El corazón de Su Qianci se aceleró. Al ver su mirada desconcertada, ella negó con la cabeza una y otra vez.
Los ojos de Li Sicheng se oscurecieron, pero de todos modos entró.
Su Qianci lo vio entrar y se sintió aliviada. Sin embargo, enseguida se dio cuenta de que había más condones más en la habitación.
Li Sicheng entró en la habitación y vio una capa entera de condones en la maleta. Sus ojos se iluminaron de repente.
Luego, miró a Su Qianci y se burló:
—Así que la tienda de comestibles.
La cara de Su Qianci estaba ardiendo, arrojó la pequeña caja en su mano a la maleta y tartamudeó:
—No sabía si fueron puestas ahí por Nanny Rong... No fui yo...