Por suerte para Lu Xinyi, ya habían regresado a la mansión Shen y ya estaban desayunando, cuando los mellizos decidieron hacer esas preguntas incómodas. Lu Xinyi fulminó con la mirada al esposo, quien estaba sonriendo ampliamente y que estaba sentado frente a ella con Shen Zhichen.
Lo golpeó en la espinilla y lo fulminó con la mirada.
—Mejor pregúntale al tío Yi. El probablemente sepa de dónde vienen –le contestó a la pequeña Yuyan.
Oh, ¿él no estaba ya intentado dejarla embarazada? Pero, porque ella quería ir a la Academia Hoja de plata, no podían tener un hijo hasta que ella haya terminado sus planes. Por lo menos, Lu Xinyi no se oponía a hacer el amor con él, si tenían la oportunidad de estar solos.