A medida que él cerraba la puerta del estudio, Merritt escuchó las palabras de Alice. Él no pudo evitar girar hacia Alice con una sonrisa.
—Señorita Alice, vamos a discutir los asuntos referentes a clan Debs. No podemos discutirlos abierta y públicamente, ¿no es así? Si Su Majestad fuese a saberlo, entonces estaría en serios problemas. Debe saber que estoy tomando riesgos serios por el bien de su clan Debs. Mejor dejemos la puerta cerrada.
Alice estaba aturdida.
En términos de juego de palabras, ¿cómo podría Alice igualar a ese Lord Merritt, quién se había enfrascado en los más altos niveles de las intrigas cortesanas por tanto tiempo?
Sonriendo, Merritt caminó, pasándole por un lado. En frente de la estantería había dos sillas y una mesa redonda. Merritt a menudo charlaba allí con algunos de sus amigos.
Merritt se sentó primero, entonces observó a Alice y dijo: —Alice, debes sentarte.