrag pudiera hablar, Melgar lo detuvo con su mano y señaló el suelo de un árbol en particular.
En esta noche todo estaba oscuro y los árboles evitaban la luz de la luna, pero Zrag era alguien que había adaptado sus ojos para ver en la noche.
Sin embargo, no podía ver lo que se ocultaba en la base de ese árbol… Era una oscuridad demasiado profunda para captar.
Dirigiendo su mirada a otros árboles, pudo ver que algunos árboles también estaban teñidos de oscuridad.
Era una mezcla de la oscuridad de la noche, con una oscuridad más profunda que daba una sensación más aterradora.
Y esa oscuridad empezó a moverse y dejo salir una masa oscura que reveló la forma de una jovencita con una bolsa de papitas.
"Qué casualidad que nos encontremos." Dijo la joven y dándole una señal, añadió. "Vengan. Tengo un lugar para descansar."
Junto a esas palabras, ella empezó a moverse y Zrag dio un respiro aliviado al ver quien era.
Caminando por los árboles notando que estaban teñidos de oscuridad, Zrag se detuvo cuando vio que una parte literalmente estaba cubierta por una masa de oscuridad.
Varios metros alrededor cubiertos como un domo entre los árboles y esa oscuridad abrió una entrada revelando la risa de dos gorilas junto a la tienda de campaña.
Habían encontrado compañeros… Zrag se relajó un poco, sabiendo que al menos tendrían compañía cuando se acercaran al gran árbol.
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