La oscuridad más densa cayó sobre la Fortaleza Helada y el Océano de los Ácidos, sirviendo como telón de un escenario para el nuevo Príncipe de los Demonios. Rugidos de dolor, ira, odio y sed de sangre aún resonaban en el vacío. Sonaban como una melodía de caos y matanza escrita en el Dialecto Oscuro para rendir homenaje a Gonheim por ascender al trono.
En otro nivel del abismo, en la seguridad del desierto donde habían muerto innumerables espectros extraños, se alzaba un enorme palacio hecho de un montón de huesos gigantescos. En la parte superior del palacio, un monstruo ilusorio con capa negra flotaba y observaba la dirección del Océano de los Ácidos. Su cara estaba tan seca y marchita que solo quedaba la piel, pero las llamas ardían ligeramente dentro de los ojos pálidos y huecos.