Leylin había sellado previamente la fuerza de su linaje para evitar que la maldición estallara. Naturalmente, podía anular el sello en momentos de peligro y recuperar su fuerza en la cima del rango 5, pero la maldición podía absorber aún más energía suya cada vez que lo hacía.
Aunque volviera a sellarse exitosamente, el tiempo que le quedaba se reduciría siete meses. A Leylin sólo le quedaban dos años, a menos que fuera absolutamente necesario, definitivamente no lo haría.
No obstante, no tendría más opción que usar ese método en tiempos de crisis, aunque la ayuda temporal resultara en un riesgo a largo plazo. Las frías pupilas de Leylin estaban fijas en el Hechicero de rango 5 frente a él.