Shen Yi no necesitaba explicar más. Lu Xinyi parecía que estaba a punto de presionar, pero sacudió la cabeza. Él fue la causa de este problema. Feng Zexian se había atrevido a lastimar a su esposa y Shen Yi no planeaba jugar suave esta vez.
Con un suspiro, Lu Xinyi cedió.
—Solo prométeme que no te lastimarías ni morirías. ¡No tienes permitido morir en absoluto! —ella dijo con frustración. La sola idea de perderlo le hacía doler el corazón con tanta añoranza y desesperación. No podía entender estos sentimientos que la inundaban. Era como si hubiera experimentado lo mismo una y otra vez, pero el dolor seguía siendo el mismo.
Cuando Shen Yi inclinó su rostro hacia el suyo, Lu Xinyi aceptó el suave beso.
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