—Madre, ¿estás segura de que está bien aceptar a Lu Xinyi así como así? —Shen Huang todavía tenía algunas dudas sobre Lu Xinyi. Aunque veía que el hijo mayor estaba enamorado de ella y ella también de él, a Shen Huang le preocupaba que el hijo sufriera el mismo destino que el hermano de él.
—¿Cuándo fue la última vez que lo viste así de feliz? —le contestó la señora Shen, mientras que miraba a la pareja casada que estaba sentada en uno de los bancos del jardín y estaban murmurándose algo, mientras que los dos perros Akita jugaban y rodaban alrededor de ellos.
Shen Huang miró bien al hijo mayor y la nuera. En efecto, había pasado mucho tiempo. Desde que él se divorció de la madre de Shen Yi, este había dejado de sonreír y de pasar tiempo con ellos. Solo dejaba que lo llevaran a algunas ocasiones si estaban relacionadas con el trabajo.