Aunque Ji Ning había tomado el control sobre el globo verde de jade tan rápido como pudo, algunas Bestias Insecto murieron. Ahora quedaban cincuenta y uno.
Después de atar el globo, Ning ejerció de inmediato su control sobre las Bestias Insecto y ordenó:
—¡Alto! ¡Rodeen a esos golems!
Las Bestias Insecto obedecieron al instante y comenzaron a rodear a los Golems Infernales. No tenían escapatoria.
...
Dentro de la calabaza dorada, el poder divino de Arroyo se estaba agotando a una velocidad increíblemente rápida, pues el poder de esas dos corrientes de energía continuaba moliendo su cuerpo. Como su alma estaba vinculada a los Golems Infernales podía ver todo lo que sucedía afuera.
—Aquellos que matan a otros y toman sus tesoros están destinados a ser asesinados.