Tang Mengying quería moverse, pero Su Qianci se aferró a su cabello. Al ver la palma de su mano caer, Tang Mengying quería luchar, pero la abofetearon incluso antes de que pudiera levantar la mano. Luego, siguieron la segunda, tercera y cuarta bofetada...
Como si estuviera loca, Su Qianci abofeteó a Tang Mengying en la boca con el dorso de la mano, lo que llamó la atención de todos.
—¡Desvergonzada, desvergonzada, desvergonzada!
Mientras golpeaba a Tang Mengying, Su Qianci rugió. Sorprendida, Nanny Rong no intentó detenerla.
¡Bien hecho! ¡Se lo merecía!
Nanny Rong se secó los ojos y miró fríamente.
Li Sicheng estaba hablando con el abuelo y la puerta estaba abierta. Al escuchar la voz de Su Qianci, se puso nervioso enseguida y salió corriendo. Al instante, la vio golpear a alguien con fuerza.
—¡Desvergonzada, desvergonzada! —gritó Su Qianci sollozando.