La atmósfera en el carruaje se volvió sumamente extraña. Douglas parecía haberse olvidado de los dos hechiceros junto a él. Seguía haciendo más y más preguntas extrañas, y ni Fernando ni Lauren sabían cómo responder. ¿No eran todas tan pragmáticas como el sol saliendo del este y la fruta cayendo al suelo tras madurar?
No obstante, Douglas estaba tras ese status. Dijo a modo de disculpa.
—Disculpad. Tiendo a distraerme de vez en cuando.
—No pasa nada. A mí me sucede cuando me topo con problemas mágicos —respondió Lauren con una sonrisa, como si no le interesaran las extrañas preguntas de Douglas. Fernando abrió la boca pero al final no dijo nada.
Tras un breve silencio, Fernando y Lauren presentaron la situación en ese lado del Estrecho de Tormenta.