¿Tratando de escabullirse y dañar a su esposa en su presencia? ¡Ja! ¡Deben estar sobreestimándolo! Shen Yi todavía estaba de mal humor cuando él y Lu Xinyi llegaron al estacionamiento del bar. La noche era fría, lo que obligó a Lu Xinyi a cerrar su chaqueta y a enterrar sus manos en los bolsillos laterales.
Al notar el estado de ánimo de su marido, Lu Xinyi se detuvo y le miró fijamente la espalda.
Shen Yi tomó su teléfono y llamó a su ayudante. No podían volver a casa cuando él estaba así. Al terminar su llamada, preguntó a su esposa preocupado.
—¿Estás bien? —Esperaba no haberla asustado antes. Trató de terminar la pelea lo antes posible.
Lu Xinyi le dio una pequeña sonrisa y se adelantó, tomando su mano para echarle un vistazo.
—Yo debería ser la que te pregunte si estás bien. —Su pulgar se deslizó sobre sus nudillos.
Shen Yi la miró fijamente, aliviado de que no le tuviera miedo.