Después de cenar propusieron ver una película de miedo, a mi no me hacen ninguna gracia. Todo por culpa de mi primo mayor, que cada vez que veíamos una cuando era pequeña me asustaba, ahora no puedo con ellas. En el sofá grande nos sentamos en este orden Carlos, María, Daniel y yo. En una silla Roberto y en el sofá pequeño David, en medio de la mesita había palomitas y vasos con cola. A mitad de película casi me abrace a Daniel, pero me contuve solo me acerque a él y me tape la cara. Él me miró divertido y me dijo bajito:
-¿No te gustan las pelis de miedo?- yo con la cabeza le dije que no, sin decir nada me paso el brazo por detrás de los hombros. Después me abrazándome un poco dijo:
-Tranquila, si tienes miedo simplemente no mires.- Mis nervios subieron, casi podía oír mi corazón latiendo alocadamente por todo el salón. Dentro de mí me decía que solo era amable que me veía como a una chiquilla, que no lo tuviera en cuenta. Solo que mi mente no dejaba de recordarme nuestros besos secretos. Al finalizar la película, María se levantó y encendió las luces diciendo:
-Si no fuera por los saltos de Emily la peli habría sido una mierda.- Carlos y Daniel coincidieron y los demás aprovecharon para burlarse llamándome miedica. Enfadada les dije:
-¡Si soy una miedica!, ¿Qué pasa?- Daniel puso orden diciéndoles que se callaran y recogimos antes de que vinieran sus padres. Al final nos convencieron para que fuéramos con ellos a unas discotecas hasta la hora de ir a casa. María me dejó un poco de maquillaje, nos planchamos el pelo. La verdad es que como mi pelo me llega a la cintura queda mejor suelto. Cuando bajamos se nos quedaron mirando, David silbó y dijo:
-¡Madre mía, estáis de muerte!- Los demás asintieron y David me dijo acercándose a mí:
-Cuidado con los lobos caperucita, ¿quieres un guardián?- Riéndome le dije que no me vendría nada mal, así evitaría a los borrachos y creídos de turno que te encuentras en esos lugares.
En una de las discotecas a las que fuimos reconocí a Víctor que estaba con Verónica y algunos de nuestra clase. María los vio y dijo:
-Esta con Verónica, ¡Mira, como se besan! Seguro que es un rollo de una noche y el lunes fingen que no ha pasado.- No se por qué aquello no me importaba mucho, ¿seria que ya no me gustaba como antes? Me lo estaba preguntando cuando Daniel nos llamo para qué fuéramos con ellos, estaban cerca de la barra. También estaban unas chicas de la clase de Carlos y David. Al vernos con ellos le dijeron a Daniel:
-¿Estas haciendo de canguro?- Eso me molesto bastante pero no dije nada, Daniel se rio y les dijo:
-No, solo quería que se lo pasaran bien, aunque siento cierta responsabilidad por traerlas.- Las chicas le alejaron de nosotras diciéndole:
-Nadia, quería hablar contigo sobre una cosa, ¡vamos, ven! Tus amigos pueden cuidarlas.-Daniel se giro y nos dijo que ahora volvía, María un poco cabreada me dijo:
-¡Pasa de todo! ¡Vamos a bailar!- Nos acercamos a la pista y se vinieron David, Roberto y Carlos con nosotras. Bailamos juntos hasta que el podio se quedo vacío, María me dijo que subiéramos, avergonzada le dije que no pero David me dijo que quería verme bailar. Nos ayudaron a subir y nos pusimos a bailar de manera un tanto provocativa. Carlos al rato subió con nosotras y nos dijo:
- ¡Haber como bailamos, que hay lobos! Puedo quedarme con vosotras y protegeros, me estoy aburriendo con tanta parejita.- No entendí que quería decir, pero le dijimos que si y lo pusimos entre las dos. Al rato todos querían bailar con nosotras, pero Carlos nos llevo a la barra y nos invito a un par de colas.
Nos sentamos en un rincón, desde donde vi a Daniel enrollándose con una chica. Eso si que me dolió bastante, Carlos me miro y le señalo a María diciéndonos:
-¿Ahora entendéis lo que dije de parejitas?- María al verme la cara me dijo que si la acompañaba al lavabo, le dije que si yo también necesitaba refrescarme un poco. Al llegar allí estaba casi llorando, ella me dijo:
-No hagas caso, mira solo será un rollo, no creo que sea enserio si no ya la habría llevado a casa y no la conozco. Si quieres vengarte ponte a bailar con David, o con Carlos, después pídeles el teléfono. Eso le dará a entender que eso no te ha dolido, que si quiere que te fijes en el tendrá que espabilar.- Cuando salimos del baño Carlos se reunió con nosotras, David me dijo que fuera a bailar con él y María me guiño un ojo. Me levanté y me puse a bailar con él, al rato me dijo:
-Emily, te veo seria, apagada. ¿Qué pasa? Sé que te gusta Daniel porque se te nota, dime que pasa.- Sin pensarlo mucho le señale donde estaba Daniel morreándose con esta chica, el bufó y me dijo:
-¡Sera cabrón! Nos pide a nosotros que no nos acerquemos a ti y ahora me lo veo enrollándose con Nadia otra vez.- Después me cogió de la cintura y me dijo al oído:
-¿Quieres hacerle lo mismo? ¿Una pequeña venganza?- Le mire extrañada, él al comprenderlo siguió diciendo:- Hacer lo que esta haciendo él, si nos sentamos y nos besamos se sentirá herido y cuando venga a pedirme explicaciones le diré que le hemos pillado.- Le dije que yo no era así, pero él me dijo que no me besaría de verdad, que solo me besaría en el cuello y me daría besitos tontos. Como una tonta me deje convencer y nos sentamos donde Daniel pudiera vernos si levantaba la cabeza. David empezó a besarme en el cuello mientras me abrazaba a su cuerpo, después me dijo suavemente:
-Creo que mañana tendré una buena bronca, nos esta mirando, ¡si las miradas matarán, estaría enterrado y todo! Ahora te besare pero no lo hare como un morreo pero cógete de mi camiseta fuerte y eso le parecerá algo muy intenso.- No muy convencida lo hice cuando me besó, Carlos le toco un hombro a David y le dijo:
-Tío, te estas metiendo en problemas, sé que se lo merece pero ella no, mírala esta toda aterrorizada.- Mire la hora en el reloj de David asustada porque ese beso no me había gustado nada y les dije que tenía que irme a casa, fingiendo mucha prisa, Carlos me dijo:
-Dame un momento y te acompaño, solo voy a avisar de que nos vamos.- Cuando volvió vino con Daniel, yo estaba hablando con David que me estaba dando su móvil. Carlos me indicó la salida, cuando llegamos me dijo:
- Como María también quiere irse, os llevara Dan, ¿vale?- Al ver mi cara de susto me dijo:- Tranquila no la pagará contigo, él que será mejor que se arrepienta es David. No quiero estar ahí cuando vuelva Daniel, ¡la que se va a armar!- Me apunté el número de Carlos para disimular, por el camino Daniel me dijo serio:
-Primero llevaremos a María y después te llevare a casa, tú casa queda más cerca de la discoteca donde hemos quedado.- No dije nada, llevamos a su hermana a casa y me quede asolas con él. Justo lo que no quería en ese momento, me sentía culpable y encima triste como si me estuvieran comprimiendo el corazón.
No hablamos en todo el camino pero al llegar a mi casa él me dijo:
-¡Ahora te gusta David! ¿Qué te pasa por la cabeza?, ¿No piensas en los demás o que?- Yo le mire con mirada acusadora y le dije:
-¡Me lo dices tú!, que estabas morreándote con esa chica. Yo solo me he dejado llevar por una rabieta, pero tú no tienes nada que decirme. No soy tu novia y tampoco creo que esto tenga que ver contigo.- Daniel suspiro y me dijo:
- ¿Y todo por que me has visto besando a esa tía? Pero si ni siquiera me gusta, solo ha sido porque me lo ha pedido para demostrar que no siento nada por ella. Me ha dicho que si después de eso no quería nada con ella lo aceptaría.- Le dije furiosa:
-¿Y la creíste? esas cosas no se hacen así. No puedes ir demostrando que no quieres a esa persona besándola, eso no lleva a que ella lo entienda. ¿Acaso a mí también me estabas demostrando eso cuando me besabas?- Después de un rato discutiendo, me calle y no dije nada más llorando, me sentía destrozada.
Daniel me dijo sin saber que hacer:
-No quiero que lo que teníamos antes cambie, pero ahora no se como arreglarlo, ¿Qué quieres que haga, que suplique que me perdones?- Yo le dije que no, pero después le conteste:
-Ahora mismo no se lo que quiero, me has hecho daño, te he hecho daño por lo que veo y no sé que hacer. Déjame pesarlo, primero tengo que afrontar lo de esta noche, no ha sido la mejor de mi vida.-Daniel se relajó y me dijo con tono sereno:
-De acuerdo, ya nos veremos. ¿Vendrás la semana que viene a mi casa?- Le conteste que no lo sabia, después me dio un beso en la mejilla y se fue.
Me pase las 2 semanas que quedaban para el festival de fin de curso, sin ir a casa de Daniel. Carlos y David me mandaban mensajes y me preguntaban que si podíamos quedar pero siempre ponía excusas para no ir. Siempre que me llamaba María me decía que Daniel estaba triste y que había preguntado por mí. Ella me dijo que le había dicho que no había podido ir por otras causas. Pero que las escusas se le estaban terminando y no le convencería por mucho tiempo.
El día del festival, estuve todo el día nerviosa salíamos casi los últimos y el salón de actos estaba hasta los topes. Nosotras estábamos en la sala continua vestidas con una falda oscura y un top azul claro. Los chicos retocaban el decorado y los de sonido miraban que estuviera todo a punto en la cabina.
Cuando salimos al escenario, me temblaban las manos pero cuando empezó la música se me paso todo el miedo. Nos salió muy bien, no cometimos ningún error y los demás hicieron bien todo. Al bajarnos del escenario estábamos eufóricas y gritando, cuando llegamos a la puerta nos felicitaban todos.
En la salida del instituto María, Maya y yo nos sentamos en un banco, al rato vimos a Daniel, Carlos, David y Roberto. Al verlos mi corazón me dio un vuelco, nos felicitaron. David después dijo guiñándonos un ojo:
-Bailando así no hay quien se burle, esperaba ver algún error pero nada.-Carlos le golpeó la espalda diciendo:
-La verdad es que se te caía la baba.-Roberto dijo que no era el único haciendo unas muecas, todos nos reímos y nos sentamos juntos. Sentía la mirada de Daniel sobre mi pero fingía no saberlo aunque también lo miraba. Estábamos hablando y David no paraba de bromear, me reia. Aunque Carlos me dijo tocándome el hombro:
-Emily, ¿Puedo hablar contigo? Solo será un momento, volveremos enseguida.- Me levante y le seguí un par de bancos más adelante. Después se sentó y me dijo:
-Emily, ¿Qué paso aquella noche que Daniel te llevo a casa?- Yo no sabia si decirle la verdad o callarme. Me senté y suspiré, guardé silencio un momento y se lo expliqué todo. Después le comente:
-Lo cierto es que aun me gusta pero necesitaba un poco de espacio quería olvidarme de ese día.-Carlos me dijo bajito:
-¿Entonces que vas a hacer? Estáis los dos resentidos, pero Daniel esta enamorado de ti y lo mejor es que tú también estas por él. Tendríais que olvidaros del pasado y mirar hacia delante, es difícil pero podéis hacerlo. Además Daniel se ha pasado estas dos semanas muy jodido, no era el mismo, sabe que ha metido la pata en esto. ¡Venga! Es bueno y se compromete mucho cuando alguien le gusta por eso esta tan mal.- Le mire de arriba a bajo y le dije:
-¡Haces bien de abogado! ¿Cuánto te paga?- Carlos se rio y me contesto:
-No me paga pero tendría que cobrarle, mira piénsalo mejor. Te daré su número y si quieres…..- Le paré y le dije que no, que si quería arreglarlo iría a su casa. Él dijo un vale y riéndonos volvimos con los demás. Medio en burla Carlos dijo mientras me guiñaba el ojo:
-¡Tíos!, ¡Me han dado calabazas!, ¿Vamos a por un helado?- Todos se apuntaron, incluso gente de nuestra clase. Cuando llegamos a la heladería éramos unos catorce así que juntamos varias mesas.
Nos sentamos y nos pusimos a hablar del baile, todos decían que había estado muy bien. Daniel se giro y me dijo con amabilidad:
-¡Es verdad, bailas muy bien!- Maya riéndose me miró y dijo que era cierto. También soltó que por eso había muchos chicos detrás de mí, colorada como un tomate les dije:
-¡Venga! No he sido la única que ha bailado bien.- Maya cambiando de tema dijo:
-¿Este verano también te irás al chalet de tus abuelos?- Le respondí que si, que íbamos todos los años. Le conté a María donde era y ella me dijo sorprendida:
-Creo que mis padres tienen algo alquilado por allí para este verano.- Cuando vino el camarero me di cuenta de que no llevaba dinero, en voz baja le dije a Maya:
-¿Puedes prestarme algo? No me he dado cuenta de que le di mi cartera a mi madre y no llevo nada encima.- Ella miro su cartera y me dijo:
-No tengo mucho, solo nos da para una copa a medias.- Daniel que lo oyó me dijo:
- No te preocupes yo te invito, no pasa nada.- Lo mire y le dije que no hacia falta pero insistió diciendo que merecía un premio por haber bailado tan bien. Intente pedirme algo barato pero Daniel me dijo cruzándose de brazos:
-¡Venga que no soy pobre! Pide algo bueno o me enfadaré mucho.- Así que al final pedí una copa de tres chocolates, Daniel y varios se pidieron lo mismo. Los demás pidieron cosas variadas, nos pusimos a charlar mientras nos traían los helados. Me di cuenta de que Aida intentaba ligar con Daniel y él hacia como si le hiciera caso, eso no me gustaba pero intente parecer indiferente.
Estaba centrada en mis celos cuando Víctor me dijo:
-¿Puedo probarlo? Es que quiero saber si me gustaría algo tan dulce. Prueba el mio es de fresa, ¡veras que bueno!- Sin pensarlo le ofrecí el mio y Víctor cogiendo mi cuchara lo probo, después me dio un poco del suyo con su propia cuchara. Por un momento nadie dijo nada, pero Verónica me fulminaba con la mirada. Sin hacer caso seguí comiendo mi helado tranquilamente, después salimos a la plaza y nos sentamos en el parque.
Fui de las ultimas en sentarme, como no quedaba mucho sitio me senté al lado de Víctor por que me había guardado el asiento. Estábamos hablando del viaje cuando Víctor pregunto:
-Emily, ¿tu bienes, no?-Le dije que si y que me hacia mucha ilusión, seguimos hablando sobre que ropa coger y que llevaríamos para el viaje. Como se nos hizo tarde cada uno se fue por su camino, pero Daniel y María me acompañaron a casa con la escusa de que tenia que darle el saco de dormir y la colchoneta. De camino a mi casa María dijo:
-¿Qué tienes con Víctor? Está muy atento contigo últimamente.- Extrañada le respondí:
-¿Yo? ¡Nada, es él! Esta raro nunca me ha hecho caso y ahora no se...…. ¿Tu crees que...?- no pude decirlo porque sentía como Daniel nos miraba atento. Aunque no dijo nada en todo el trayecto al despedirnos quedamos en vernos en verano.
Faltaban varios días para el viaje y María me había confirmado que pasaríamos el verano en el mismo pueblo, al final de su llamada me dijo:
-Oye mi hermano me ha pedido tu numero, ¿Te lo puedes creer? ¿Qué hago? ¿Se lo doy?- lo pensé y le dije que no me importaba que se lo diera, que hiciera lo que quería.
La noche antes del viaje estaba nerviosa pero contenta, mi madre había revisado mi mochila varias veces y lo había recogido todo lo que no cabía en una maleta pequeña.