Viajando en un taxi, Érica se miró en el pequeño espejo en sus manos para ver si estaba decente.
"¿Has pensado en que hacer sobre la Academia de Héroes? Estamos a la mitad mes de marzo y si bien, estás entrenando. En el futuro tendrás que decidir."
Érica levantó su mirada a la proyección que se proyectaba por su reloj holográfico.
Un hombre en sus cincuenta años, cuya atmosfera seria y altiva era fácilmente discernible.
Ahora la miraba con una mirada curiosa y una media sonrisa al verla arreglarse tanto.
Era su padre Douglas Reynolds, líder del gremio 'Royal Knight', afiliado a la realeza del Reino Unido.
La academia volvería a empezar en el mes de abril y ella estaría en el segundo año, en donde las prácticas en grupos serían más habituales.
Hasta era posible que ya se uniera a un grupo o actuaran como 'héroe' en proceso, permitiéndole tener trabajos.
Las clases teóricas estaban presentes, pero ya se priorizaría la práctica general.
Y si fuera sincera…
"Me gustan las prácticas y la idea de trabajar, pero no estoy interesado en las clases." Dijo Érica con sinceridad y mirando a su padre, detalló. "Me ocuparía demasiado tiempo que podría dedicar a desarrollar hechizos."
Eso era lo que estaba sintiendo.
No era como si las clases no fueran útiles, pero el problema era que no se centraban en lo que ella buscaba y prefería gastar su tiempo desarrollando su hechizo.
Era cierto que en algún momento tendría que dejar esa gran ciudad de hielo para experimentar en la realidad, aun así, no deseaba malgastar su tiempo en otra área.
Era muy posible que sus compañeros pensaran del mismo modo.
No necesitaban egresar de la Academia de Héroes, para obtener ese título y la verdad era que, si alguien tenía dinero, lo podía comprar.
Hasta incluso en algunos países, políticos influyentes eran capaces de dar ese 'título', presionando al gremio de héroes local, para que lo otorgara.
"Puedes hacer lo que desees, pero recuerda arreglarlo y organizarlo." Dijo su padre y con un tono serio, determinó. "También me gustaría que alguna vez te acerques al gremio. Nosotros somos…"
"Los caballeros reales de Su Majestad la Reina y nuestra familia tienen responsabilidad con la Realeza." Interrumpió Érica con un tono ligeramente agobiado y dando un suspiró, murmuró. "Soy demasiado joven para tratar de hacerme cargo del gremio, padre. Además, la 'Corte' es un desastre."
El gremio de su padre no simplemente estaba afiliado a la Realeza, sino que estaba muy conectado y en cierta forma era un gremio que servía a la Reina del Reino Unido.
La influencia de la Realeza del Reino Unido tras el 'Gran Cataclismo' había tomado una mayor fuerza y eso se debía que un linaje antiguo había despertado en ellos, permitiéndole ser más fuertes que otras personas.
Su ayuda durante los primeros años fue vital y quien dio mayor participación no fue el país, fue la mismísima Reina quien logró convertirse en un rango SS.
El problema era que todavía no se había seleccionado heredero oficial y era por eso que los príncipes y princesas, estaban trabajando para obtener mérito.
Tratando de igualar a una mujer que participo en la guerra civil europea… Para Érica tales asuntos eran molestos.
"Aun así, eres mi única hija y de tu madre. Aunque lo niegues y lo rechaces tu posición tiene peso." Advirtió su padre con seriedad.
Érica suspiró.
"Lo entiendo padre. Y haré lo que crea que es correcto, llegado el momento. Sin embargo, el único momento que está llegando, es la fiesta a la que asistiré." Respondió Érica y al ver a su padre sonreír, declaró. "Así que por ahora terminaré la llamada."
Su padre solo le dio una sonrisa y tras una despedida y un recordatorio que los visitara, terminó la llamada.
Todavía no había llegado a sus veinte años y para ella esos asuntos eran demasiados problemáticos.
Era por eso que al ver el edificio en donde residía Aurora, ella solo se concentró en la fiesta, que estaba por venir.
Pagando el taxi y bajando al lugar, ella sin importarle como se veía se dirigió a la entrada.
Se había arreglado debido a que había descuidado su apariencia durante su locura por la magia, pero si fuera sincera, cada vez le importaba menos.
Llegando a la entrada y tocando con cierta emoción, ella jugó con su anillo espacial que contenía varios vinos caros.
Entonces la puerta se abrió y un gran pecho peludo apareció al otro lado de la puerta.
"…" Érica parpadeó varias veces y al ver que esa gran bola de pelo, bajaba la cabeza, murmuró. "¿Rupert?"
Quien estaba del otro lado era el gorila atronador que era compañero del Anciano Kernen de la Academia Cernunnos.
Érica lo había reconocido perfectamente y al verlo sonreír, ella volvió a dudar.
"Me reconociste, ¿aunque soy más pequeño? Eso son buenos ojos" Comentó Rupert y riéndose la invitó a entrar.
Rupert media tres metros, pero como cualquier gorila era fuerte y poderoso, pero ahora su tamaño rondaba los dos metros.
Dudando de su vista al entrar, Érica pasó por el pasillo y luego la sala, entonces notó a personas que reconocía y alguien que no reconoció.
"Déjame de molestar, llorona." Gruñó un gorila atronador.
Pelaje negro, ojos rojos y muy musculoso.
Su voz grave, causaba bastante miedo mientras agitaba su mano rompiendo pequeños copos de nieve que Akira le estaba lanzando con una sonrisa maliciosa.
"¿A quién llamas llorona?" Preguntó Akira lanzando otros copos de nieve extra.
Ese gran gorila atronador los desvió con su mano y reveló sus dientes de forma salvaje.
Si alguien lo viera, era muy posible que creyera que estaba por atacar… Así de aterrador se veía.
"¿A quién más? ¿Quién estuvo llorando cuando Aurora y Alice fueron llevadas por ese portal?" Dudó el gran gorila mientras daba una risa ligeramente burlona.
"Tch. No me calumnies, esa vez no llore." Respondió Akira de forma molesta.
"No lo sé. Conociéndote seguramente lloraste." Se burló el gorila atronador recibiendo varios copos de nieve de la otra parte.
Érica parpadeó aturdida al ver que Rupert solo se sentaba lejos de ellos comiendo varios aperitivos y viendo la televisión.
Ver a dos gorilas atronadores en medio de la sala, era sin duda llamativo, pero que se comportaran como humanos, era aún más extraño.
Al verla aturdida, Shao Ya se acercó con una gran sonrisa amistosa.
"Ignóralos. Ellos a veces son como perros y gatos." Dijo Shao Ya y aplaudiendo, presentó. "Esta jovencita es Érica Reynolds, antigua estudiante que estuvo en el grupo de mercenarios y compañera de todos."
Su presentación fue amable y en vez de solo presentarla como una 'estudiante', también la presentó como una compañera al mismo pie de igualdad.
Era un reconocimiento directo.
El gorila atronador y una mujer que estaba a su lado se levantaron, entonces ese gran gorila negro se acercó mientras sus ojos brillaban con fuerza al mirarla.
"Te sientes igual que aquella llorona, espero que no sigas su camino." Dijo el gran gorila y dando una sonrisa, comentó. "Soy César y esta es mi compañera Charlotte."
La joven mujer que estaba a su lado asintió con bastante calma en forma de saludo y al verla tan inexpresiva, Érica también hizo lo mismo, todavía aturdida.
"Si ves que Rupert y yo somos pequeños, es porque mi gran compañera lo hizo posible." Dijo César y apuntando su cinturón, declaró. "Este artefacto mágico, nos permite disminuir nuestro tamaño."
Su tono orgulloso al mirar a su compañero, hizo que Charlotte diera una suave sonrisa, pero lo que le pareció interesante fue ese artefacto.
La magia de transformación vino a su mente y Érica sintió que todavía era demasiado novata en el campo de la magia.
"Además, queda bastante bien y es cómodo…" Murmuró Rupert con cierta seriedad.
Los gorilas atronadores no eran de usar ropa debido a que su pelaje cubría gran parte de su cuerpo, pero verlo con un cinturón era sin duda extraño.
"Oye, ella se ve igual que yo, porque somos iguales." Dijo Akira llegando desde su asiento y poniéndose a su lado, levantó su mano para crear hielo y declaró. "Somos mejores que tú."
Entonces Akira la miró como si le pidiera que se uniera y Érica no pudo contener su sonrisa al levantar su mano.
Sin tener que realizar un cántico, el hielo se formó en su mano y flotó en el aire.
La naturalidad de como lo hizo y que no tuviera que realizar un cántico, hizo que Akira le diera una mirada de sorpresa y luego una sonrisa.
"Debería probar su capacidad…" Murmuró César revelando una sonrisa salvaje.
A pesar de que ahora mismo media dos metros, era fuerte y era lo suficiente alto como para que ella tuviera que levantar la cabeza.
Érica estaba seguro de que, si se enfrentaba, sería aplastada con facilidad.
"Deberías meterte con alguien de tu tamaño."
Una voz sonó y cuando todos miraron, pudieron notar a Alice y Nicole saliendo de un portal.
La sonrisa de César creció bastante y enderezando su espalda, sus ojos rojos brillaron de forma llameante.
"Ella es una buena opción." Dijo Alice sosteniendo a Nicole quien miró entre ambos con seriedad.
Al ver que Cesar desviaba la mirada, Érica pensó que Nicole aceptaría, pero su expresión fue diferente.
"Cuando fui a la Academia Cernunnos, luche con él… Y me dio una paliza." Murmuró Nicole rascándose la mejilla y dando una sonrisa de saludo.
Su tiempo con el Emperador Víctor había sido bastante agitado... Eso fue lo que pensó Érica al ver a Nicole recibiendo la mirada de ese gran gorila sin temor ni miedo.
Es más, sus ojos liberaban un brillo que parecía no rechazar el desafío.
"Bien, no importa quien sea, pero vamos a luchar. ¡Debemos ponernos al día!" Gruñó César con fuerza y al ver que Alice parecía no estar animado, declaró. "También he traído algo de comida para quien salga victorioso."
Con esas palabras Charlotte utilizó su anillo espacial y dejo ver varios postres suizos, antes de guardarlo en un anillo y dejarlo en la mesa.
La forma que se movía apoyando a su compañero por sus gustos, fue muy natural.
Esta vez los ojos de Alice brillaron.
******
Aurora se rio suavemente al ver a Érica aturdida.
Nicole cuando se había encontrado con César quien podía considerarse como otro 'estudiante', lo reconoció de inmediato debido a que entrenaron juntos cuando Víctor la llevo a la Academia Cernunnos.
Sin embargo, Érica todavía seguía ligeramente aturdida y su expresión solo cambiaba al ver lo que estaba sucediendo.
*BOOM*
Un gigante de cinco metros de alto y de piel negra, se enfrentó a un gorila atronador de seis metros de alto cuyos puños estaban ardiendo con fuego.
Estaban viendo por una cámara debido a que esa batalla se desarrollaba en el campo de entrenamiento en el sótano, pero el temblor podía ser sentido desde la cocina en donde ellos estaban.
"César y Rupert han venido debido a que tienen una reunión con los ancianos de su tribu. Aunque muy posiblemente César viniera porque deseaba luchar." Dijo Aurora con una sonrisa entretenida.
Charlotte que estaba presente ayudando en la cocina, dio una pequeña sonrisa al darse cuenta de que la intención de su compañero fue descubierta.
Pasándole la carne para que Santiago y Shao Ya fueran a ponerla en la parrilla, Aurora miró los diferentes platos.
Le gustaba cocinar y no le molestaba tomarse el trabajo para preparar algo delicioso, pero que otros ayudaran siempre fue bien recibido.
Era por eso que ahora que Charlotte estaba ayudando de forma silenciosa y que Érica también tratara de apoyar, solo la hizo aceptar.
Todo el grupo de Akira había venido y esa psiónica de hielo estaban en el sótano junto a Nicole, y Rupert, viendo el combate de Alice y César.
Aquí solo estaba Charlotte que seguía tan silenciosa como la primera vez que la conoció y también estaba Érica junto Aeko que era tan trabajadora como siempre.
Oscar, Andrés y Liam eran los encargados de las bebidas.
"Ese artefacto es maravilloso. Redujo su tamaño de seis metros a dos. Bastante espectacular." Señaló Érica observando a Charlotte quien estaba trabajando en silencio.
Esa jovencita siempre fue bastante silenciosa y muy poco habladora, pero al escuchar esas palabras, observó la proyección de la batalla.
"César se molesta a veces por su tamaño. Es bueno para la batalla, pero lo encuentra incómodo cuando estamos en casa." Respondió Charlotte y con una mirada brillante, detalló. "Muy pocas criaturas tienen la capacidad de cambiar su tamaño a voluntad. Ese artefacto ayuda a aquellas bestias mágicas gigantes."
Aurora había visto algunas criaturas que podían cambiar de tamaño, pero no todas podían hacerlo y algunas bestias mágicas encontraban su tamaño molesto cuando vivían en sociedades humanas.
No podían entrar a muchos lugares, los muebles estaban diseñados para el tamaño humano y ni hablar de aquellas bestias que literalmente eran muy distintos a los humanos.
"¿Viven juntos?" Preguntó Érica con cierta curiosidad.
"Sí, soy su compañera. Así que naturalmente vivo con él." Respondió Charlotte con una expresión seria y dando una mirada, explicó. "A algunas bestias le gusta la naturaleza y viven en algunos ecosistemas, pero otros están acostumbrados a lo humano. César es de estos últimos."
Érica asintió aprendiendo algo nuevo.
Era normal que las bestias mágicas fueran influenciadas por la cultura humana e incluso por los domadores y lo bueno era que muchos productos se desarrollaban para los domadores.
Permitiendo que algunas casas fueran remodeladas tanto para su habitante humano o su compañero bestial.
Recibiendo un mensaje mientras escuchaba la conversación, Aurora sonrió.
"Cithrel está llegando con Taqiyya, Clémentine y Leslie. Al parecer a las últimas dos se la encontró en los Portales Cosmos." Dijo Aurora y recibiendo la mirada de los presentes, comentó. "Más trabajadores. Eso es bueno."
Las demás dieron una sonrisa.
Había muchas personas que estaba asistiendo a esta pequeña fiesta y tenía mucho que preparar, pero incluso ahora se estaba divirtiendo.
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