Yun Shishi levemente recobró la conciencia. Sintió sus entrañas voltearse a medida que su cuerpo se retorcía con mucho malestar. Sus pequeñas manos, torpemente, trataban de sacar su ropa.
Quería quitarse todas las cosas que la cubrían debido a ese extraño calor dentro de ella.
Su inhibición y raciocinio no funcionaban de manera correcta. Ella no sabía ni le importaba dónde estaba y sólo sentía que se ahogaba en una profunda caldera. Su abdomen bajo estaba encendido, pero su cuerpo estaba inexplicablemente frío.
Un lado estaba frío como el hielo y el otro estaba amenazantemente caliente. Era como estar superpuesto entre un mundo de fuego y uno de hielo.
La agonía podía enloquecer a cualquiera.
―¡Está muy caliente… Muy caliente… Sálvame… Sálvame por favor…!
Li Dongqiang observaba todo con despectivo placer.