El Banco Dorado de los Cuatro Imperios era un banco que había sido establecido por los Cuatro Grandes Imperios del continente Yulan. Las personas que eran capaces de abrir una cuenta y obtener una tarjeta de cristal mágico en el banco eran indudablemente personas con gran riqueza. Dado que la tarjeta en sí costaba cien monedas de oro, las personas normales no estarían dispuestas a separase de tan gran suma.
Diez mil monedas de oro, si se dividiesen en sacos del tamaño de una mano, llenarían cien sacos. Incluso un saco de arpillera de arroz sería llenado a la mitad además de ser muy pesada.
—Cien monedas de oro se fueron así de rápido.
Saliendo del local sucursal del Banco Dorado de los Cuatro Imperios dentro del Instituto Ernst, Linley no pudo evitar suspirar para sí mismo. En ese punto, al costado de su pecho, había una tarjeta de cristal mágico de su propiedad.
Linley sabía que mientras continuase viviendo en el Instituto Ernst, si ponía una enorme pila de monedas de oro en su dormitorio, no estaría a salvo. La opción más segura era ponerlo todo en una tarjeta de cristal mágico.
Era conocido que el costo para crear la tarjeta no era bajo. Había tomado a los maestros forjadores de oro siglos de desarrollo, y cada tarjeta solo respondía a la huella de su propietario. Así que cada tarjeta de cristal mágico solo podía ser usada por su propietario original.
Esa era la razón del por qué las tarjetas de cristal mágico costaban cien monedas de oro.
—Con esas diez mil monedas de oro, mis gastos de manutención en el Instituto Ernst serán cubiertos más que suficientemente, e incluso me sobrará mucho. Incluso también puedo ayudar a mi padre.
Linley estaba muy feliz.
El brazo de Yale estaba alrededor de los hombros de Linley, y silbaba en un tono bajo mientras miraba encantadamente al cercano Rand y a sus hermanos.
Rand y los otros tres niños habían sacado el dinero de su manutención, y los cuatro de ellos tenían, tal vez, solo mil monedas de oro sobrantes. Pero afortunadamente, el año escolar estaba a punto de culminar.
Reynolds y George estaban sonriendo calmadamente, incluso estaban bromeando con Linley a un lado.
Pero la verdad era, que ni Reynolds ni George habían sufrido tanto en el pasado.
—Segundo hermano, tercer hermano, cuarto hermano, mañana es final del mes y mi padre vendrá. En ese momento, prepararé carruajes y guardias. ¿A dónde deberíamos ir? —sugirió Yale.
—¿La Capital Santa?
Lo ojos de Reynolds, George y Linley brillaron.
En la Ciudad de Fenlai, la Capital Santa no era una ciudad ordinaria.
—La Capital Santa es una idea genial. En el camino hacía aquí desde el Imperio O'Brien, me quedé en la Ciudad de Fenlai por dos días. No tuve la oportunidad de visitar muchos lugares aún —dijo Reynolds con rapidez.
George y Linley asintieron.
—La Capital Santa tiene muchos lugares para visitar. Mañana los llevaré y expandiré sus horizontes —dijo Yale misteriosamente.
...…
Al amanecer del día siguiente, Yale y los otros habían desayunado juntos, y luego se dirigieron a la puerta principal del Instituto Ernst y comenzaron a esperar al carruaje escoltado de Yale.
Después de esperar por dos horas, el carruaje aún no llegaba.
—Squeak squeak —Bebé, colgado en el hombro de Linley, comenzó a chirriar.
—Bebé se está poniendo impaciente. Yale, nos trajiste aquí temprano en la mañana, pero el carruaje aún no llega —dijo Reynolds con descontento, mientras Yale se reía nerviosamente—. Yo tampoco lo sé, ya deberían estar aquí.
Linley solo acariciaba la cabeza del pequeño Bebé.
—Ahí están —gritó Yale de repente con fuerza.
George, Reynolds y Linley, que estaban a punto de caer dormidos, giraron a ver. A lo lejos, realmente había cuatro carruajes y cientos de guardias montados apurándose hacia ellos en masa. Sobre la formación incluso habían siete u ocho Grifos, y de los cientos de jinetes más de diez estaban montando bestias mágicas tales como el Toro Vampírico de Hierro o Lobos de Viento.
—Así que la división de guardias del clan Yale es tan formidable.
Linley no pudo evitar sentirse sorprendido. Los ojos de Reynolds y George también brillaban.
Doehring Cowart estaba sentado a un costado de Linley, disfrutando el sol. Al ver a la división de caballería, sus ojos también brillaron. Muy poco después, los cuatro carruajes y cientos de jinetes arribaron a la puerta principal. Tres magos salieron a saludarlos a la puerta.
Un hombre de mediana edad, dio un paso al frente de los cuatro carruajes. Pero antes de hablar con los tres magos él caminó hacia Yale.
—Segundo Tío, ¿por qué les tomó tanto tiempo? —dijo Yale con descontento.
Ese 'Segundo Tío' de Yale de inmediato rio y dijo: —Jaja, ¿te estabas impacientando? Muy bien tus carruajes ya están listos. El último está lleno con algunos bienes. Los despejaré y así tendrás lugar para sentarte. Vas a la Capital Santa, ¿cierto?
—Cass, lleva a los otros tres contigo. Eres responsable de proteger al joven maestro Yale —ese 'Segundo Tío' ordenó.
A una cierta distancia, un jinete calvo desmontó de inmediato, caminando al frente de Yale, se inclinó.
—Cass da sus respetos al joven maestro Yale.
Al costado de Linley, los ojos de Doehring Cowart brillaron y dijo: —Linley, ese hermano tuyo definitivamente es extraordinario. Basado en como desmontó y en sus ojos, puedo sentir que ese Cass es un experto más fuerte que tu tío Hillman. Además, ese halcón en su hombro debe ser una bestia mágica de séptimo rango llamado 'Halcón de Trueno de ojos azules'.
Para que Cass fuese halagado por Doehring Cowart como un 'experto' significaba que definitivamente no era alguien ordinario.
—Linley, vamos. Entra al carruaje rápidamente. Dirijámonos a la Capital Santa —dijo Yale.
Linley los otros tres entraron en el carruaje. El interior era muy espacioso, y los cuatro no estaban en lo absoluto apretados, el conductor del carruaje comenzó a dirigirse en dirección a la Ciudad de Fenlai, la Capital Santa.
Cass y los otros tres jinetes los siguieron desde atrás.
En los gabinetes dentro del carruaje había frutas, miel, y vino. Los cuatro hermanos comenzaron a comer, beber y charlar dentro del carruaje. El Instituto Ernst estaba a solo veinte kilómetros de la Ciudad de Fenlai, así que después de hora y media llegaron.
Dejaron el carruaje.
Bajo la protección de Cass y los otros tres, el grupo de Linley comenzó a vagar por la Ciudad de Fenlai.
—Oigan, ¿a dónde vamos? La Ciudad de Fenlai tiene una cantidad increíble de lugares para divertirse. La Ciudad de Fenlai del Este tiene muchos lugares lujosos para gastar el dinero con muchas meseras hermosas, mientras que la Ciudad de Fenlai del Oeste tiene muchos museos de arte, tales como la famosa Galería Proulx —Yale era muy conocedor sobre la Ciudad de Fenlai.
—¿Meseras hermosas? Okey okey, vamos a la Ciudad de Fenlai del Este —los ojos de ese travieso y pícaro, Reynolds, comenzaron a brillar.
—Solo es la tarde. Esos lugares solo son divertidos en la noche. Pero por supuesto también podemos ir ahora —dijo Yale riendo.
Linley sentía algo de reservación hacia esos tipos de lugares así que dijo: —Yale, olvídalo, ¿cuál es el punto de ir a esos lugares siendo niños? ¿Justo ahora mencionaste la Galería Proulx? Ya que la Galería Proulx se nombra a sí misma igual que al Gran Maestro Proulx debe ser extraordinaria. Vamos a comprobarlo.
Proulx, el escultor número uno en la historia del continente Yulan.
—¿El Gran Maestro Proulx? También he escuchado de él. En el pasado, una de sus esculturas fue vendida por el precio de muchos millones de monedas de oro. El nombre se esa escultura era 'Esperanza'. Millones de monedas de oro. Mi dios. Qué rico.
Reynolds suspiró.
George rio con confianza.
—En la historia de la escultura, desde el comienzo hasta ahora, ha habido incontables esculturas de piedra. En el top diez de esculturas, cualquiera de ellas vale millones de monedas de oro. Y de esas esculturas del top diez, dos de ellas fueron hechas por el Gran Maestro Proulx. ¡Él puede ser considerado la persona número uno en la historia de las esculturas de piedra!
Linley dio un respiro de aire frío.
¿Millones de monedas de oro?
Qué enorme cantidad era esa. Incluso si su clan vendía su hogar ancestral, solo serían capaces de obtener cien mil monedas de oro.
—Vamos comprobarlo —dijo Linley de inmediato.