—¡¿Por qué no puede la fórmula ser más directa, por qué tiene que ser así de complicada?!
Fu Jiu tenía el hábito de morder la punta de la lapicera cuando aprendía física, ella también se volvía mucho más habladora, un fuerte contraste con su usual silencioso y frío estilo.
Qin Mo bajó la mirada para mirar la cabeza esponjosa del joven y, en ese instante, esa usual enojada persona parecía bastante adorable. Él reprimió la urgencia de tirarlo hacia sus brazos. Tenía ligeramente curvada hacia arriba las comisuras de la boca.
Estaban cerca.
Fu Jiu levantó la cabeza y vio la sonrisa del Todopoderoso. Ella no puedo evitar memorizar la belleza de esta y tuvo que sacudir la cabeza para aclarar su mente.
Qin Mo frunció el ceño ante las acciones de ella.
—¿Por qué sacudes la cabeza?
—Hermano Mo, ¿no te sientas estresado de ser tan apuesto?
Fu Jiu intentó desviarlo del odioso libro de física.
La mirada de Qin Mo pasó por el joven.