Después del largo silencio entre ellos, en el que él la abrazaba mientras lloraba, continuaron su camino hacia la casa de Shen Yi. Según él, les tomaría una o dos horas llegar, dependiendo del tráfico en la ciudad. Lu Xinyi se quejó y decidió tomar una siesta rápida, dándole a Shen Yi un momento de tranquilidad mientras conducía.
Sin embargo, su pequeño receso se acabó después de una hora, cuando Lu Xinyi se despertó y comenzó a buscar bocadillos dentro de su bolsa. Eran casi las siete de la tarde, pero estaban atrapados en un atasco.
—Shen Yi, tengo hambre —dijo Lu Xinyi. Llevaban casi dos horas en la carretera y todavía no habían llegado a su destino.
—…—la ignoró.
—Shen Yi —llamó de nuevo, haciendo pucheros en su asiento mientras le suplicaba.
—¿No dijiste que habías empacado algunos aperitivos antes de salir del crucero?
—Ya no queda nada —dijo, enfurruñándose en el asiento delantero—. ¿Ya llegamos? ¿podemos cenar algo en el camino?
—Ya casi llegamos. Espera un poco más.
—Bueno —dijo Lu Xinyi, pero su propio estómago no estaba de acuerdo con ella. Le lanzaba rugidos estrepitosos. Shen Yi se rió a su lado. Ella realmente estaba hambrienta.
—Oye, ¿deberíamos anunciar nuestro matrimonio a tu familia pronto? —preguntó. Todavía habían cosas que aún no decidían.
—No, no demasiado pronto. Puedo lidiar con mi familia. Podríamos anunciarles en un mes o dos, talvez. Mi padre seguramente sospechará de nosotros si les decimos ahora —respondió. Sabía que no podía mantener su matrimonio en secreto durante mucho tiempo, pero prefería tomar algunas precauciones. De lo contrario, Lu Xinyi podría salir herida.
—Mi prima regresará pronto del País D. Le pregunté si acaso podía quedarme en su casa.
—Pensé que ya habíamos hablado de esto. Te quedarás conmigo.
—Pero Xiulan y yo ya habíamos conversado al respecto, incluso antes de que me pidieras que me case contigo.
—Absolutamente fuera de discusión. Te quedarás conmigo, y eso es definitivo —replicó.
—Pensé que habías dicho que no me obligarías a hacer nada —le recordó Lu Xinyi.
—Hay algunas excepciones, Xinyi. Ya deberías saberlo —murmuró sombríamente.
—Está bien, está bien. Lo entiendo. Hablaré con ella. Al menos deja que lo hable con ella una vez que haya llegado.
Lu Xinyi concedió. Ella realmente no debería poner a prueba su paciencia. Eran una pareja de recién casados, pero, a diferencia del resto, todavía había cosas que no sabían el uno del otro. Ella dejó atrás el tema para no enfurecerlo.
Supongo que tendremos que ver y aprender. Ella era una de las que no creía en el "amor a primera vista", pero después de conocer a Shen Yi, comenzó a cuestionarse a sí misma.
—¿Crees en el amor a primera vista? —preguntó ella, mirando por la ventana.
—¿Por qué preguntas?
—Nada, solo curiosidad.
Ambos se callaron, lo cual no era sorprendente, pero Shen Yi habló.
—¿Debo pasar por tu lado de nuevo para que podamos comprobarlo?
—¿Q-qué? —Lu Xinyi escupió. La sonrisa de Shen Yi se curvó.
—Eres imposible.
Shen Yi y sus coqueteos eran demasiado para ella. Hubo una vez que estaban cenando en el crucero cuando él le preguntó de la nada si acaso le gustaban las ofertas. Y cuando ella le preguntó por quéél estaba haciendo una pregunta así, su respuesta le dio un ataque de tos:
—Porque si estás buscando una buena oferta, en mi casa se rebaja la ropa al 100% —le respondió
Lu Xinyi quería sacarle la mierda por decir algo así en un lugar público. ¿Por qué diablos estaba soltero si podía coquetear con ella de esta manera?
El auto giró a la izquierda hacia el vecindario. Lu Xinyi permanecía absorta en sus pensamientos antes de que realmente prestara atención a dónde estaban. Frunció el ceño. Las casas de este vecindario…¿acaso era este algún tipo de subdivisión exclusiva? Ella nunca había estado en un lugar así antes.
Shen Yi redujo la velocidad del auto, viendo su casa cerca de ellos.
—Llegamos.
Los ojos de Lu Xinyi se abrieron a lo largo y ancho al ver el lugar. Su casa era de 2 pisos y tenía un patrón blanco y gris. Habían algunos árboles en el patio delantero para dar algo de sombra en el camino hacia la entrada.
—¿Esta es tu casa?
—Nuestra casa —Shen Yi la corrigió—. Bienvenida a casa, mi querida esposa.