En una habitacion de apenas dos metros cuadrados, se escuchaba a través de las paredes de ladrillo el silencio de las profundidades, la vibración de su propio cuerpo derrumbaba sus límites. Una caja de cartón húmeda perseguía su mirada, sus interiores resguardaban esqueletos que alimentaban los gusanos, Arroz que se arrastraba. Su aroma perfumaba las ramas temblorosas que los revolotaba. Se escurrían entre sus dedos como su mismo sudor.
El sonido mudo que retumbaba de un lado a otro dentro el cráneo. Sin una sola voz, sólo el grito y el dolor ensordecedor que lo acompañaba, como el pensamiento, sin sabor, sin dulzor, sin aroma, sin melodía, sin sonido. Una ola de nada que me arrastraba en la arena y cortaba mi piel con la sal y los pequeños trozos de lo que alguna vez fueron caparazones de algo vulnerable, sin esqueleto. Repetidamente la fricción entre sus uñas y el cemento creaba una sensación tibia, acogedora que poco a poco revelaba el romántico color carmesí.
Los pedazos de piel que se desprendía de sus labios que el razgaba, liberando así ese pequeño pujido que llenaba todo. Los restos de piel muerta al rededor de las uñas servían de alimento para los contenidos de aquella caja.
De repente el exceso de carne que se acumulaba en las partes próximas al entrepierna se veían apetitosas. Las uñas sin embargo eran tan delgadas y delicadas que se quebraban apenas el chico hacia el intento de enterrarlas en sus adentros. Sus dientes eran fuertes y afilados, ellos podrían penetrar su pulpa sin problema, ese sería el caso si el fuera lo suficientemente flexible para doblar su espina y sumir su rostro asta esos extremos.
El calor que lo envolvía hacía que cada respiración liberara la energía que le quedaba, aún sin orificios por los cuales la luz podría entrar, las altas temperaturas entraban desde la tierra que el pisaba en forma de vapor que la lluvia silenciosa del exterior proveia.
La humedad desprendía un aroma melancólico que a su vez sólo se mezclaba con la calamidad y la putrefacción de los contenidos de la caja.