Morir llena de miedo a la gente. Morir 100 veces hará que la gente se adormezca. Morir 1.000 veces puede hacer que uno se sienta perdido. Morir 10.000 veces...
Eso puede hacer que alguien se sienta como si ya no fuese humano.
Tal experiencia dio origen al dolor, un dolor que los competidores sólo podían esperar llegara a su fin. Un dolor que se extendió a los corazones de todos. Sus corazones se llenaron de tormento hasta el punto de que sus Daos estaban en peligro de perderse.
Esta prueba de fuego era como una enorme piedra de moler, que lentamente aplastaba sus voluntades al girar y girar.
Más y más gente se dio por vencida en tratar de defenderse. Si defenderse 10.000 veces seguidas no sirvió de nada ¿Cuántas personas habían allí que pudieran perseverar...?
Meng Hao perseveró. Cada vez que se despertaba, continuaba luchando y matando a las bestias que lo atacaban. 10.000 veces.