Era un miércoles después de la escuela, Edward salía más tarde que yo y Alice seguía evitándome, así que me tocaría ir sola a casa de nuevo. Faltaban dos cuadras para llegar a mi destino, el camino estaba bastante solitario pero no me preocupaba, yo vivía en un lugar seguro en el que casi no ocurrían delitos. Abracé aquella soledad para dejar mi mente divagar hacia la razón por la que mi mejor amiga se estaba comportando tan raro, ¿Qué había hecho mal?, no tenía idea pero aquello me tenía bastante preocupada. Me encontraba perdida en mi mundo cuando de repente una camioneta negra de vidrios polarizados avanzó con gran velocidad hacia la calle donde yo estaba, intenté mantener la calma pensando que si me sugestionaba las cosas resultarían peor, sin embargo, al llegar a mi lado, la camioneta se detuvo en seco y las puertas se abrieron, de ellas salieron dos sujetos sospechosos que tenían la cabeza cubierta por un pasamontañas. Estos me tomaron por ambos brazos e intentaron meterme a la camioneta mientras yo pataleaba y les pedía que me dejaran en paz, intenté gritar por ayuda pero el sujeto más alto y fuerte a la vista se me adelantó y colocó un trapo maloliente sobre mi boca provocando que me mareara y fuera perdiendo la conciencia poco a poco, lo último que vi fue a un chico correr rápidamente hasta donde yo estaba, acto seguido caí al piso inconciente.
— ¡Lizzy!, ¡Lizzy despierta por favor! — dijo una voz sumamente alterada, sonaba realmente familiar.
— ¿Dónde estoy? — respondí unos segundos después bastante desorientada y sin recordar qé había pasado antes. Me percaté de que me encontraba en el piso recostada sobre las piernas de alguien, intenté alzar la mirada para reconocerlo pero mi vista estaba bastante borrosa en ese momento.
— Elizabeth, gracias al cielo que despertaste, menos mal que estaba aquí o dios sabe dónde estarías ahora y con quién. Pero tranquila, esos tipos ya no pueden hacerte daño, estas segura conmigo.
— Eh… — balbuceé mientras intentaba enfocar correctamente su rostro para reconocerlo y al lograrlo me llevé una sorpresa — ¡¿Jacob?!, ¿Qué haces aquí?, No, ¿Qué hago yo aquí en el piso?, ¿Qué me ocurrió? — dije mientras intentaba incorporarme, sin embargo, al hacerlo todo me dio vueltas de nuevo así que me recosté en sus piernas de nuevo. Él tenía varios rasguños en sus brazos desnudos y también un par de golpes sangrantes en el rostro
— Yo… Iba caminando hacia casa una cuadra antes que esta hasta que escuché gritos y en cuento lo hice vine corriendo para ayudarte, luego tú caíste al piso pero yo me encargué de ellos antes de intentar hacer que despertaras, ¿Estás bien?, ¿Te hicieron daño antes de que yo apareciera?
— No me hicieron daño pero me drogaron, por eso fue que caí al piso, pero mírate, estás todo malherido, ¿Qué te hicieron?
— Bueno yo… — intentó responder pero Alice se le adelantó.
— ¡Elizabeth!, ¿Qué está pasando aquí? — dijo mi mejor amiga desde el asiento del copiloto del auto de Edward.
— ¡Alice!, ¡Qué alegría me da verte! — exclamé intentando levantarme pero las piernas me tambalearon y casi caí al suelo de nuevo pero Jacke me atrapó hábilmente entre sus brazos.
— ¡Elizabeth!, ¿Qué ocurre?, ¿Estás bien? — dijo Alice bajando del auto con rápidez para ayudarme, acto seguido Edward también llegó a mi lado y ambos me apartaron de los brazos de Jacob mientras le dirigían una mirada de desaprobación.
— Estoy bien, pero prefiero que Jacke les explique lo que ocurrió, yo no puedo recordar mucho ahora mismo.
El aludido les explicó a detalle todo lo ocurrido y una vez que estuvieron satisfechos ambos le dieron las gracias antes de levantarme en brazos y llevarme en su auto hasta el hospital, aunque yo les insistí en que no lo hicieran excusando que no me había pasado nada realmente, ambos hicieron oídos sordos y de todos modos me llevaron, intentaron dejar a Jacob por su cuenta pero yo les dije que sólo hiría al hospital si él iba también, era evidente que lo necesitaba más que yo y, aunque no muy convencidos, se vieron forzados a aceptar.. Una vez ahí, Edward me llevó en brazos hasta uno de los consultorios donde su padre nos atendió y luego de un chequeó rápido ya en presencia de mis padres (los cuales se encontraban bastante consternados por la situación) y un par de horas en observación, me dejó ir. Antes de ir a casa, mientras mis padres llenaban un par de formas, pasé por la habitación de hospital donde se encontraba mi amigo para ver cómo se encontraba, ya le habían hecho varias curaciones y se veía mejor.
— Muchas gracias por salvarme el pellejo hoy, no sé que hubiera sido de mí si no hubieras estado ahí.
— No tienes que agradecerme, hice lo que tuve que hacer, no te hubiera abandonado en tal situación. Lizzy, sé que he cometido muchos errores pero espero que algún día puedas perdonarme y podamos ser amigos de nuevo.
— ¡De ninguna manera!, ¿Luego de haberte comportado como lo hiciste crees que Elizabeth va a perdonarte así como así? — dijo Edward bastante furioso.
— Creo que eso es algo que ella debe decidir, no tú y creo que no necesita tu permiso o aprobación para ser mi amiga. — replicó el aludido y mi novio se acercó retadoramente hasta él por lo que tuve que intervenir.
— No sé si los golpes afectaron tu memoria pero te pedí claramente que te alejaras de ella. Quizá necesitas otro ojo morado para recordarlo.
— ¡Basta los dos!, No soy un trozo de carne para que se peleen como animales por mí y por supuesto que me gustaría que fuéramos amigos de nuevo Jacke. Creo que yo exageré las cosas y todo fue un malentendido pero ya hablaremos de ello luego, por ahora sólo quiero que vayas a casa y descanses, héroe. — mi última palabra puso los nervios de punta a Edward pero yo hice caso omiso, estaba actuando de manera muy infantil y no dejaría que me tratara como su propiedad. Así que me acerqué más a mi amigo y besé su mejilla como gesto de agradecimiento por haber sido mi héroe hoy y luego salí de ahí junto con mi novio a paso veloz para reunirme con mis padres de nuevo.