La expresión de Camil era de frialdad, pero sus ojos brillaban con sabiduría. Dijo con franqueza.
—Estás siempre feliz cuando lo ves. Compartes muchos temas con él siempre, pero sigues sintiéndote bien incluso cuando no habláis. Estar solo el junto al otro ya es bastante encantador. Y sigues mencionándolo cuando hablas con nosotros.
—Has imaginado con que se convierta en una mujer. ¿Es eso normal?
—Por él, elegiste no detener a los vigilantes nocturnos; por él, te enfrentas a grandes peligros y dejas de lado temporalmente tus responsabilidades. Distrajiste al Príncipe Drácula por él; lo protegiste del Semi-dios Lich. ¿Y te haces llamar amiga?
Natasha estaba totalmente sorprendida.
—Pero... pero él es un hombre. ¡Lo he estado ayudando porque somos buenos amigos!
Los ojos azules de Camil miraron fijamente a Natasha, hasta que Natasha empezó a sentirse un poco incómoda.