Manteniendo las manos juntas detrás de la espalda, Warren miró a las nubes del exterior a través de la ventana durante un rato, después caminó hacia el espadachín tuerto situado al lado de la puerta del estudio.
—Lorban, vigila a Leo y al hechicero, especialmente qué compran y adónde van —dado que todavía había una pequeña posibilidad de que Leo y el hechicero visitaran a Valentine por alguna otra razón, Warren necesitaba cerciorarse de su suposición era correcta. No obstante, aunque no pudiera asegurar sus intenciones, escribiría a los grandes nobles y les recordaría que estuvieran más atentos.
—Sí, Lord Warren —respondió Lorban con gran respeto.
Debido a lo que sucedió en el bar, Lorban sintió que, como uno de los mejores guardias de Warren, decepcionó al joven maestro. En ese momento estaba tratando de dejar una buena impresión en Warren con su actitud extremadamente respetuosa.