Lan Xiaoli quedó tan estupefacta que se había quedado sin palabras. El presidente Shen la miraba amenazante, paralizándola de inmediato. Quería llorar de nuevo. ¿Por qué Lu Xinyi no le dijo que se reuniría con el presidente Shen hoy?
Se preguntó si su presencia molestaría al rey demonio. Estaba teniendo sentimientos encontrados sobre esto. ¿Debería irse y dejar en paz al presidente Shen y Lu Xinyi o quedarse para poder pasar su examen mañana?
No tuvo tiempo de decidir cuándo se abrió la habitación de Lu Xinyi. La pequeña demonio salió vistiendo una camiseta grande y un pijama, con el cabello ligeramente mojado indicando que se dio una ducha rápida.
—¿Cariño? ¿Qué te trae por aquí? —saludó ella a su esposo y besó su mejilla.
—Ayer dejaste tus notas en mi auto —repuso él mientras levantaba la mano derecha y se las mostraba a su esposa y mantenía la mirada en Lan Xiaoli..