—¿Viste eso? ¡Puntaje máximo en la primera ronda! ¡Oh, por dios, Xinxin! ¡Te amo! —chilló Xiao Lan y le zamarreó mucho el brazo a Yuan Jun, lo cual lo irritó. La embarazada mujer lo estaba volviendo loco desde que Lu Xinyi se había hecho amiga de ella.
—Cálmate mujer ¿O te olvidas de que estás embarazada? —la retó a Xiao Lan, quien se ruborizó por la vergüenza y se sentó de nuevo en el asiento—. ¡Obviamente es Lu Xinyi! Puede superar cualquier obstáculo que se le aparezca en el camino ¿verdad presidente? —dijo girando hacia Shen Yi, quien estaba lleno de orgullo por la mujer.
—Sí—estuvo de acuerdo Shen Yi, lo cual causó que Yuan Jin revoleara los ojos. El hombre claramente estaba locamente enamorado de la esposa. A Yuan Jin no le sorprendería si el presidente Shen estuviera totalmente controlado con un látigo por la mejor amiga. Shen Yi no se unió a la conversación, pero miraba a la esposa como un halcón desde el cielo.