— ¿Qué pasa Lizzy, por qué lloras? — preguntó Edward mientras me abrazaba y acariciaba mi cabello para intentar calmarme.
— Ella murió Edward, la chica que siempre me acompañaba en ese lugar oscuro fue asesinada por la bestia. — respondí sin poder controlar el llanto.
— ¿Chica, bestia?, ¿De qué estás hablando, pequeña?
— Bueno, yo…
Antes de que pudiera decir otra palabra se escuchó el sonido de mi puerta abriéndose, por lo cual mi novio desapareció al instante. Al soltarme, caí por inercia hacia atrás y mi cabeza golpeó contra la cabecera; ignorando la punzada de dolor que el golpe me provocó, estiré mi mano hasta la mesita de noche junto a mi cama y encendí mi lámpara de lectura para ver quién había entrado por mi puerta. Una vez que la habitación se iluminó, pude ver a mi hermana recargada en el marco de la puerta.
— Hola hermana, ¿Puedo pasar?
— Claro, adelante, ¿Qué haces aquí?
— Escuché susurros y tu llanto así que quise venir a asegurarme de que estabas bien. — respondió Stacy mientras se sentaba a la orilla de mi cama.
— Estoy bien, sólo tuve un mal sueño y por eso estaba llorando. Los susurros son porque estaba meditando en voz alta lo que ocurrió dentro de la pesadilla. — mentí evadiendo su mirada.
— Claro, ¿Quieres contarme sobre eso?
— La verdad no, estoy muy cansada hermanita, creo que será mejor que te cuente mañana.
— Bien, entonces dormiré contigo esta noche para que ya no temas, quizá el saber que hay alguien a tu lado te facilite dormir.
— No es necesario, yo…
— Claro que sí, iré por un vaso de leche caliente para ti, ya vuelvo. — concluyó mientras se marchaba.
En cuanto mi hermana bajó la escalera, llamé a Edward en voz baja intentando descubrir dónde se había escondido.
— ¿Meditar en voz alta?, ¿No sé te ocurrió una peor mentira? — preguntó él desde detrás mío.
— ¡Ay, me asustas!, ¿Dónde estabas?
— En tu clóset, creo que debes limpiar un poco ahí.
— ¡Tienes que irte, mi hermana vendrá en cualquier momento!
— Bien, ya me voy, pero dame un beso antes.
— Edward no hay tiempo para eso, sal de aquí ya.
— Bien, ya me voy, te veo mañana en la escuela. — concluyó y luego desapareció por la ventana.
Desperté la mañana siguiente sintiéndome muy cansada y sin ganas de ir a la escuela, estaba planeando qué excusa poner para faltar cuando escuché una voz familiar en la planta baja y luego pasos acercándose a mí habitación. Volteé a ver a mi lado pero mi hermana ya no se encontraba ahí, quizá ella ya estaba lista para ir al colegio.
— ¡Lizzy, no puedo creer que sigas acostada! Ya es muy tarde, ¿Acaso planeas abandonar a tu mejor amiga hoy? — preguntó Alice mientras me quitaba las cobijas de encima.
— Déjame, estoy muy cansada, ¿No ves mis ojeras?
— Ya descansarás luego, si no te levantas ahora irás sin bañar.
Haciendo caso a su advertencia, me levanté a bañarme y, una vez lista, ella me llevó a la escuela en su auto. En el camino hablamos un poco sobre mi mal sueño, no pude contarle mucho pero le comenté que me alegraba bastante que hubiera vuelto a ser la misma de antes conmigo. Ella prometió que olvidaría su descontento y otro día con más tiempo me contaría por qué había actuado tan raro estas semanas. Una vez en la escuela, nos separamos y cada quién se fue por su lado a clase.
El día transcurrió tan aburrido como siempre, no hicimos nada interesante y había muchas cosas que no entendía. Fue hasta la hora de salida que pasó algo digno de ser mencionado.
— Hola, tú eres Elizabeth, ¿Verdad? — preguntó un chico de mi clase bastante apuesto llamado Tyler. Era primo de Jacob y jamás había hablado con él.
— Hola Tyler, así es.
— Bueno, iré al grano, has bajado mucho tus notas y los profesores creen que sería bueno asignarte un tutor con alto desempeño académico y encanto excepcional; ese soy yo. — dijo con una sonrisa coqueta en el rostro.
— ¿Qué? Bueno, no te ofendas Ty, pero creo que puedo arreglarlo yo sola, no necesito un tutor.
— Bueno, si no hay manera de convencerte entonces ve con el consejero académico y dile que no me quieres como tu tutor pero sólo te asignará otro; creo que sería mejor que aceptaras mi ayuda de una vez y comencemos a estudiar esta misma tarde.
— Pero…
— Eh, ¿Te parece si vamos al centro de Detroit? Conozco una buena cafetería ahí.
— ¿Ahora?
— Sí, bueno, si tienes asuntos pendientes puedo esperarte un rato o verte allá.
— Está bien, sólo acompáñame a ver a unos amigos y luego nos vamos.
Fuimos juntos hasta el estacionamiento y ahí nos reunimos con Alice, unos minutos después cuando se nos unió Edward pude presentarles a Tyler así como explicarles que de ahora en adelante él sería mi tutor escolar. Edward mostró su descontento evidente por medio de sus expresiones faciales y una vez que terminé de hablar ofreció llevarme él mismo al centro de Detroit lo cual acepté agradecida; quizá de ese modo le sería más fácil confiar en Ty. Una vez en la cafetería, Edward se despidió de mí y dijo que estaría paseando un rato en los alrededores hasta que mi tutoría terminara para llevarme a casa.
— Tu novio es un poco sobreprotector, ¿No?
— No, bueno… sé que me cuida mucho pero lo entiendo, hace unas semanas intentaron secuestrarme.
— Oh, lo siento mucho, ¿Te parece que comencemos con química?
Aunque no lo conocía mucho, Tyler parecía un chico realmente comprometido y serio con lo que hacía, así que no vi razón para no confiar en él, sin llegar a sospechar siquiera el lío que llegaría a crear en mi vida.