El estado de ánimo de Yu Lili era mucho peor que cuando él la había recogido.
Ella se sintió sorprendida. Se dio la vuelta y miró a Ou Ming con una sonrisa amable.
Algo indescriptible brilló en los ojos de Ou Ming. Estiró la mano para pellizcarle la cara y dijo: —No me mires así. Es peor que llorar.
Yu Lili hizo un puchero y le tocó la mejilla que él le había pellizcado. Bajó la cabeza y él preguntó: — ¿En serio?
—Sí, —respondió Ou Ming. Él la miró seriamente. —Dime lo que pasó.
—Yo…
—Si descubro que me estás mintiendo, te castigaré severamente, —Ou Ming le pellizcó la nariz suavemente.
Cautivada por su comportamiento, Yu Lili movió sus labios en una leve sonrisa y dijo: —Acabo de escuchar algunas malas noticias.
Ou Ming levantó las cejas y le indicó que continuara, — ¿Y?
—Escuché que una vez llevaste a Shen Manting a ese restaurante de fideos.