Bo Jiu sabía que tenía que asumir la responsabilidad, lo que en realidad era algo que quería hacer. Sin embargo, en el futuro, el Todopoderoso lamentaría la decisión de hoy.
Por lo tanto, no podía dejar que las cosas se intensificaran hasta tal estado.
En toda su vida, solo quería una cosa: cuando era joven, había sido Qin Mo.
Después de haber crecido, todavía era Qin Mo.
Se inclinó hacia atrás, suspirando de pena mientras se protegía los ojos.
Siempre habría alguien a quien quería pero no podía conseguir.
Por miedo a un cambio de opinión algún día, hubo momentos en los que egoístamente pensaba en cómo podría ser suyo.
No era buena cocinera, pero aun así podía hacer un tazón decente de fideos instantáneos; y podía ganar dinero.
Al Todopoderoso le encantaba leer libros de psicología, así que le construyó una estantería gigante.
Sin embargo, lo que era aún más importante para él era atrapar a los criminales.