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Aunque Lin Li había visto a muchos que decidían traicionar a su propio equipo en el último minuto, era la primera vez que era testigo de tal extremo. La idea de lo armonioso que había sido el trío cuando se burlaron y se mofaron con desprecio, justo en ese momento yuxtapuestos con la rapidez con la que se volvieron uno contra el otro fue muy espantosa.
—¡Largaos! —agitó sus manos con impaciencia, sin saber cómo lidiar con tales seres, incorregibles y egoístas.
—Nos iremos de inmediato, de inmediato... —dijeron ambos hombres con alivio. La orden de que se fueran era un gran consuelo para ellos.
—Gracias a Dios, nuestras vidas se salvarán...