Enmascarando su malestar, Xia Ling continuó con la tercera línea. Como los lirios al lado del camino, perdidos en el tiempo. Incapaz de diferenciar si el gentil tú es real o un sueño.
Sus lágrimas cayeron sin advertirla. Los fragmentos de sus recuerdos pasaron a través de su mente. Un verano cualquiera, había un montón de lirios al lado del camino, maravillosamente floreciendo en la briza del verano. Un joven y alto hombre parado contra la luz, sonreía a la pequeña niña frente a él con su mano extendida y le decía: Xia Ling, ven a casa conmigo.
Xia Ling, ven a casa conmigo.
La voz era baja y fascinante, como una maldición, haciendo que su voz se entrecortara.
Más imágenes fluyeron en su mente, el elegante bungaló en las montañas, el hombre sosteniendo la mano de la joven y presentándola a su familia. Esta es Xia Ling, la joven que adopté. Espero que le den la bienvenida dentro de la familia y la traten bien.