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88.76% Metalord Revolution por Sylar / Chapter 237: 237. CAPITULO 237 EL INVITADO INESPERADO

Capítulo 237: 237. CAPITULO 237 EL INVITADO INESPERADO

PERSPECTIVA: Tercera Persona

Fue que tras conocer a "Madre", la regente del "Nexus", el grupo se encontró con un problema bastante considerable.

—¡Chicos!, ¡tenemos problema!, ¡un INMENSO problema! -Advirtió Crok.

Se dieron vuelta solo para observar cómo las líneas azules de circuitos que se encontraban alrededor de los incontables ataúdes de metal, pronto se tiñen de rojo, vapor comienzan a emitirse de esto, era indicación de que estaban por abrirse.

—¿Cuántos cargadores te quedan Crok? -Pregunto Rozuel.

—2 llenos y el que posee mi arma tiene un poco más de la mitad.

—¿Riha?.

—4 cargadores para las Beretta, solo 3 balas para la Desert Eagle.

Rozuel tenía consigo en su AK-47 con un puñado de tres cargadores como sumo, la ametralladora PK tan solo le quedaba una ronda menor de los 200 tras su lucha contra el ejecutor Ezequiel, y la escopeta Tavor AS12 también estaba en escases de munición. Tan serio era la situación dado a la cantidad de enemigos que estaban por confrontar y la poca munición con la cual tenían para respaldarse.

La opción más lógica era correr, tan rápido como fuera posible, y cualquiera que cruzase en su camino, abrieran fuego de inmediato para despejar la ruta y proseguir, o al menos, eso hubiera sido el plan desde el principio. El frente se había llenado en escasos segundos de unos 20 o más Afligidos, pese a que eran los tipos regulares, no tardo en ser acompañado por lo más grande.

Aquellos con cabezas de bovino, de un tamaño aproximado de 5 metros, múltiples ojos y con las problemáticas capacidades de atacar a la distancia con el invocar de un líquido en sus manos que adopta la forma de un arma capaz de imbuirse en llamas. Había otro tipo también, seres cuadrúpedos con una cabeza que recordaba al de un lagarto, torso musculado y un tamaño semejante al de un león, estaba dotado de una flexible cola larga cuya punta era como una lanza.

—Ahora si sería conveniente tener ese VCI una vez más… -Comento el hombre amazona entre nervios.

No había forma siquiera de que Rozuel pudiera acudir a la "Materialización" para crear algo de menor magnitud que un vehículo entero de combate, ni siquiera algo insignificante. Su cuerpo aún estaba recuperando PSI, y por si fuera poco, la extenuante cantidad consumida también repercute a nivel biológico en manera de desgaste físico.

Recurrir a Myldark y perder el control luego de alcanzar tal grado de consumo de PSI era una mala idea, la primera por la condición de dañar a sus propios aliados hasta el punto de matarle accidentalmente. La otra era como la inconveniencia del gasto físico, como sucede con magos, aunque se consigan fuentes externas para aumentar el límite de sus propias capacidades con dicha energía, el cuerpo ante grandes consumos de estas energías se ve afectado, se ve afligido por un inevitable agotamiento, por supuesto, la tolerancia al desgaste es diferente en cada individuo y raza.

Entre estar regenerando energía ESP de a poco y un cuerpo que está recuperando de un excesivo consumo para mantener un vehículo moderno militar por un largo rato, obligar a dicho cuerpo a otro esfuerzo en exceso podría repercutir en consecuencias físicas extremas, ¿podría Myldark siquiera arreglar aquellos posibles daños de posibilidades permanentes?. La gama de opciones y contras, no estaban a favor del esper, y menos para sus compañeros, la Lupian, por ejemplo, aún era inconsciente de aquella muestra de enigmático poder que relució contra la bruja arquera.

—"No… no podemos llegar hasta aquí, luego de haber conocido la naturaleza y objetivos del Nexus" -Pensó el Trotamundos ESP dándose el motivo suficiente para sobrevivir —"Si moriremos aquí, la verdad sobre el Nexus se va con nosotros, la Ordinem Deam debe enterarse de esta verdad, tras nuestro retorno al continente de Gresswold, bajo ninguna circunstancia… ¡PUEDO PERMITIRME MORIR DE NUEVO!".

Rozuel apunto su AK-47 al frente, su firme mirada de hostilidad contra los agresores Afligidos armo de valor a sus propios camaradas, quienes aun con el factor numérico en enorme desventaja, recobraron la suficiente moral para luchar, incluso si murieran en el trayecto. Las monstruosidades estaban próximos a su dirección, el más cercano estaba a 5 metros, un cuadrúpedo que acechaba como un depredador salvaje de la naturaleza, emitía un brillo rojo y amarillo en sus ojos, mirando detenidamente al esper, abriendo su mandíbula para mostrar una lengua negra bañado en un líquido rojizo.

—Aquí vienen… -Susurra Rozuel a su grupo.

La criatura cuadrúpeda se detiene y le mira atentamente, el joven esper tenía su dedo sobre el gatillo al igual que el resto, como sentía la mirada de la criatura, esta sentía el arma del propio Roz apuntándole. La criatura flexiona sus piernas, sus sospechosos movimientos delataban que estaba próximo a atacar con un salto, las garras de sus patas que crecían evidenciaban aún más sus intenciones. El Afligido cuadrúpedo gruñe, próximo a llevar a cabo su asalto…

—¡MIREN NADA MÁS QUE ANIMADO ESTA ESTE SITIO!.

Una voz masculina resuena en todo el lugar, haciendo que el Afligido cuadrúpedo quien tenía toda su concentración en Rozuel Drayt, de repente le ignore, se de media vuelta y enfoque toda su atención en la procedencia de aquella voz. Pero no era el único, cada Afligido, cada una de aquellas monstruosidades, al unisonó ignoro al trio, como si su existencia no fuera importante, no tuviera ni el más mínimo interés, todos ellos enfocaron sus ojos y atención, a ese invitado recién llegado.

—Parece que llegue en buen momento, nos volvemos a ver, joven Rozuel Drayt.

—Tú… -Contesto el joven esper con una mirada de desconcierto.

Reconocía a ese hombre, sus rasgos eran inconfundible, un adulto de grueso abrigo de piel color negro que cubría casi todo su cuerpo dándole el aire de un noble, de una inusual piel azul y orejas puntiagudas como las de un elfo, con un largo y bello cabello plateado.

—Lecius… -Cito el muchacho su nombre.

—Me alegro saber que aun recuerdas mi nombre, un placer también conocer a tus "leales" amigos -Señalo el hombre de piel azul con el levantar de sus manos y palmas apuntando hacia arriba —Quisiera platicar contigo, pero… como invitado no puedo hacer esperar al resto de los anfitriones, seria de mala educación.

Los Afligidos tenían sus ojos puesto en Lecius, lo cual le era curioso al propio Rozuel, podía sentir la hostilidad que estos tenían en su forma de mirar e incluso gruñir al enigmático elfo azul. Y la forma en que ignoraron completamente a los tres, ¿acaso Lecius les representaba una amenaza mayor que ellos?, las interrogantes estaban por doquier.

Las criaturas se preparaban para asaltar a Lecius, este no mostraba pizca alguno de nervios, yacía sumamente tranquilo con sus manos en la espalda, varios Afligidos cuadrúpedos fueron los primeros en aproximarse hasta él. Entonces Lecius revela en su mano izquierda un extraño dispositivo que cabía en la palma, un cubo hecho de hierro, este lo arrojo hacia varios metros cayendo por consiguiente en el suelo.

Algunos Afligidos posaron sus ojos un momento en el objeto, pero lo ignoraron enseguida y volvieron a centrarse en el enigmático elfo azul para atacarle, de repente aquel cubo comienza a flotar, emanaba magia pues aquello era su naturaleza. Un campo de fuerza se genera de este y dispara unos pequeños rayos que aciertan en cada Afligido de la habitación, tal rayo no los mata o daña, pero hace que las monstruosidades se detengan y con la cabeza baja, cesen todo movimiento.

—¿Los acaba de matar a todos? -Pregunta Riha con curiosidad.

—Oh, claro que no, solo los he puesto ha "dormir" temporalmente -Aclaro Lecius —No me pondré a explicarle la tediosa y compleja magia detrás de ello, solo que fabricarlo es bastante costoso como tedioso, y para activarlo precisa que se cumplan ciertos "requisitos", y por lo visto, gracias a ustedes, quizás a ti, joven Rozuel, se ha podido hacerse posible.

No estaba bromeando, cada Afligido que llenaba la inmensa sala se encontraba totalmente inmóvil, tanto monstruos cuadrúpedos como bípedos no estaban sobre el suelo, sino en su misma posición con la cabeza agachada, denotando este aspecto de reciente letargo. El cubo mágico que hizo posible aquello, seguía levitando en el aire, emitiendo magia, pero era menor comparado a cuando se activó, como el enigmático individuo de piel azul revelo, tal "efecto" era temporal, pero para el grupo era una oportunidad de oro para escapar.

Caminaron cuidadosamente hacia la salida, con sus sentidos en alerta máxima y apuntando a las monstruosidades de a su alrededor por si llegare el caso de que alguno aun siguiera moviéndose. Pero no hubo necesidad de abrir fuego, ninguna de las abominaciones del Nexus les ataco, todos seguían en aquel estado de sueño.

El grupo estaba próximo a la puerta que conducía a la salida, Lecius miraba a Rozuel, y el propio esper no pudo evitar chocar su mirada con la suya, pero cuando el paso cerca del enigmático hombre de piel azul, noto algo. La última vez que los dos se vieron cara a cara, Lecius solo estaba presente en la forma de una proyección mágica, es aquí donde entra aquello a lo que Rozuel "percibió".

La presencia de la proyección mágica Lecius, no era la misma que la del que estaba allí mismo, el flujo que denotaban, aunque similar, tenía ciertas diferencias, aquello despertó en gran medida la alarma de sospecha del esper. La primera vez que cruzaron mirada, Lecius lo hizo a través de un espejo mágico, su presencia era nula dado a que utilizaba un disipativo mágico de "X" distancia para comunicarse, luego utilizo una proyección mágica, en donde su "presencia" estaba en parte en torno a dicha proyección dado a que el verdadero se ubicaba en las proximidades (o al menos eso concluyo Rozuel), pero el Lecius que estaba cerca suyo, su "presencia" marcaba una sospechosa diferencia notoria para el joven, la suficiente para intuir algo.

—Tu… ¿eres el verdadero Lecius en persona?.

Rozuel estaba cerca de aproximarse a la salida, ignoro a Lecius y se estaba encaminando para irse de allí, hasta que intuyo aquello que sintió sensorial sobre Lecius, dándose media vuelta y exclamando aquella interrogante.

—La forma en que percibo tu mana… tu "presencia", es diferente a la proyección mágica -Concluyo él.

El enigmático elfo azul le miró fijamente, sin dejar de sonreír, junto sus manos y dio un par de aplausos.

—¡Eres bastante perspicaz!, a pesar de no ser un mago, tus dotes para sentir la magia son bastante extraordinario, lo intuyo… ¿fue por tu cuenta o tuviste ayuda interna?.

La interrogante del propio Lecius sonaba como una total indirecta, ¿a qué o quién iba dirigido?, la cuestión es que al propio Rozuel, no le importaba las dudas de aquel traidor del Ordinem Deam.

—Está bien, no es necesario que lo digas, jejeje… -Asegura con el encoger de sus hombros —En ese caso, me presento realmente ante ti y tus preciados compañeros, el auténtico Lecius en persona, un placer -Hace una reverencia tras presentarse.

Con aquella confirmación dada de inmediato, Rozuel le apunta con el rifle AK-47, saber que era el auténtico Lecius era una oportunidad única para lidiar con él, a pesar de que el joven esper no estaba de manera oficial formando parte de la "Ordinem Deam", los ayudaba como su aliado, y entre los enemigos de dicha organización secreta, el Nexus era una cosa, pero aquel traidor de piel azul era también alguien a considerar.

Fue su intervención la que le hizo terminar en la "Isla Única", aunque la bruja Gramwind mayor tuvo en si gran parte de la culpa por terminar involucrar a Rozuel, Lecius no deja de tener parte de dicha responsabilidad también. Aquel enigmático hombre de piel azul esconde tantos secretos como la tal "Madre" y su "Nexus", pero una cosa es bastante clara, ese individuo era poderoso, maneja magias que quizás nadie conozcas o tenga a su disposición un arsenal de conocimientos arcanos bastante peligrosos, dejarle vivos supondría eventos problemáticos a futuros, ese fue el cálculo de Rozuel.

—Oh, joven, ¿realmente quiere llegar a tales extremos barbáricos en este momento? -Pregunta Lecius llevando una mano al rostro para denotar una irónica frustración.

—¿Por qué no debería matarte en este preciso momento?.

—Bueno, si quieres una muy razonable justificación, diría que, si llegara a morir ahora mismo, la magia que mantiene "dormido" a esos "monstruitos" de por allá -Señalo con su cabeza a los Afligido -Se disiparía en el acto, los que haría que ustedes volvieran a estar entre la espada y la pared, e incluso si consiguieran salir de aquí, los perseguirán y se verán obligados a retroceder hasta llegar al área de la biblioteca, ¿estarías dispuesto a involucrar a esas personas desarmadas que están en el fondo con tal de lograr tu "intento" de asesinarme?.

Lecius era consciente de las personas liberadas, misma que Berat quedo a cargo de proteger, la Dalhani Malika no estaba en condiciones de prestar su poder, aun se encontraba recuperando su cuerpo. Si los Afligidos volvieran a despertar y se vieran obligados a retroceder, inevitablemente tendrían que encaminarse a la biblioteca para tener posibilidades de sobrevivir, lo que causaría una masacre con los liberados prisioneros.

Rozuel no lo medito tanto, pues era consciente de que el riesgo de tener a los Afligidos contra ellos era bastante alto, morirían incluso, aquel traidor de la Ordinem Deam podrá ser una potencial amenaza a futuro, pero nada de eso le importaba si matarle implicaba la muerte para él y los suyos.

—¿Por qué estás aquí? -Pregunto el joven esper.

—Evidentemente mi presencia en este "Taller", no es una casualidad, el "Nexus" es mi enemigo, lo sabes, ¿no? -Aclara el individuo con pinta de elfo azul —Por lo que mi objetivo en este momento es destruirlo, lo cual se cómo hacerlo y cuenta con los "medios" necesario para llevar a cabo tal propósito.

Rozuel tenía la misma intención de destruir aquel "Taller", pero viendo la inmensidad que era el sitio comparado al anterior que había visto, no tenía manera o medios para causar tal destrucción, pensó en pedir apoyo a la Dalhani Malika para usar "Materialización" e invocar alguna bomba de gran potencia. Pero viendo la cantidad de Afligidos despertados, era un milagro que consiguieran al menos sobrevivir.

Pensó que si aquel traidor realmente tenia deseos de destruir el "Taller", entonces no debería interferir, Lecius realmente ha demostrado sentir un odio y deseo personal de destruir al "Nexus". Lo mejor ahora es que este sitio fuera destruido, con aquella idea en mente, el chico dejo de apuntarle con su AK-47, se dio la vuelta y se fue con sus compañeros.

—Nos marchamos.

Sus compañeros intercambian miradas y asienten, bajan sus armas y siguen a Rozuel, cuando cruzan la puerta de color blanco profundo, Lecius suspira con cierto alivio.

—Me alegro saber que es un muchacho bastante razonable -Dijo contento con sus brazos en la cadera —Ahora… debo concluir a lo que he venido -Su faceta se tornó seria.

Dio unos pasos hacia el frente y luego se detuvo, se agacho tocando con su palma izquierda el suelo, sospechando algo, mira a la enorme esfera carnosa roja la cual palpitaba, misma que era sostenida por soportes. Circuitos azules anclado a dicha estructura, observa también que estaba conectado a unas especies de 4 tubo proveniente del suelo.

—"No hay duda, se encuentra allí abajo".

Lecius se hace con un pergamino y lo abre, grabados mágicos tenían escrito, luego procede a colocarlo sobre el suelo, un círculo mágico se manifiesta con intensidad, permitiendo al hombre de piel azul atravesar el suelo como si fuese transparente. Había conseguido acceder entonces a una zona que estaba muy bien localizada hacia el suelo, una cuya área tenía una iluminación rojiza, no era tan amplia como el anterior y carecía de puertas o escaleras para acceder a este, ya que era un área inaccesible desde el principio.

Numerosos tubos conectaban en dicho lugar, se conectaba con el piso de arriba a través de orificios detalladamente creados, como la utilizada por la estructura de la enorme esfera carnosa roja. Lecius sintió un enorme pico de mana concentrarse en esa área, toda esa magia provenía de un punto en concreto.

—"Lo encontré".

A pocos metros se encontraba flotando una esfera azul con un tamaño aproximado equiparable a una persona adulta, aquel objeto se encontraba levitando sobre una plataforma circular al cual se le encontraban anexados todos aquellos tubos.

—"La fuente de energía de este sitio, esa es".

En la deducción de Lecius, aquella esfera azul era lo que alimentaba al "Taller" con energía mágica para mantenerlo en funcionamiento, la cantidad de magia desmesurada que desprende lo delatada con relativa facilidad, pero solo era posible sentirlo desde allí, las paredes que le cubren ocultan su presencia mágica incluso para un usuario con habilidades sensoriales extraordinaria para sentir la magia.

Lecius se acercó a la esfera flotante azul, la miro detenidamente y cuando estaba por tomar algo de su vestimenta, siente y observa la presencia de alguien a escasos metros a su izquierda. Aquel individuo no estaba allí físicamente, sino que era una manifestación hecha de energía mágica, y una bastante inferior, apenas su cabeza, parte del torso y la mitad de los brazos se habían proyectado, pero la tonalidad de su aspecto era bastante espectral, siquiera había conseguido una manifestación decente de su imagen. Tal individuo era Ezequiel, el ejecutor plateado.

—Oh, el ejecutor plateado me visita en persona, que honor -Hablo Lecius con cierto tono burlón —Apenas puedes proyectar una "imagen" de tu cuerpo, entonces tenía razón, ese chico debió darle una buena paliza a tu cuerpo y este aun se encuentra regenerando, oh… pero noto algo más, ¿es cosa mía o intentaste luchar de nuevo sin tu cuerpo?, lo mejor que se me ocurra es que al no poder usar tu propio cuerpo, dependieras de un "Symbio" -Dedujo —Pero es ilógico, ¿por qué volverías a luchar contra la misma persona que venció tu cuerpo principal con uno más inferior en términos de poder?, a no ser… que la amenaza que hayas lidiado haya sido otra, y aun así también haya concluido con otra paliza, doble golpiza, je, gracioso -Opino con sumo regocijo —Aunque es entendible en parte, de todos los ejecutores, tu eres el más "joven", ¿no es así?.

Ezequiel era incapaz de actuar, su "presencia" solo podía ser meramente etérea o incorpórea, cuando escucho a Lecius deducir a la perfección el funcionamiento de su "actual condición", solo podía esperarse lo peor en el momento que llegara a actuar.

—"¿Sigues empeñado en esa inútil meta?" -Pregunta Ezequiel.

—Oh, no es inútil, la destrucción de todos ustedes es algo factible y… una delicia visual, emocional y psicológica, cuando consiga cumplirla -Dejo en claro el elfo de piel azul —En cualquier caso, se nota que este lugar esta bastante desprovisto de defensas de alto nivel, ¿falta de recursos quizás?, o… ¿pensaron que nunca tendrían que lidiar con intrusos tan problemáticos?.

La última pregunta de Lecius hacia desear a Ezequiel apretar sus puños, si los tuviera o si parte de su incorpóreo cuerpo los hubiera manifestado también.

—En cualquier caso, las defensas mágicas se han debilitado a causa de la falta de tu "presencia material" -Aclaro Lecius —Los ejecutores están "vinculados" a este lugar, su "presencia" mantiene las defensas mágicas al tope contra todo intruso que utilice artimañas de naturaleza mágica, cuando eres destruido no morirás de manera definitiva, tu "consciencia" volverá aquí para restaurar tu cuerpo, pero mientras no estés aquí en "cuerpo", este sitio es más vulnerable a usuarios mágicos de gran nivel, como yo, por ejemplo, sin la "influencia" de tu presencia, pude por medios mágicos "inutilizar" a tus "Symbio" y también conseguí llegar hasta aquí, pero ahora está la sorpresa principal…

Lecius tomo un pergamino cerrado e hizo contacto con este con la esfera azul flotante, de pronto el pergamino se introduce dentro del objeto sin dejar agujero o marca, somo si lo atravesara como un ser fantasmal, hasta perderse a la vista en su interior.

—"Esto no detendrá a Madre, caerás con el resto, Lecius" -Afirmo el ejecutor denotando un desdén profundo en sus ojos por aquella persona.

—Hmmm… no suenas tan amenazante, cuando esas palabras vienen del "imponente ejecutor" que fue vencido por un preadolescente -Declara con una agresiva broma —Oh, pero lo sabes, ¿no es así?, ese muchachito no es alguien ordinario, entonces déjame plantarte una pregunta y quiero que la contestes luego de reflexionarla lo suficiente.

Lecius hace una breve pausa, llevando sus manos a su espalda y mirando atentamente cara a cara al ejecutor, denotando una sonrisa satisfactoria, entonces formulo su pregunta reflexiva.

—Entre le Ordinem Deam, yo mismo y el joven Rozuel Drayt, ¿quién crees que representara una autentica amenaza a futuro?.

Ezequiel se quedó solamente mirándole fijamente, no pronuncio palabra alguna por varios minutos, un silencio lleno el lugar, uno cargado entre una combinación de odio por un lado y regocijo por otro. El elfo azul suspira decepcionado y se rasca la nuca, al no obtener una respuesta del ejecutor.

—Eres bastante aburrido y aguafiestas, lo sabes, ¿no? -Opino Lecius.

—"Ni tú, esa ridícula organización o ese humano inusual se saldrán con la suya, todos caerán al final por la ira de Madre".

—No, yo creo que al menos… UNO de los pronunciados, lograra destruirlos a ustedes, hasta los cimientos -Expuso el elfo azul con una sonrisa maliciosa.

La esfera azul flotante de repente comienza a reaccionar extraño, un campo de fuerza se genera a su alrededor cubriéndolo por completo.

—Oh, justo a tiempo, que lastima, nuestra "emocionante" charla ha concluido -Afirmo Lecius.

El campo de energía pronto comienza a reducir de tamaño a la esfera azul levitante, tal fue su reducción que termino cabiendo en la palma del hombre de piel azul. El campo de energía seguía envolviéndole, permitiéndole a quien lo sujetaba tenerla en sus manos.

—"La fuente… ¿acaso no piensas destruirla?".

—¿Por qué destruiría tal magistral objeto que concentra una increíble cantidad de poder mágico en su interior?, seria un desperdicio cuando después de todo lo han "nutrido" bastante bien y por no mencionar, que tengo usos personales en mente para está excelente fuente de mana -Manifestó Lecius —¿Por qué crees que me moleste en producir los medios necesarios para arrebatárselos sin destruirlo?, el pergamino que introduje en su interior, elimina todas las barreras y mecanismo defensivos para poder hacerme con su posesión, claro que esto es posible gracias a que las defensas mágicas de este sitio se encuentran debilitadas con tu "ausencia física" -Explica y hace una breve pausa —Se que destruir este sitio no acabara con Madre, pero entorpecerá sus planes, construir estos lugares toma bastante tiempo y "recursos", se que su principal función no es solo producir "Symbio", ¿cuántos "lotes" has logrado producir aquí de "esa cosa" y enviárselos a ella?, jejeje… da igual que no lo sepa, seguro fue una "cosecha" decepcionante.

El lugar comienza a temblar, era una indicación de que el "Taller" estaba padeciendo la consecuencia de perder su "fuente de energía", Lecius lleva en la palma de su mano restante un cristal con forma pirámide, lo arroja en el aire haciendo que este se active y brille hasta crecer de tamaño y permitir a quien lo invoco, introducirse en su interior.

—Sin la "fuente", este sitio prácticamente quedo con un enorme CERO en cuanto a protecciones mágicas, y es un alivio, no podía usar este hechizo de teletransportación mientras estuviera activo, utiliza más concentración de magia que el resto de los objetos mágicos que utilice y la débil defensa mágica que aun poseía ese sitio, interferiría con algo de inestabilidad si lo hubiera utilizado -Aseguro el elfo azul —Adiós, si la suerte o la desgracia lo desea, puede que nos volvamos a ver.

El triangulo de cristal desaparece junto a Lecius, toda su presencia se borra allí confirmando que se había marchado del "Taller", los temblores aumentaban agrietando las estructuras del lugar, marcando entonces el final definitivo de aquel sitio.

—"Madre… lo siento, he fallado" -El ejecutor cerro sus ojos cargando con la decepción de su fallo.

Continuara…


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