César miró a Linley con sospecha y dijo: —¿Qué? ¿Puede ser que esa pequeña niña del clan Leon no sea su prometida?
—¿Prometida? —articuló esa palabra.
Al ver la reacción de Linley, él pareció entender algo. Riendo, dijo: —¡Jaja, qué divertido, qué divertido! Maestro Linley, debo decir que, esa pequeña Señorita Delia del clan Leon ha pasado muchos problemas por su bien. Ella gastó mucho tiempo, mucho esfuerzo, y también oro con el fin de comprar esa escultura suya, 'Despertar de un Sueño'.
Linley miró inquisitivamente a César y dijo: —Sr. César, ¿puede decirme donde usted escuchó que Delia era mi prometida, y que íbamos a casarnos?
César acarició su barba. Con encanto, dijo: —No debo decirlo, no debo decirlo.