—Tú... —Todo el robot tembló por la ira de Yuan Han. —Eh, sin duda te haré pagar algún día.
—¡No tendrás esa oportunidad! —GuShucheng dio un paso adelante mientras miraba a Luo Ying. Cuando se aseguró de que ella estuviera bien, espetó: —Independiente de lo que pienses, tus acciones de hoy han ido más lejos de lo que nuestra raza puede tolerar. Tanto los vampiros como toda la galaxia nunca te dejarán ir.
—Jajaja. —Se comenzó a reír, sacudiendo al robot. —¿De verdad pensaste que mi motivo de hoy era vengarme de ti?
—¿Qué quieres decir? —El corazón de Yao Si se apretó. Estaba a punto de sondear más, cuando de repente, una ráfaga de viento pareció haberla pasado.
—¡Su alteza! —Luo Ying, que antes estaba afirmada al abrazo de GuShucheng, se desplomó hacia ella de manera abrupta, empujándola hacia un lado. En ese instante, Yao Si vio pasar un rayo azul mientras pasaba por el brazo de Luo Ying.