En un instante, Fu Jiu vio que los ojos de la tía Zhang perdieron el brillo, así que rápidamente estiró la mano. Sonrió ligeramente y se veía muy apuesta.
—Obvio que me gusta. El estofado de carne que preparaste, tía Zhang, era fuera de este mundo. Los pijamas deben de ser cómodos también...
La tía Zhang de repente se sintió muy confiada, luego de que la alabó el joven hombre. Se le iluminó todo el rostro y hasta se ruborizó un poco por ninguna razón. El joven jefe Jiu era de hecho muy gentil y era una clase de chico totalmente diferente a su propio joven jefe.
Fu Jiu estaba a punto de decir más encantos, pero Qin Mo se apoderó de la conversación y sonó indiferente.
—Si te gusta tanto la tia Zhang entonces quédate esta noche.
Fu Jiu calló.
¡El todopoderoso le estaba tendiendo otra trampa!
—¿Eh? ¿El joven jefe Jiu no se va a quedar?
La tía Zhang miró al joven hombre que estaba enfrente de ella y sonó un poco decepcionada.