En el exclusivo centro comercial que solo permitía gente rica y adinerada, Shen Yi se aseguró de que nadie los estaba siguiendo. Lu Xinyi estaba de buen humor mientras que sostenía el brazo de Shen Yi. Ella y su esposo no salían a un lugar público desde hacia mucho tiempo. Aún así, el disfraz que tenía puesto lo hacia lucir como una estrella de pop más que el rígido hombre de negocios que realmente era.
¿Cómo rayos podía lucir más joven con solo una camisa blanca, unos jeans y una chaqueta negra? Lu Xinyi, por otro lado, tenía una camisa holgada y jeans ajustados que resaltaban sus curvas.
Aunque Lu Xinyi no tenía los pechos gigantes que la mayoría de los hombres preferían en una mujer, Shen Yi adoraba sus amplios muslos, caderas bien definidas y −su preferido− trasero redondeado.