Una cantidad ilimitada de sed de sangre salvaje y desenfrenada brotó del cuerpo de Qin Wentian. Los corazones de la multitud temblaban de miedo al contemplar la parte superior desnuda del cuerpo de Qin Wentian, donde las vías de sus vasos sanguíneos eran claramente visibles. Los rastros de los complicados grilletes se podían ver atascándose y enroscándose alrededor de sus vasos sanguíneos.
—¿Qué demonios es eso?
Muchos se quedaron asombrados. Mustang, que ya había puesto un pie en la arena, también estaba conmocionado. Viendo el peligro que Qin Wentian había corrido antes, Mustang había decidido revelarse para poder detener a Murong Feng si era necesario. No solo Mustang, sino también varios otros Ancianos se habían revelado, pero nadie se había dado cuenta. La atención de todos se centró en el cuerpo de Qin Wentian.
Qin Wentian colocó suavemente a Fan en el suelo mientras miraba con odio a Murong Feng.