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31.54% EL Mundo del Río / Chapter 88: EL OSCURO DESIGNIO (26)

Capítulo 88: EL OSCURO DESIGNIO (26)

Siéntate, Kazz dijo Burton. Ponte cómodo. Quédate aquí un minuto. Voy a irme. Luego vendrá Monat, y hablará contigo.

Entiendo.

Burton salió de la cabaña y aguardó un minuto. Hubiera debido adoptar la personalidad de Monat cuando empezó la sesión. Eso hubiera vencido la resistencia de Kazz más rápidamente, y Burton no hubiera tenido que recurrir al truco de Besst y el oso.

Volvió a entrar y dijo:

Hola, Kazz. ¿Cómo te encuentras?

Muy bien, Monat. ¿Cómo estás tú?

Estupendamente. Bien, Kazz. Voy a seguir allá donde se paró tu amigo Burton. Vamos a volver a esa primera vez en que hablé contigo, inmediatamente después de que te diera cuenta de que Frigate y yo no teníamos marcas en nuestras frentes. Ahora recordarás aquel momento, Kazz, porque yo, Monat, te pido que lo recuerdes.

»De modo que vas a volver al segundo después de que se lo dijeras a Monat. ¿Estás ya ahí?

Si, ahí estoy.

¿Dónde estáis tú, Monat, y Frigate?

Estamos cerca de una piedra de cilindros.

¿Qué día, o noche, es?

No comprendo.

Quiero decir, ¿cuántos días han pasado desde el Día de la Resurrección?

Tres días.

Cuéntame lo que ocurre después de que tú hayas dicho lo de la falta de la marca. Hablando monótonamente, Kazz describió los acontecimientos inmediatamente

posteriores a aquel momento. Monat había dicho que él y Frigate deseaban hablar en privado con él. Habían caminado cruzando la llanura y se habían dirigido a las colinas. Allá, tras un gigantesco árbol de hierro, Monat había clavado sus ojos en Kazz. Sin la utilización de ninguna ayuda mecánica, sin siquiera informar a Kazz de lo que estaba haciendo, Monat lo había hipnotizado.

Era como si algo oscuro fluyera de él hacia mí, algo oscuro e irresistible.

Burton asintió. Había visto a Monat demostrar su poder, su «magnetismo animal», como era conocido en tiempos de Burton. Era un mesmerista más fuerte que Burton, lo cual constituía una razón por la cual Burton nunca había permitido que el arcturiano intentara hipnotizarle. De hecho, Burton había tomado precauciones contra ser cogido desprevenido por Monat. A través de una elaborada autohipnosis, se había dicho a sí mismo que nunca debía permitir ser mesmerizado por Monat. Sin embargo, era posible que Monat fuera lo suficientemente poderoso como para vencer esa barrera, por lo que Burton se había mostrado siempre extremadamente cauteloso acerca de quedarse a solas con él.

Aquellas precauciones estaban basadas en el miedo a que Monat pudiera descubrir el secreto de la visita del Etico. Ese era el secreto de Burton, algo que deseaba que nadie conociera. Por aquel entonces no tenía ni la menor idea, por supuesto, de que Monat era uno de Ellos.

Se preguntó si Frigate no seria también un experto hipnotizador. Nunca había mostrado ningún indicio de que lo fuera. Sin embargo, siempre se había negado a permitir que Burton practicara el mesmerismo con él. Su excusa había sido que no podía soportar el pensar en perder su autocontrol.

Kazz recordó que, durante el transcurso de la sesión, Monat le había hecho notar a

Frigate la habilidad del Neanderthal para ver los símbolos.

«Nunca se nos ocurrió pensarlo. Tendremos que comunicarlo al Cuartel General tan pronto como tengamos ocasión».

De modo, pensó Burton, que Monat y Frigate estaban en comunicación de tanto en tanto con los Eticos. ¿Cómo lo conseguían? ¿Mediante aterrizajes preestablecidos de las máquinas volantes que Burton había entrevisto en una ocasión? ¿Esas máquinas que parpadeaban dentro y fuera de la visibilidad cuando cruzaban el cielo?

Los dos hombres debían haber estado observándole muy de cerca. Esa era una de las razones por las cuales el Misterioso Extraño lo había visitado de noche durante una tormenta. El Etico debía haber sabido que Monat y Frigate se hallaban en el grupo de Burton. Pero nunca los había mencionado, no lo había puesto en guardia.

Quizá tenía intención de hacerlo, pero le había faltado el tiempo. Había dicho que los Eticos llegarían pronto con sus máquinas volantes. Y se había marchado bruscamente. Pero pese a todo, hubiera debido mencionar un asunto tan grave. Unas pocas palabras lo hubieran puesto sobre aviso. ¿Por qué no lo había hecho? ¿Era posible que no supiera que Monat y Frigate estaban con él? Y Ruach también. No debía olvidar a Ruach.

¿Por qué había tenido tres agentes asignados a él? ¿No era bastante con uno? Además, ¿por qué el trabajo había sido encargado a alguien tan llamativo como el arcturiano?

Fueran cuales fuesen las razones, el asunto de la falta de signos en las frentes de los tres agentes era muy importante. Evidentemente, los Eticos, de primer o segundo orden, no tenían tales marcas. Ahora que eran conscientes de que los neanderthales podían observar este detalle, se habían asegurado de que Kazz no dijera nada al respecto.

Más aún, Monat le había dicho a Kazz que desde aquel momento vería las marcas en las frentes de él mismo y de sus dos colegas.

¿Por qué entonces no habían instalado también una orden de que Kazz viera esos signos igualmente en todo el mundo que no los llevara?

Quizá pensó que aquello no seria necesario. Las posibilidades de encontrarse con otros neanderthales, que nunca habían sido un pueblo numeroso, eran escasas. Y ya se encargarían ellos mismos de no ponerse a su alcance, sí se presentaba la circunstancia.

La explicación podía ser simple. Monat no había estado demasiado equivocado pensando que los encuentros con otros neanderthales iban a ser raros. De hecho, Burton

no habría visto más de un centenar. Todos ellos excepto Kazz y Besst habían pasado rápidamente y a una respetable distancia durante el día.

Pero habían encontrado a Besst.

Intentó recordar las circunstancias exactas bajo las cuales se había producido el encuentro. Hacía tres años de ello, y habían ido a la orilla una tarde. Era una zona poblada principalmente por chinos del siglo XIV después de Cristo y antiguos eslavos. Besst estaba viviendo con un chino, pero desde el primer momento se hizo evidente que deseaba irse al barco con Kazz. Era casi oscuro, así que no podía haber notado nada fuera de lo normal en Frigate y Monat... excepto el hecho de que el último no era humano, por supuesto.

Kazz y ella habían permanecido charlando hasta última hora de la noche. Cuando su compañero de cabaña ordenó a la mujer que entrara con él, ella se había negado. Hubo un momento de tensión cuando pareció como si el chino fuera a atacar a Kazz. La discreción venció. Se dio cuenta de que, aunque era más grande que el Neanderthal, también era mucho más débil. Aunque muy bajo, los masivos huesos y músculos de Kazz lo hacían más fuerte que cualquiera excepto los más poderosos de los hombres modernos. Además, su brutal rostro era suficiente para asustar a cualquiera.

Ambos se fueron a bordo para pasar la noche juntos. Debieron dormirse poco antes del amanecer. ¿Pudo haberla hipnotizado Monat entonces? Probablemente. Burton no sabia cómo podían haber ocurrido las cosas. Pero Besst nunca había hecho la menor alusión a las marcas de Frigate y Monat.

Kazz terminó su relato de la sesión. Era breve, y tal como Burton había esperado.

Envió a Kazz en busca de Besst, diciéndole que fuera muy discreto. A los pocos minutos estaba de vuelta con ella. Burton le dijo que satisfaría más tarde su curiosidad. Por el momento, ¿le dejaría hipnotizaría? Soñolienta, ella aceptó, y se sentó en la silla que había ocupado Kazz.

Tras decirle que él era Monat, la hizo retroceder hasta el momento en que fue mesmerizada por Monat. Como había supuesto, había ocurrido después de que ella y Kazz se hubieran dormido. Monat simplemente le había descrito las marcas que había hecho ver hipnóticamente a su compañero sobre las frentes de los tres agentes. Luego, le había ordenado que viera las mismas marcas. Todo el proceso se desarrolló muy rápida y tranquilamente.

Monat y su colega habían sido afortunados. Antes de que Kazz encontrara a Spruce, había visto a otras dos personas sin las marcas. Sin embargo, la primera vez había sido el Día de la Resurrección. Había llamado al hombre, preguntándole por que no llevaba marca. El hombre había huido, probablemente no debido a que comprendiera lo que Kazz estaba diciendo sino debido a que malinterpretó las intenciones del Neanderthal.

Más tarde, después de encontrarse con Burton, Kazz había intentado decirle lo que había visto, pero ninguno de los dos podía hablar todavía el lenguaje del otro. Y Kazz simplemente lo había olvidado los siguientes días, cuando todos estaban demasiado ocupados en sobrevivir.

La segunda persona a la que había visto sin la marca era una mujer, una mongola. El encuentro se había producido al mediodía, y la mujer simplemente había salido del Río, donde estaba bañándose. Kazz había intentado hablar con ella, pero el compañero de la mujer, que llevaba la marca en la frente, se la había llevado con él. Evidentemente, se sentía celoso. Una vez más, las intenciones de Kazz eran malinterpretadas.

En aquel momento, Burton y los demás estaban hablando con el jefe local en la casa del consejo. Kazz se había quedado fuera para vigilar el barco. Tras la marcha de la mujer, Kant recibió la oferta de algunos tragos de alcohol de líquenes por parte de varias personas que deseaban que les hablara un poco. Nunca antes habían visto a un Neanderthal, y el licor era una forma de desatar las lenguas. Kazz, fácilmente inducido y seducido por el alcohol gratis, estaba medio borracho cuando sus compañeros de

tripulación regresaron. Burton le recriminó tan ásperamente su estado que Kazz nunca volvió a emborracharse cuando estaba de guardia.

También olvidó a la mujer.

Tras sacar a Besst de su trance, Burton permaneció un rato sentado, pensativo. Besst y Kazz se agitaban nerviosos lanzándose miradas interrogativas. Finalmente, Burton tomó una decisión. No servía de nada seguir manteniéndolo todo en secreto. No tenía por qué ocultarle las cosas a Alice y a lo demás. No le debía nada al Extraño, y el hecho de que no hubiera vuelto a aparecer podía significar que él, Burton no tenía razón alguna para mantener el silencio. Además, aunque era por naturaleza reservado, en estos momentos sentía deseos de compartir sus experiencias.

Aunque planteó sólo las líneas generales, le tomó más de una hora. Besst y Kazz se quedaron desconcertados, e hicieron multitud de preguntas. Alzó una mano reclamando silencio.

¡Más tarde! ¡Mas tarde! Por el momento, las preguntas debemos hacérselas a ellos. El arcturiano es más duro, así que vayamos a por Frigate primero.

Les dijo lo que debían hacer. Kazz protestó:

¿Por qué primero no ponemos fuera de combate a Monat? ¿Y sí se despierta mientras nos encargamos de Frigate?

No deseo hacer más ruido del imprescindible. Si Loghu o Alice nos oyen, se organizará un buen barullo.

¿Un qué?

Un follón. Vamos.

Los tres emprendieron el camino de vuelta en medio de la bruma. Burton pensó en algunas preguntas que deseaba hacerle a Frigate. Por ejemplo, Monat, Frigate y Ruach debían haber sabido que Spruce era un agente. Habían tenido montones de oportunidades de hablar con él mientras eran esclavos. Y Monat había tenido muchas oportunidades, tras la revuelta, de hipnotizar a Kazz para ponerle una marca a Spruce.

¿Por qué no lo había hecho?

Si Monat no hubiera podido tratar a Kazz después de la revuelta, al menos hubiera podido decirle a Spruce que abandonara inmediatamente la zona. O como mínimo que se pusiera una banda en torno a la cabeza para evitar que se notara la falta de la marca.

¿Era posible que Spruce no hubiera sabido que ellos también eran agentes? Podían ser tan numerosos que cada uno de ellos sólo conociera a unos pocos. Pero seguro que todos conocían a Monat.

Se detuvo, y contuvo la respiración.

El Misterioso Extraño nunca había dicho nada acerca de tener sus propios agentes. Era un renegado, y era posible que hubiera alistado con él a algunas pocas personas escogidas. ¿Podía haber sido Spruce una de ellas? ¿Y podía de algún modo haberlo descubierto Monat? ¿Y se habría librado de él simplemente no diciendo nada de las habilidades visuales de Kazz?

Aquello no parecía probable. Si Monat había descubierto que Spruce estaba del lado del Extraño ¿y cómo podía haberlo hecho?, ¿por qué no había hipnotizado simplemente aSpruce? Eso le hubiera permitido identificar al Extraño suponiendo, por supuesto, que Spruce supiera quién era.

Pero había otra posibilidad. Monat conocía la habilidad de Spruce de suicidarse a través de la esfera en su cerebro. Así, no le había preocupado que Spruce se pudiera ver obligado a divulgar alguna información.

Además, podía utilizar así a Spruce como mensajero. Podía haberle entregado alguna información para que transmitiera al Cuartel General cuando Spruce fuera resucitado... siempre que el Cuartel General fuera el de los Eticos.

Monat había tomado parte en el interrogatorio de Spruce. Lo divertido que debía haberse sentido. Además, era Monat quien había hecho a Spruce algunas de las preguntas clave.

¿Había sido preparado Spruce por Monat para proporcionar las respuestas que había dado? ¿No serían todo ello mentiras?

Si así era, ¿para qué las mentiras? ¿Para qué mantener a todos los resucitados en la oscuridad?

Era muy posible que Spruce, actuando bajo las órdenes de Monat, se hubiera asegurado deliberadamente de que Kazz lo descubriera.

Por aquel entonces, habían llegado los tres a bordo del Snark. Los dos neanderthales se quedaron arriba. Burton se dirigió hacia las cabinas y, contando las puertas de los compartimientos, se detuvo ante la de Frigate y Loghu. Abrió suavemente la puerta y entró. El compartimiento era muy reducido, lo suficientemente amplio como para contener dos literas una encima de la otra y el espacio para subir y bajar de ellas. Estos compartimientos eran los únicos lugares donde era posible algo de intimidad. Incluso las defecaciones se hacían en ellos, en los orinales de bambú que se colocaban un lado sobre un estante.

Frigate dormía normalmente en la litera de arriba. Burton avanzó, la mano por delante. Lo despertaría suavemente, susurrándole que era su turno de guardia, y luego lo seguiría cubierta. Allí Kazz lo noquearía, y podrían llevarlo a la cabaña.

Puesto que sería imposible evitar que se suicidara cuando hubiera recuperado por completo el sentido, Burton había decidido intentar mesmerizarlo a medida que se recobrara Podía ser arriesgado, pero tendría que intentarlo. Frigate, al contrario de Spruce, podía no sentirse inclinado al suicidio ahora que ya no había más resurrecciones.

Sin embargo, Burton no estaba seguro de que los agentes de los Eticos no fueran resucitados.

Sus dedos tropezaron contra el blando borde de la litera. Reptaron por las toallas que servían de colchón. Se detuvieron.

Frigate no estaba en la litera.

Burton siguió palpando las ropas aunque sabía que no había nadie en la litera. Estaban todavía calientes. Se quedó inmóvil por un minuto. ¿Habría ido Frigate arriba a hacer sus necesidades para no desvelar a Loghu? ¿O se había despertado antes de tiempo y había decidido hablar unos minutos con su capitán antes de empezar la guardia?

¿O había...? Burton se sintió curioso. ¿Se habría deslizado fuera de la litera y ahora estaría con Alice?

Sintiéndose avergonzado de sí mismo, rechazó esta idea. Alice era honesta. Nunca lo traicionaría. Si deseaba otro amante, lo hubiera dicho. Se lo hubiera dicho a él, y luego lo habría abandonado. No creía tampoco que Frigate le hiciera nunca algo así, aunque lo considerara mentalmente.

Se inclinó hacia la litera inferior y adelantó la mano hasta sentir el contacto de la tela. Sus dedos exploraron, siguieron una curva el pecho de Loghu bajo las toallas y luego se enderezó y salió de la cabina cerrando la puerta tras él.

Silenciosamente, el corazón latiéndole tan aprisa que casi no podía creer que no se oyera por todo el barco, se dirigió al compartimiento de Monat. Con el oído pegado a la puerta, escuchó. Silencio. Se envaró, abrió la puerta, y palpó la litera superior. Monat no estaba allí, pero podía estar durmiendo en la litera inferior. De ser así, su respiración no era audible.

Sus manos recorrieron una cama que no había sido ocupada. Maldiciendo en voz baja, regresó a cubierta.

Kazz surgió de entre la bruma con el puño alzado.

¡WaIlah! ¿Qué ocurre?

Los dos se han ido dijo Burton.

Pero... ¿cómo puede haber ocurrido?

No lo sé. Quizá Monat sabía que algo no iba bien. Es la persona más sensitiva que jamás haya conocido; puede leer tu más ligera expresión, detecta la menor inflexión en tu voz. O tal vez te oyó despertar a Besst, investigó, y sospechó la verdad. Por lo que sé, puede haber estado escuchándonos en la cabaña desde el otro lado de la puerta.

Ni yo ni Besst hicimos el menor ruido. Fuimos tan silenciosos como una comadreja acechando a un conejo.

Lo sé. Busquemos por ahí. Mira si falta algún bote. Se encontraron al otro lado del barco.

Todos los botes están en su sitio.


Capítulo 89: EL OSCURO DESIGNIO (27)

Burton despertó a Loghu y a Alice. Mientras tomaban café ardiendo, les explicó todo lo que le había ocurrido con relación a los Eticos. Se mostraron sorprendidas, pero se mantuvieron en silencio hasta que él hubo terminado. Entonces llovieron las preguntas, pero dijo que las respondería más tarde. Pronto amanecería, lo cual significaba que tenían que poner sus cilindros en la piedra para el desayuno.

Alice era la única que no había dicho nada. Era evidente por sus entrecerrados ojos y sus apretados labios que estaba furiosa.

Lamento haber tenido que ocultarte todo esto dijo Burton. Pero estoy seguro de que comprenderás lo necesario que era. ¿Qué hubiera ocurrido si te lo hubiera contado todo y luego los Eticos te hubieran atrapado, como hicieron conmigo? Hubieran podido leer tu mente y descubrir que se habían equivocado al pensar que habían borrado porciones importantes de mi memoria.

Nunca lo han hecho dijo ella . ¿Por qué deberían haberlo hecho?

¿Cómo sabes que no lo hicieron? dijo él . Si lo hubieran hecho, tú no lo recordarías. Aquello la impresionó. No habló de nuevo hasta después del desayuno.

Tomaron éste en un clima muy poco habitual. Normalmente, el sol hacía desaparecer rápidamente la bruma. El cielo permanecía despejado durante el resto del día en la zona tropical o hasta media tarde en las zonas templadas. En aquel sector, las nubes se arracimaban muy rápidamente, llovía durante quince minutos o así, y luego las nubes desaparecían.

Esta mañana, sin embargo, negras masas de nubes se establecieron entre el sol y el suelo. Restallaron algunos relámpagos, como si fragmentos del brillante cielo que había encima cayeran por entre las nubes. Los truenos eran el murmullo de un gigante tras las montañas. Una luz pálida se extendió por todo el paisaje, bañándolo todo con una luz amarillo oscuro. Los rostros en torno a la piedra parecían como si una maldición hubiera caído sobre ellos.

Kazz y Besst inclinaban temerosamente la cabeza hacia su comida y miraban a su alrededor como si aguardaran algún visitante indeseado. El Neanderthal murmuró en su lengua nativa:

El-Oso-Que-Recoge-A-Los-Malvados está caminando por aquí. Besst casi gimió:

Debemos encontrar alguna cabaña para ocultarnos. No es bueno estar cerca del agua cuando él camina.

Los demás habitantes del lugar parecían a punto de correr a buscar refugio también. Burton se puso en pie y dijo con voz fuerte:

¡Un momento, por favor! ¡Estoy interesado en saber si a alguno de vosotros os falta algún bote!

¿Por qué? quiso saber un hombre.

Dos miembros de mi tripulación han desertado esta noche, y es posible que hayan robado un bote para alejarse.

Olvidando la cercana tormenta, el grupo se esparció para mirar a lo largo de la orilla. Al cabo de un minuto, un hombre informó que su piragua había desaparecido.

Ya deben estar muy lejos ahora dijo Kazz. ¿Pero habrán ido Río arriba o Río abajo?

Si hay un sistema de señales en esta zona, podremos saberlo muy pronto dijo Burton. A menos, por supuesto, que hayan amarrado su bote en algún lugar y hayan subido a las colinas para ocultarse.

¿Qué vamos a hacer ahora, Dick? quiso saber Alice. Si nos quedamos aquí para buscarles, no podremos entrar en contacto con el Rex.

Burton reprimió el impulso de decirle que no hacía falta que le señalaran lo obvio. Ella aún estaba hirviendo por dentro; no tenía sentido avivar el fuego.

Monat y Frigate pueden permanecer ocultos durante todo el día de hoy y salir por la noche y robar otro bote. Puede resultar inútil atraparles. No, intentaremos abordar el barco de paletas. Pero los encontraremos algún día, y cuando lo hagamos...

¿Los haremos pedazos? dijo Kazz.

Burton se alzó de hombros y abrió los brazos.

No lo sé. Ellos tienen ventaja. Pueden caer muertos ante nosotros o mentirnos. Hasta que alcancemos la Torre...

Alice recitó entonces, los ojos oscurecidos por su acostumbrada ensoñación:

si bajo su consejo tuviera que desviarme hacia ese ominoso sendero que, dicen todos,

oculta a la Oscura Torre. Y sin embargo, de buen grado, me desvié hacia donde él indicaba; ni orgullo

ni esperanza me animaban hacia el fin descrito, si no la alegría de la existencia de algún fin.

Porque, por haber vagado por todo el mundo, por haber buscado durante todos estos años,

mi esperanza era tan sólo un fantasma insoportable de la alegría que hubiera podido reportarme el éxito... Apenas intenté reprimir el salto

que dio mi corazón al presagiar el fracaso.

Allí estaban, alineados en las colinas, reunidos

para asistir a mis últimos momentos: un marco vivo

¡para un nuevo cuadro! en una tela de llamas. Los vi, y supe quiénes eran. Y sin embargo

llevé valientemente el cuerno a mis labios y soplé,

»El caballero Rolando a la Oscura Torre llega...”

Burton sonrió salvajemente.

Browning hubiera pensado... debe pensar... que este mundo es más extraño aún que el pintado en su poema fantástico. Aprecio tus sentimientos, Alice, aunque él los expresara primero. Muy bien, iremos a la Torre Oscura.

No sé de qué estaba hablando Alice dijo Kazz. De todos modos, ¿cómo vamos a hacerlo para abordar ese barco?

Si el Rey Juan tiene sitio para nosotros, le ofreceré nuestro tesoro, nuestros cilindros comodín. Esto atraería incluso al alma menos codiciosa.

¿Y si no tiene sitio?

Guardó silencio por un momento. Aquel picor en la parte de atrás de su cerebro, aquella sensación de que había olvidado algún nexo de unión entre los agentes, había vuelto mientras Alice estaba hablando. Y ahora vió, o creyó ver, la manera de rascar aquel picor, el tipo de cadena que unía a todos los agentes.

¿Cómo se reconocían entre sí? Monat no ofrecía ningún problema; no necesitaba identificación. ¿Pero qué tipo de seal secreta usarían los agentes humanos para identificarse entre ellos?

Si poseyeran la habilidad de un Neanderthal, podrían ver la señal negativa, la falta de un signo, en las frentes de sus colegas. Pero supongamos que carecían de esta habilidad. Spruce se había mostrado sorprendido cuando había descubierto el talento óptico de Kazz. Aunque no lo había dicho, su actitud había indicado que nunca había oído hablar de algo así. Evidentemente, se utilizaban máquinas para detectar y traducir los símbolos al significado que correspondiera. Lo cual probablemente se hacía en la burbuja de Prerresurrección, o dondequiera que estuviese el Cuartel General.

Si, pues, no podían ver los símbolos a ojo desnudo, tenían que disponer de otros medios de identificación.

Supongamos, simplemente supongamos, que había una fecha límite. Un período de tiempo a partir del cual ninguna persona de la Tierra había sido resucitada, no al menos en este planeta. Según Monat, Frigate, Ruach y Spruce, esta fecha límite era el año 2008 después de Cristo.

¿Qué ocurría si esta no era la fecha verdadera? ¿Si era anterior al 2008 después de

Cristo?

No tenía la menor idea de cuál podía ser la verdadera fecha, puesto que nunca había encontrado a nadie, excepto los agentes, que afirmaran haber visto más allá del año 1983 después de Cristo. A partir de ahora, preguntaría a todos los de finales del siglo XX que encontrara. Y si 1983 era la última fecha en que todo el mundo había muerto, entonces podría estar razonablemente seguro de que éste era el punto límite.

De este modo... quizá los Eticos habían hallado una forma que les aseguraba identificarse instantáneamente entre sí. El que todos ellos habían vívido en el año 2008 después de Cristo. Y, por supuesto, había una historia inventada de los acontecimientos desde 1983, o cualquiera que fuese la fecha, hasta 2008.

Lo cual significaba que quizá no fuera cierto que los arcturianos hubieran matado a la mayor parte de la humanidad ese año. La terrible carnicería tal vez nunca hubiera ocurrido. De hecho, todo lo que había oído acerca de los años 19832008 podía ser una mentira. Sin embargo, estaba Monat. El no era terrestre. No había ninguna razón por la que creer que no había venido de un planeta de la constelación del Boyero.

Por el momento, no había ninguna forma de explicar su presencia en el Mundo del Río. Mientras tanto, Burton poseía dos medios de descubrir a un Etico. Uno era Kazz; el otro

era la historia del 2008.

Sin embargo... la humanidad vivía no sólo en un mundo como si, sino que también era un mundo pero si... sin embargo, también era posible que los agentes hubieran sido reclutados de un tiempo más allá de 1983, y así sus historias podían ser ciertas.

Había demasiadas posibilidades. Por ejemplo, ¿cómo podía saber que Monat, Frigate y Ruach le habían dicho la verdad acerca de lo que les había ocurrido cuando habían estado separados de él? Había aquel incidente cuando Frigate dijo que había encontrado al editor que lo había estafado en la Tierra. Frigate dijo que se había tomado su venganza después de tanto tiempo dándole un puñetazo en la nariz.

Frigate exhibía algunas magulladuras, supuestamente originadas en la lucha con Sarkko y su pandilla. Pero podía habérselas producido en algún otro conflicto. Frigate temía por naturaleza la violencia, física o verbal. Podía fantasear una venganza, pero nunca haberla llevado a cabo.

Supongamos, simplemente supongamos, que los agentes adoptaban disfraces basados en auténticas vidas de terrestre. ¿Por qué no podía existir un autentico Peter Jairus Frigate en algún lugar de este planeta? El pseudo Frigate podía estar pretendiendo ser el hombre que había demostrado un interés tan grande por la vida de Burton. Ese podía ser un medio de acercarse a Burton, de asegurarse de que Burton le permitiría estar cerca de él. Después de todo, le resultaba difícil a alguien mostrarse indiferente hacia su biógrafo, hacia una persona que parecía admirarle, casi adorarle.

Sin embargo, ¿para qué podía ser necesario a un agente adoptar un disfraz así? ¿Por qué no presentarse bajo una personalidad completamente nueva?

Quizá no fuera necesario, pero sí simplemente más cómodo, más conveniente. Puesto que la posibilidad de que un agente se encontrara con la persona que pretendía ser era más bien remota.

Había tantas posibilidades, tantas preguntas sin respuesta.

¡Dick! dijo Alice. ¿Qué te ocurre?

Volvió de su ensoñación con un sobresalto. Todo el mundo, excepto su tripulación y el hombre cuyo bote había sido robado, se habían ido. El hombre parecía como si deseara pedir compensaciones pero vacilaba porque no tenía a nadie que le respaldara.

El viento estaba erizando las aguas del Río y agitando las hojas de los techos de las cabañas. El Snark golpeteaba contra las protecciones de su muelle. La luz se había transformado de un amarillo oscuro a un gris pálido, haciendo que todos los rostros parecieran aún más fantasmagóricos. Los relámpagos cruzaban el agua mostrando sus dientes, y los truenos rugían como un oso en una caverna. Kazz y Besst estaban obviamente deseando que diera la orden de ir a buscar refugio. Los demás sólo estaban un poco menos nerviosos.

Estaba pensando dijo. Habéis preguntado qué vamos a hacer si el Rey Juan no tiene sitio para nosotros. Bien, los monarcas tienen medios para hacer sitio si lo desean. Y si se niega encontraré alguna forma de subir a bordo. ¡No estoy dispuesto a verme detenido por nada ni por nadie!

Un relámpago cayó cerca, restallando como si una parte del mundo acabara de hacerse pedazos. Kazz y Besst precedieron al grupo en su huida hacia el edificio más próximo.

Burton, de pie en medio de la fuerte lluvia que siguió inmediatamente al relámpago, se rió de ellos.

¡Hacia la Torre Oscura! gritó.


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