—Con tu talento natural, de no mediar ningún contratiempo, no debería ser un problema para ti ingresar al Campamento de Prodigios del Ejército de Sangre de Hierro.
Lin Zhuo miró a Xiao Yu mientras sonreía.
—Ingresar no es difícil, pero no es fácil permanecer con vida allí dentro... En los últimos 30 años, al menos cerca de cien discípulos prodigios de los tres grandes clanes de nuestra Ciudad Aurora han pasado la prueba e ingresado al Campamento de Prodigios, pero no han salido con vida.
Xiao Yu parpadeaba.
—Todos han estado hablando de ese tal Campamento de Prodigios del Ejército de Sangre de Hierro por tanto tiempo. ¿De qué se trata? —preguntó Duan Ling Tian para tratar de despejar la duda que lo había estado carcomiendo.
—¿No conoces el Campamento de Prodigios del Ejército de Sangre de Hierro?
Lin Qin miró a Duan Ling Tian como si se tratara de un alienígena.
—¿Es tan extraño que no sepa? —repreguntó Duan Ling Tian.