Su Qianci se sonrojó aún más, le desabrochó el pantalón y metió la mano hacia el interior. Li Sicheng le agarró la mano para guiarla. Ruborizándose, ella cerró los ojos. En el momento crítico, alguien llamó a la puerta. Ella quiso quitar la mano enseguida, pero él la detuvo.
—Casi —gimió Li Sicheng y le sostuvo la mano... Él gruñó y terminó. Se limpió antes de ir a abrir la puerta. Era quien él esperaba. Ella también se levantó y miró hacia afuera.
Parado en su puerta, había un hombre de unos veinticinco años. Con cabello corto y piel bronceada, se le veía sano y atractivo. Sus rasgos se parecían a los de Li Sicheng, pero Li Sicheng tenía un aspecto más frío y tranquilo, mientras que aquel hombre parecía peligroso, inteligente y arrogante. Era bastante alto, incluso un poco más alto que Li Sicheng, y mucho más musculoso. En un día tan frío, solo llevaba puesta una camiseta negra sin mangas ajustada, dejando al descubierto sus abultados bíceps.