La expresión de Cécile se hizo seria al sentir como el suelo temblaba y algo en el lago se levantaba.
"¡Siento una presencia tengan cuidado!" Gritó el mago de agua.
Lamentablemente fue muy tarde.
Ellos estaban ocultos en el camino del acantilado, detrás de todas las criaturas que comandaba, pero su posición no fue de ayuda.
*BOOM*
Algo gigante golpeó el camino y la pared de la montaña.
Las rocas empezaron a caer desde arriba y si bien el mago de agua estaba protegido junto a los sacerdotes, el derrumbe no fue el problema.
"¿Qué demonios es eso?" Murmuró la Sacerdotisa de la Iglesia del Tiempo y el Espacio.
Esa sacerdotisa había expresado los pensamientos de todos los presentes y nadie podía negar que estaban aturdidos.
Del lago 'algo' se había levantado y gracias a la iluminación de la luna que se había atenuado, pudieron discernir el contorno.
¿Era un calamar? ¿Un Kraken?
No, esa criatura tenía un torso humanoide, pero estaba hecha de decenas de criaturas, bestias y Tartak unidos entre sí.
Eran cuerpos pegados y atados por hilos negros conformaban un torso humanoide, pero eso era lo único más cercano a lo humano.
En vez de brazos y piernas tenía tentáculos como alguna clase de calamar, y el problema era que esa criatura era titánica.
Veinte metros de alto, con tentáculos conformados por cadáveres y caparazones gruesos, capaces de aplastar a un humano promedio y convertirlo en una masa de carne.
Lo peor fue la presencia.
Putrefacta y caótica, la presencia de esa abominación hizo que cada bestia se congelara de miedo y terror instintivo.
No solo a la corrupción del 'Caos' a la cual estaba envuelta, sino que por la fuerza de su presencia.
Era una abominación de rango SS.
"¡Viene de vuelta!"
Un grito vino de algún lugar y un tentáculo golpeó otra vez el camino donde varias criaturas se encontraban.
*BOOM*
La explosión fue aterradora y ver como la sangre y carne de esas criaturas era machacada causó miedo en los espectadores.
Era lenta, pero la fuerza tras cada golpe resultaba ser aterradora.
"¿Qué hacemos?" Preguntó el sacerdote de la Iglesia del Orden.
Las tortugas que parecían haber tomado anabólicos y que estaban luchando con el espadachín y el arquero no era la carta oculta de Svenak.
Esa cosa lo era.
"¡HAHAHA!"
La risa maniática de Svenak se extendió y a pesar de que Norak, lo perseguía para no dejarlo escapar, esa tortuga logró huir cuando la abominación agitó otra vez su tentáculo.
*BOOM*
Destruyendo un edificio y parte de la muralla, Norak había esquivado el golpe directo, pero la fuerza expansiva logró empujarlo con fuerza.
"¡Todos ustedes se transformarán en sacrificio para mi señor!" Gritó Svenak al pararse en la cabeza de esa titánica abominación y riendo con locura, anunció. "Todos se convertirán en materiales para su llegada."
Estaba claro que todos esos cuerpos conformaban los sacrificios que había realizado y ahora dejo en evidencia la razón de los sacrificios.
Ayudar a la existencia que estaba del otro lado y susurraba a los oídos a 'llegar' a este 'lado'.
"¿Qué hacemos?" Preguntó la sacerdotisa en pánico.
Ella estaba preparándose para rezar, pero su pánico era notable.
A lo que se enfrentaban era a un rango SS, que, si bien era lento, un solo golpe podía romperle los huesos a un luchador.
"¿Qué más quieres hacer? ¡Hay que matarlo!" Declaró Cécile con seriedad, ordenando que sus criaturas atacaran.
Las aves con dos pares de alas, aquellas con picos y garras metálicas descendieron tratando de cortar la carne y desmembrar la criatura.
Los golpes de esa titánica abominación eran aterradores y la onda expansiva era impresionante, pero su desventaja era la velocidad y había que aprovecharse de ello.
"¡Maten a esas dos tortugas y denme tiempo para actuar!" Ordenó Cécile con una expresión seria y luego se movió hacia el patio del castillo.
Las tortugas levantaron sus armas para atacarla, pero Norak se interpuso en el camino y se acercó mientras sangraba desde su estómago.
Sacando una poción de curación y tirándosela para que la tomara, Cécile ordenó que aquellas criaturas a su mando con mayor agilidad atacaran mientras que ordenaba a las demás a ponerse a cubierto.
Ese camino al acantilado no solo era peligroso, sino que también era el lugar más fácil para que esa abominación titánica los derribara.
"Ordena que la gente común huya. Ahora tenemos un enemigo en común que debe ser destruido." Dijo Cécile con una voz fuerte.
Podía ver que cuando esa abominación golpeó el lugar, había asesinado algunos Tartak y herido a otros pocos.
Tal hecho era perfecto para ella debido a que ahora los Tartak tenían miedo e incluso los más leales dudaban de Svenak.
"Y encárgate de tu gente…" Murmuró Cécile en voz baja.
Lo hizo en voz baja debido a que no deseaba generar mayor tensión en este momento con aquellos que dudaban que hacer, pero su expresión era seria.
Estaba apuntando a esos Tartak que estaban corrompidos y que literalmente estaban del lado de Svenak, creyendo a la existencia que había llevado todo a este punto.
Había algunos de ellos presentes y no solo eran esas dos tortugas corrompidas que estaban luchando.
Cécile podía sentir las miradas asesinas que le daban algunos Tartak y Norak también lo sintió.
*BOOM*
En unas de esas veces que la titánica abominación agitaba sus tentáculos para golpear a las aves, su golpe dio a la montaña volviendo a derribar a las bestias que estaban cera del lugar.
Algunos felinos habían saltado a esa titánica abominación para tratar de dañarla, pero la mayoría estaba apoyando la lucha del arquero y el espadachín contra esas dos tortugas corrompidas.
"Este no es momento para dudar. O nos unimos, o todos morimos." Gritó Norak con seriedad.
Tales palabras fueron seguidas con órdenes hacia aquellos Tartak 'civiles' que se resguardaran lejos y a las personas que estaban en los hogares cercanos, que huyeran al castillo principal.
Cécile al ver que había tomado el control, hizo que varias bestias la protegieran y se fue al área más despejada.
En esa posición podía ver como Svenak trataba de controlar a esa titánica abominación y podía ver como sus aves que volaban, estaban tratando de molestarlo.
La abominación estaba conformada por diversos cuerpos, pero en algunas áreas tenía caparazones que la cubría, así que, para presionar con mayor dedicación, iban a por Svenak.
Sin embargo, ese lunático Tartak era un Archimago de tierra de rango S y lo peor era que se estaba asimilando con la abominación.
Cécile podía ver como los pies de Svenak se hundían en la masa de cuerpos en lo que sería la cabeza de esa abominación titánica.
Una vez fusionados, la inteligencia aumentaría y era posible que se volviera un enemigo más aterrador que ahora.
Fue por esa razón que Cécile actuó y empezó a preparar su hechizo.
Lo hizo tras asegurar que las bestias lo protegieran y tras utilizar varios pergaminos de protección y ocultación.
No deseaba que nadie la molestara, incluso esa abominación titánica.
Al empezar su hechizo el gasto de energía mágica se hizo extremadamente elevado y ella se sintió que era como un globo que perdía aire.
Ignoró como Norak asesinaba a uno de los Tartak que trataba de traicionarlo y también ignoró como el sacerdote de la Iglesia del Orden lanzaba un pilar de luz, asesinando a uno de los dos compañeros de Svenak.
Se concentró en su complejo hechizo y cerró los ojos, evitando que los sonidos la alcanzaran.
Era sumamente peligroso e incluso si estaba protegida por barreras, su actuación estaba siendo imprudente, pero estar en tal situación, aumentó su concentración.
Ella se rio, al darse cuenta de que su locura también aumentaba.
Era la risa de un Archimago que estaba por hacer algo peligroso y que nadie evitaría que lo realizara… Era la locura innata que un mago tenía por su magia.
Y ella era esa clase de mago.
La situación era delicada, y como si fuera poco su hechizo era sumamente peligroso, pero era imposible que se detuviera.
Su concentración hizo que avanzara con su hechizo hasta que su mente se desconectó de todo y empezó a ver diferentes imágenes en su mente.
Eran imágenes borrosas, algunas tenían enormes montañas, otras islas voladoras, o eran pura agua, e incluso había imágenes volcánicas y todo seguía cambiando.
Setenta y dos imágenes pasaron por su mente detallando diferentes lugares… Diferentes planos.
No había orden en esas conexiones y todas era al azar pasando como imágenes a alta velocidad.
Cécile no tuvo tiempo para experimentar por completo su hechizo y al sentir el tremendo gasto de energía mágica, se conectó con uno de esas imágenes al azar.
Entonces abrió sus ojos y sintiendo su conexión, agitó su mano a una zona abierta.
El humo negro apareció en el lugar que había seleccionado y empezó a solidificarse para formar una puerta con complejos grabados.
Muchos de esos grabados eran antiguos sacados de las notas del 'Enemigo de la Humanidad' y solo las posiciones fueron sacadas de las últimas notas de Víctor.
Era una enorme puerta que ante sus ojos se veía hermosa y sintiendo como esa puerta se solidificaba por completo, Cécile pudo sentir su corazón latir con fuerza.
Entre su latido, su mente se fue extendiendo y ella pudo sentir cada pequeño cambio en esa puerta, al mismo tiempo que sentía que su energía mágica aumentaba como si la 'fuente' que contenía esa energía mágica, creciera.
Estaba dando el siguiente paso y alcanzando el rango SS, tras realizar su primer hechizo prohibido.
Y ella continuo, abriendo la puerta sabiendo el peligro que podría traer.
"¡GRAAAAAA!"
Lo primero que salió fue un perro gigante de seis cabezas que rugió con fuerza mientras la lava se desbordaba de su boca como saliva.
Sus pies quemaron la tierra y su cuerpo estaba encendido fuego.
Cécile pudo sentir la fuerza de rango S de esa bestia y también pudo sentir la conexión con esa bestia.
Ese perro de seis cabezas estaba atado de forma temporal a ella y Cécile le ordenó que atacara a la abominación titánica.
"¡GRRR!"
El perro rugió y se elevó en el cielo creando cientos de bolas de fuego a esa abominación, pero la puerta no había terminado de cerrarse.
Lo que estaba realizando era un hechizo prohibido que había desarrollado y que le había ayudado a ascender al rango SS… Era obvio que no terminaría de esa forma y no lo hizo.
Tras que saliera ese perro, diferentes perros empezaron a salir, igual que el primero, pero menos fuerte.
De dos, tres o cuatro cabezas cada uno de ellos estaba atado de forma temporal y atacaron a la abominación.
Luego salió una enorme serpiente que se deslizaba mientras entremedio de sus escamas rojas liberaba magma y al momento siguiente le siguió un ave de fuego puro.
Esa ave y serpiente eran rango S, acompañada de decenas de rangos A de su propia especie.
Su hechizo prohibido creaba una puerta a uno de los setenta y dos mundos demoniacos, trayendo las criaturas de diferentes planos y si bien era al azar lo que invocaba, su número no tenía límites.
Ahora lo estaba viendo, cuando otro perro de seis cabezas salió y luego un gigante constructo de fuego que también fue atado a ella.
Lo negativo era que tales invocaciones eran temporales y desaparecerían en uno o dos días, pero ese no era el mayor peligro de este hechizo.
Cécile pudo sentir como algo pasaba del otro lado, algo que no podía controlar y someter en su control, incluso de forma temporal.
Que tenía voluntad propia y lo peor de todo, que era fuerte.
No importa como trató de cerrar la puerta para evitar que esa entidad cruzara, no pudo hacerlo y ella respiró hondo al ver que esa entidad salía.
Pelaje blanco con líneas negras, garras feroces y un tamaño grande.
Midiendo más de cinco metros de alto y seis metros de longitud, era grande y a pesar de que se veía como un peluche gigante, sus dientes eran feroces.
Sus orejas se levantaron y sus ojos rojos sumamente inteligentes revisaron el área, hasta que su mirada no dio a la abominación titánica, sino que a ella… La invocadora.
El peligro más grave de su hechizo prohibido era que al conectar su puerta para invocar, nunca podía elegir lo que podía atraer de cualquiera de esos setenta y dos mundos demoniacos y como si fuera poco, había algunos que no podía controlar.
Ahora un felino había cruzado esa puerta y no estaba en su control.
Cécile se calmó y revisó todas las criaturas que podían habitar los setenta y dos mundos demoniacos, pero mientras su mente trabajaba con fuerza, pudo ver que ese tigre encendía fuego su cuerpo y pudo darle un nombre.
Un 'tigre del infierno' había llegado del otro lado y esa clase de tigre, aunque se veía como una linda mascota, eran tan inteligente como un humano.
El problema era que esas criaturas no eran consideradas 'bestias mágicas', sino que eran 'elementales' que tomaban formas físicas de tigres y como si fuera poco, su nombre de 'infierno' la relacionaban con la Emperatriz del Infierno… Una Diosa Primordial.
Su fuerza era de rango S, pero Cécile al ver que ese tigre del infierno se acercaba mientras su pelaje se encendía fuego, no pudo evitar temblar con cierto temor.
No había que subestimar su fuerza, uno de su especie era un Dios que gobernaba uno de los setenta y dos mundos demoniacos y lo más aterrador era que tales criaturas eran conocidas como las 'mascotas' de la Diosa Primordial.
Sirvientes y leales a la Emperatriz del Infierno y ahora ese tigre dejaba ver que deseaba devorarla por ser traído a la fuerza.
¿Qué pasaba si luchaba?
Esa pregunta fue respondida cuando pudo ver que el fuego de los alrededores se doblegaba ante ese Tigre del Infierno y Cécile se dio cuenta de la peor posibilidad.
Sus invocaciones estaban relacionadas con el fuego y ese tigre tenía mayor dominio que ella sobre ese elemento, lo que era posible que, si ordenaba que la atacara, sus recientes invocaciones la traicionaran… O serian consumidas.
Viendo como ese tigre se acercaba de forma orgullosa sin temor a ser atacado, Cécile recordó lo que sabía sobre esas entidades y al final, tomó su decisión.
"Oh, Gobernante Eterna del Infierno, Fuego Encarnado, Símbolo de la Destrucción y Regente del Caos. Diablo Inmortal imploró que me escuches."
Empezando su rezo en un idioma antiguo que aprendió de Terra nova siguió uno de los miles de cánticos para rezar a la Emperatriz del Infierno.
El silencio se extendió y el fuego ardió con mayor fuerza, pero no hubo respuesta de esa existencia.
No era simple conseguir respuesta de esa entidad y si bien Cécile lo sabía, ahora no pudo evitar sentir un escalofrío.
Eso fue por la mirada del Tigre del Infierno que paso de marcarla como 'presa' a marcarla como 'posible compañera'.
Los Tigres del Infierno eran criaturas leales y adoraban a la Emperatriz del Infierno, y ahora Cécile se dio cuenta de que los expertos llamaran a esos tigres 'mascotas' de esa diosa, no era una broma.
Las orejas de ese tigre se agitaron con cierta emoción.
Cécile tragó su temor al haber rezado a la Diosa Primordial que era conocida por jugar con las vidas de mortales y observó al tigre.
"La entidad que creó esa abominación se representa a sí mismo como el 'Caos'." Informó Cécile y dando su expresión más seria, agregó. "Se presentó como la esencia del 'Caos' y su gobernante."
Sus primeras palabras fueron ciertas y sus segundas palabras en realidad fue un agregado de su parte.
Estaba apuntando a la abominación y a la 'voz' que Svenak escuchaba, presentándolo como un usurpador.
El 'Caos' no tenía quien lo controlaba, pero si se buscaba la existencia que podría hacerse con el control total de esa 'energía divina', entonces todo apuntaría a la Emperatriz del Infierno.
Como hija del antiguo Dios Primordial del Caos, ella era la heredera de esa energ��a y al igual que todos los primordiales, ella era el 'Caos'.
Que alguien se autodenominara 'Caos' era como que alguna entidad se llamara a sí mismo 'Orden', cuando la Diosa Primordial del Orden era la única.
Para los creyentes tal acción era una de las peores profanaciones y ahora…
"¡GRAAAA!"
El tigre del infierno rugió con furia e ira, digna de los mayores fanáticos y su solo rugido hizo que el fuego se elevara.
Cada antorcha de fuego en este lugar ardió con mayor fuerza y el pelaje del tigre del infierno empezó a arder con furia.
El perro de seis cabezas, la gran serpiente de fuego y escamas rojas y el ave de fuego puro tuvieron un aumento de fuerza cuando el fuego que controlaba se hizo más denso.
El calor empezó a extenderse y que el tigre del infierno en su carrera por el cielo absorbiera el fuego de los alrededores, hizo que Cécile se diera cuenta de que su decisión fue correcta.
Apelar al lado de lealtad y fanatismo religioso de esa criatura, le salvo la vida.
Si hubiera intentado luchar era muy posible que las criaturas de fuego de rango S que estaban bajo su control, no le pudieran hacer daño debido a que ese tigre hubiera absorbido el fuego.
Cécile tomando una poción de energía mágica pudo ver el choque de ese tigre del infierno.
*BOOM*
Convirtiéndose en un enorme meteorito de fuego, golpeó un tentáculo de esa abominación titánica y por primera vez el daño fue aterrador.
El fuego que expulsaba ese tigre no era común y devoraba la corrupción, quemando sin cesar no importa como intentara apagarlo.
Cécile había escuchado que el fuego de esos tigres se asemejaba al fuego del infierno que podía liberar Su Majestad la Emperatriz del infierno y ahora se dio cuenta de que era cierto.
El fuego devoró el tentáculo incluso cuando estuvo bajo el lago y siguió extendiéndose de forma imparable, quemando todo a su paso.
"¡GRAA!"
Los demás empezaron atacar entrenando en frenesí y a pesar de que Cécile trató de guiarlos con su control, no pudo.
Todavía estaban bajo su control y no se resistían, pero si los presionaba para moverlos como ella deseaba, se iban a resistir y era posible que lograran romper su dominio.
La batalla comenzó de una forma desenfrenada.
Sus nuevas invocaciones habían superado los cientos y varios eran rango S, pero la mayoría era rango A y algunos pocos de rango B.
Sin embargo, ver como perros saltaban para tomar el cuerpo de ese gigante devorando la carne de esos cadáveres fue impresionante.
Como hormigas tratando de derribar a un colosal enemigo.
El Sacerdote del Orden en vez de atacar se centró en la purificación de esa abominación para evitar que la carne corrompiera a las bestias.
Explosiones de toda clase y ataques poderosos fueron lanzados.
La carne de los cadáveres era quemada o arrancada de esa abominación titánica.
Tal abominación era un rango SS, pero su velocidad era bastante baja a pesar de su fuerza aterradora lo que la convirtió en un fácil objetivo cuando decenas de bestias lo atacaban.
Pedazo a pedazo las criaturas débiles se subieron por su cuerpo como hormigas quemando todo y quien hacía más daño era ese poderoso tigre del infierno.
Moviéndose por el cielo con su cuerpo cubierto de fuego, el tigre lanzaba bolas de fuego e incluso algunas veces quemaba profundamente a esa abominación.
Luego en medio de esas embestidas, Norak observaba lanzando ataques de fuego con su lanza a la vez que mantenía atención en su gente que se retiraba y eliminaba a aquellos Tartak que deseaban traicionarlo.
El arquero y el espadachín miembros de la expedición finalmente eliminaron al último Tartak corrompido y avanzaron al gigante, apoyando a los demás.
Todo mientras la Sacerdotisa de la Iglesia del Tiempo y el Espacio curaba a los civiles Tartak y las bestias mágicas heridas.
Se notaba que ella sería una pésima invocadora de su estilo que usaba criaturas como si fueran carne de cañón, sin embargo, era bastante buena para unir a las diferentes personas.
Cécile recuperando su energía mágica se dedicó a controlar las bestias que podía y utilizó su bastón para lanzar hechizos cada vez que era posible.
Tenía algunos hechizos de apoyo, así que pudo crear barreras para proteger a sus bestias o apoyarlas de vez en cuando.
Atrapaba a algunas bestias cuando volaban y las ponía en el suelo otra vez e incluso retenía los movimientos de los tentáculos gigantes.
Todos empujaron a que esa titánica abominación retrocediera en el lago, y si bien el daño que creaba sus tentáculos se redujo para los Tartak, disminuyó el poder de ataque del grupo.
Antes podían saltar desde el piso para atacarla, pero al estar en medio del lago, solo aquellas bestias que podían volar se movieron.
Cécile siguió actuando priorizando apoyar a esas bestias de fuego y a ese tigre del infierno, quienes podían volar en el aire con su fuego.
Había notado que los Tartak aliados de Norak traían al capitán y a los miembros de la expedición, lo que redujo su preocupación.
Fueron envenenados para que no causaran problemas, pero no sufrieron ningún otro daño o fueron heridos de gravedad y estaban conscientes, pero muy cansados para participar en el ataque.
El grupo de Norak curó el veneno y dando mayor confianza a su líder aliado.
Observando la batalla, Cécile no pudo evitar sonreír al ver a Svenak desesperado lanzando lanzas de tierra.
Su cuerpo estaba hundido en la cabeza de esa abominación hasta la mitad, pero la situación para él era desesperada.
Un rango SS era poderoso, pero esta abominación fue creada con múltiples cadáveres y por intervención externa, no de forma natural.
Era fuerte no había duda, sin embargo, su mayor defecto estaba siendo explotado con precisión.
Las bestias mágicas se movían por el cielo y no importa como los tentáculos se agitarán levando oleadas de agua desde el lago o cuanta fuerza expansiva generara, las bestias esquivaban.
El apoyo de los otros miembros del grupo, el número de sus bestias de rango S y rango A, hizo que la victoria se acercara lentamente.
Hasta que pudo ser vista.
El tigre del infierno formando decenas de imágenes de fuego de sí mismo avanzó hacia Svenak, sin que nadie pudiera notar la diferencia con su cuerpo real.
La abominación agitó sus tentáculos y Svenak lanzó hechizos de magia de tierra para evitar ser atacado, pero a los tigres que golpeaba solo era imágenes falsas creadas a partir de fuego.
Y ese tigre del infierno atravesó todas las defensas y cuando llego a la cabeza en donde estaba Svenak abrió su boca liberando un poderoso aliento de fuego.
Era tan poderoso ese fuego infernal que derritió completamente el cuerpo de Svenak e incluso su ojo que estaba corrompido fue quemado.
Luego el fuego siguió derritiendo gran parte de la cabeza de esa abominación, hasta que no quedo absolutamente nada.
Ese tigre del infierno era un rango S, pero su fuego ya había pasado la etapa de un hechizo de fuego simple y era el verdadero fuego del infierno, capaz de quemar todo a su paso.
Entonces cuando la abominación volvió a mover sus tentáculos para defenderse demostrando que seguía viva, el tigre del infierno saltó al aire libre y empezó a correr a lo alto del cielo.
Su cuerpo estaba ardiendo y el fuego que lo rodeaba aumentó en gran medida hasta el punto de que atraía el fuego que los otros lanzaban e incluso los ataques de fuego de Norak fueron atraídos y devorados por ese tigre del infierno.
Convirtiéndose en una bola de fuego de varios metros, avanzó en un vuelo a lo lejos y luego dio la vuelta.
Rugiendo con furia esa bola de fuego que viajo a una velocidad impresionante atravesó por completo a esa gran abominación titánica.
*BOOM*
Ese gigante cuyo torso humanoide tenía un enorme agujero cayó al lago y los cadáveres se disolvieron dejando de conformar ese gigante.
"¡SOLO SU MAJESTAD ES EL CAOS!" El rugido de ese tigre sonó en los oídos de todos los presentes y pudieron ver como se elevaba al cielo.
Indomable e imparable, ese tigre dejo ver un gran fanatismo y luego descendió al suelo directamente al frente de Cécile.
Ella controló su expresión y detuvo a sus compañeros que levantaron sus armas.
El cuerpo de ese tigre del infierno estaba ardiendo y sus ojos se habían transformado en llamas.
Por medio de su conexión con las otras invocaciones que habían venido con ese tigre del infierno, Cécile pudo notar que habida un gran sentido de sumisión de esas bestias de fuego a ese tigre.
Tal vez del lugar en donde había traído esas bestias era el territorio de ese tigre del infierno… Y Cécile no pudo negar que tuvo suerte.
¿Qué sucedía si algo más entraba?
¿Sabía que criaturas de rango S serian invocadas, pero que sucedía si era algo más fuerte?
¿Una criatura que no pudiera controlar o peor una entidad que no fuera amigable?
El poder siempre tenía una consecuencia y en este punto fue demostrado que su hechizo era poderoso, permitiéndole traer un ejército de gran poder y en cuanto a la consecuencia… Todos aceptarían el peligro de traer una existencia peligrosa del otro lado y Cécile no era una excepción.
Y más cuando el hechizo era tan impresionante.
"¿Dónde está esa voz?" Preguntó el tigre del infierno con una voz masculina.
El fuego de su pelaje disminuyó hasta que desapareció por completo y Cécile, no pudo evitar sonreír al ver que el pelaje se veía suave.
Cécile le dio una señal a Norak mientras que ella ordenaba a las bestias mágicas entrar a la ciudad para mantener un ojo sobre todos los Tartak.
Luego Norak le hizo una señal para que lo siguieran y el grupo voló hacia la entrada del castillo y luego se adentraron.
Cécile estaba en guardia en contra ese tigre y Norak también estaba bastante en guardia, pero ese tigre del infierno solo miraba para todas partes como si estuviera haciendo turismo.
Y si se miraba de cierta forma lo estaba haciendo.
En unas decenas de horas el hechizo acabaría y al ser un hechizo de tipo temporal, todas las invocaciones vivas volverían a sus respectivos mundos y lugares de orígenes.
Descendiendo por unas escaleras se adentraron profundamente bajo tierra y luego, Cécile pudo ver una enorme sala.
Pilares altos contenían la sala y al final se encontraba un altar negro y más atrás de todo eso estaba el portal abismal.
"No hay nada." Dijo el tigre del infierno con seriedad.
Normalmente el lugar tendría una presencia y como Svenak no había logrado completar su ritual, era posible que la otra parte estuviera a medio camino de entrar desde el 'Vacío'.
"Debe haber huido cuando esa abominación fue derrotada." Murmuró Cécile con una expresión seria.
No sabía la fuerza de esa 'voz' y si bien podía pensar que estaba tratando de dejar el 'vacío', era posible que estuviera planeando otra cosa.
Había demasiadas posibilidades y muy poca información para sacar conclusión, pero era un hecho que en este lugar no se sentía nada.
Cécile con la mejora de sentidos al haber ascendido al rango SS, podía darse cuenta de que en este lugar no había debilidad espacial o en la barrera dimensional de este mundo.
Había algo de corrupción remanente, pero ninguna fuente influencia negativa.
El portal abismal también se encontraba sellado y estable sin mostrar ningún rastro negativo, lo que dejo ver que nada le había sucedido.
Cécile suspiró aliviada sin deseos de enfrentarse a alguna entidad desconocida.
Por hoy se había arriesgado demasiado y solo quedaba solucionar los problemas y obtener su recompensa.
Mirando al tigre del infierno, pensó en instarlo a hacer turismo hasta que el hechizo terminara y luego dirigió su mirada a Norak, quien estaba observando el portal abismal.
Sintiendo todas sus conexiones con las bestias y criaturas que había puesto bajo su mando, ella empezó a planificar todo.
******
"Apaciguando un tigre del infierno con palabras… Me parece un poco raro este informe." Murmuró Alice y cuando Aurora le prestó atención, explicó. "Los tigres del infierno son territoriales y si ella abrió una puerta para atraer invocaciones, entonces ese tigre del infierno la hubiera atacado. Muerta la invocadora, se acaba el hechizo."
En todo el informe que había llegado hace minutos ese fue el tema que más le llamó la atención a Alice, pero Aurora fue distinta.
Estaba aliviada.
¿A quién le importaba como calmó a un tigre del infierno?
Cécile había ascendido de rango y había logrado detener la abominación, como si fuera poco tampoco hubo percance con esa 'voz' y se esperaba que la expedición pudiera volver.
Por supuesto, había otra parte que le parecía interesante a ella.
"Cécile desea traerse a los Tartak. Eso era algo previsible, pero el tema es que también desea traerse todas las criaturas que pudo invocar y todas las bestias que se encuentran en esa isla." Murmuró Aurora con una mirada profunda.
Norak al parecer había aceptado la invitación de la Unión Europea dada por Cécile como representante y había decidido mudarse.
Los preparativos de las autoridades Europa estaban en marcha y se esperaba un gran recibimiento mayor que salvar a los goblins.
La razón era simple, los Tartak eran una raza 'nueva' y como si fuera poco, sus técnicas y conocimiento podía tener cierta utilidad.
A todo eso parecían más pacíficos y dejando de lado su devoción que mal guiada podía ser peligrosa, tal como se había visto con Svenak, eran amigables y con una naturaleza menos problemática que los goblins.
Por otra parte, nadie se había esperado que Cécile quisiera traer todas las bestias del otro mundo y ese pedido, que ella marcó como recompensa, era bastante problemático.
Traer bestias mágicas de un lugar de este tipo podía causar algunos problemas por las enfermedades e incluso cuando se dejaba eso de lado, se necesitaba un ecosistema y un terreno especial.
Y si fuera sincera, Aurora nunca había imaginado esa posibilidad.
Era cierto que Cécile no lo hizo por ser amigo de las criaturas y bestias o animales comunes y lo estaba tomando como una forma de obtener ganancias, pero igualmente su movimiento fue bastante sorprendente.
Las dudas de cuanto demoraría el portal abismal europeo abierto era un tema, pero Cécile había hablado con los dioses de ese otro mundo y había 'informado' lo que deseaba hacer, lo que aumentó la estabilidad del portal abismal.
Esa Archimago… No, esa Gran Archimago había planeado sus movimientos y preparado su forma de obtener ganancias de esa misión tan arriesgada y como básicamente fue por ella que los miembros de la expedición se salvaron, nadie pudo decirle nada.
En cuanto a los dioses de ese otro mundo, ellos sin duda aceptaron que los Tartak se salvaran y no había duda de que la aceptación aumentaría, cuando se incluía animales.
"¿Cómo apaciguaría a un tigre del infierno?" Dudó Alice centrada en el mismo tema y con una expresión pensante, murmuró. "La fuerza es inútil, son leales y solo sirven a una existencia. Forzar un contrato tampoco se puede, sus 'voluntades' son fuertes y son capaces de hacer que su fuego lo devore a sí mismo si son forzados. Así que depende de la personalidad, pero esa bestia debía estar enojada."
Aurora se rio al escuchar los murmullos de su amiga.
Era raro que Alice le prestara atención a una situación y ahora el tigre del infierno había logrado captar la atención de esa glotona por completo.
Su risa también dejo ver un poco su alivio y si bien había preocupación futura, era mejor centrarse en el presente.
Los expertos habían analizado que el portal era estable y al parecer los dioses del otro mundo tras el trato con Cécile, lograron que el portal tuviera un largo tiempo para cerrarse.
Se esperaba que terminara de cerrarse en una semana y ese era el tiempo suficiente como para que este lado se preparara para recibir las bestias y el otro lado, Cécile las reuniera.
Una vez que eso sucediera era posible que los guardianes de ese mundo murieran y con ello toda vida… Aun así, con el movimiento de Cécile las bestias mágicas y los Tartak fueron salvados.
"Hoy voy a preparar algo delicioso. Como festejo." Dijo Aurora levantándose y Alice dejo todos sus pensamientos para seguirla.
Su expresión hambrienta dejo ver que se había olvidado del tema anterior.
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