—No tan bien —comentó Cheng You.
Rong Rui escuchó eso, tomando a la niña con una mano y sosteniéndole la cabeza en su lugar con la otra mano. Mordió los labios de Cheng You y le preguntó:
—¿Me veo bien?
—No tan bien.
Rong Rui le dio otro mordisco.
—¿Que tal ahora?
—¡Terrible!
Rong Rui la abrazó y la besó, feroz como un lobo, pero no tenía el corazón para ser demasiado agresivo. El beso ligero se hizo profundo. Cheng You fue seducida, y pronto respondió de a poco.
—Gua... —la niñita quedó excluida, llorando fuerte y agitando sus pequeños puños y pateando.
Cheng You empujó a Rong Rui y recogió a la niña.
—Panpan, no llores.
Rong Rui se echó a reír y tocó la carita de la niña.
—Ella que es tan joven ya sabe cómo destruir el buen momento de papá. ¿Qué pasará cuando crezca? —comentó él.
—¡Vete! —Cheng You lo empujó—. ¿No dijiste que saldrías? ¿Por qué sigues aquí?