—Entonces, ¿te gusta lo que viste hasta ahora?
Lu Xinyi lo miró de forma cautelosa. Tenía curiosidad de cuál era su opinión sobre ella. Shen Yi hizo una mueca, antes de mirarlo a medias.
—Mucho. Especialmente lo que veo debajo de ese camisón finito.
Los dedos de el en ese momento jugaban con la delgada correa del camino.
—Pervertido.
Lu Xinyi le golpeó el hombro, pero se ruborizó, lo que hizo que fuera adorable para Shen Yi. Ella se veía tan tierna cuando se ruborizaba.
—¿Por qué, esposa? Tú me lastimaste. Nunca escuché una queja anoche.
Él se rio entre dientes, lo que hizo que su pequeña esposa hiciera una mueca. Ella alejó la mirada ¿Por qué disfrutaba provocarla?
—¡No sé de qué hablas! —contestó ella resoplando y empujándole el pecho con las manos para que le soltara, pero no pudo.
—¿Oh? Entonces, déjame recordaste lo que hicimos anoche.