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Habló como si Duan Ling Tian seguramente moriría hoy.
—¿Qué? ¿Aún ahora piensas que puedes matarme?
Cuando se enfrentó a la sobreestimación de sus habilidades por parte de Ye Xiang, Duan Ling Tian no pudo evitar reírse con desdén.
—No puedo matarte, pero los expertos en mi Clan Ye son numerosos como las nubes. Matar a un niño como tú es extremadamente simple. Ye Xiang se limpió la mancha de sangre con la comisura de los labios mientras reía con frialdad. Entonces, de esta manera, no importa qué, ¿no puedo escapar de la muerte? Incluso si te mato ahora, ¿no tengo que tener ningún escrúpulo?
Duan Ling Tian sonrió mientras daba un paso adelante. Sus palabras hicieron que la cara de Ye Xiang se pusiera pálida, y él gritó a toda prisa.
—Chico, si das otro paso adelante, haré que ese humilde servidor a tu lado muera sin muerte.
Justo en este momento, Duan Ling Tian, cuyo rostro se había hundido, atacó una vez más.